Casa Manolo

Buena cocina de comida clásica, el servicio no fue muy destacable, el camarero que atendió en terraza un poco borde y el servicio dejó mucho que desear. No me gusta el detalle de cobrar un 10% adicional por terraza.

Otro gran bar de Triana de los de toda la vida (en blanco y negro o en sepia), de barra grande de aluminio, camareros con camisa blanca, tapas clásicas (todas riquísimas) y mucha Cruzcampo de tirador helado.
Con cero miramientos en la decoración y elaboración de los platos (ni es su fuerte ni necesita que lo sea), este ‘peaso’ de bar trianero te pone unas tapas como si no hubieras comido en 20 días. Los flamenquines se salen del plato por ambos extremos, y los san jacobos son grandes como la ‘tapaera’ de un contenedor de basura. Con solo uno de estos, pueden comer dos personas perfectamente. El queso arde, como debe ser.
La relación calidad-​precio-​cantidad es buenísima, y la ubicación (junto al Altozano) difícilmente superable.
Si un turista comiera aquí, saldría con una sonrisa de oreja a oreja, porque no sólo saldría con el estómago lleno de buena comida, sino también por el trato recibido: cordialidad, confianza y respeto a partes iguales, con un trato cordial pero amigable. Esta gente saben cómo tratar a la gente que va a su local para que repitan.
Tienen salones bastante bien acondicionados para comer más apartado del bullicio de la barra, pero aquí lo auténtico es come en plena barra sentado en un taburete. Hay cositas que no se pueden perder.
Opino que este tipo de sitios tienen que mantener la esencia antigua del barrio, del arte de la barra y la hostelería andaluza, de su comida casera y nuestra potente gastronomía.

Con esto de moverme por Nevión y el centro, Triana es un lugar con mucho por descubrir.
Casa Manolo está situado en un lateral del Mercado de Triana, un sitio clásico que, a primera vista, puede aparentar ser un lugar de ticket elevado y más orientado a un público mayor. Sin embargo, aunque sea un sitio de manteles en mesa y camareros con un lazo al cuello, es un sitio que no es nada caro y en el que se come bastante bien.
La carta es variada, quizás demasiado extensa, abarcando fritos, especialidades (entrecot, chuletón, etc.) y tapas clásicas como las espinacas con garbanzos. En el salón se pueden tomar tapas y raciones, hay buenos montaditos y los guisos (chocos a la riojana o la carrillada) son altamente recomendables.
Comida casera a buen precio y servido en raciones contundentes, un sitio a explorar más veces.

El mejor sitio para COMER en Triana!! trato por parte del personal genial y la comida deliciosa y abundante, para no quedarte con hambre vamos!

We went to dinner here after having a drink at the bar the prior night. This appears to be a neighborhood spot. It has tasty, simple fare at reasonable prices. The ambience is NYC diner but the service is warm, friendly and attentive. Las espinacas y las lentejas were delicious. We were especially pleased that our delightful waiter found plain rice for our picky eater. A great find in a great neighborhood.

Clásico entre los clásicos. En pleno barrio de Triana, muy cerca del puene y linda con el Mercado del Barrio. Tapas y platos variados, todos muy de la tierra y a buen precio. La decoración es algo antigua pero probablemente si lo renovasen, perdería parte de su singularidad. No dejen de pedir el Sanjacobo Si no comen mucho, pidan ese plato para dos, es enorme. Que disfruten!

tipico, tipico, tipico de triana. calidad precio buenisimo. hoy nos pegamos una tapa de caña de lomo y 2 cervecitas x 4 €. me encanta sevilla.

Bar típico de Triana para tomarse unas tapas de toda vida y una cerveza bien fría. Se encuentra muy cerca de la Plaza del Altozano, por lo que es un sitio bastante popular y conocido en el barrio que además está a un tiro de piedra de la otra orilla porque no hay más que cruzar el puente y girar a la derecha para disfrutar de él.
No he estado nunca sentado en una de sus mesas comiendo formalmente, pero sí en la barra tomando unas tapas y donde puedes disfrutar igualmente de lo que ofrecen: unas tapas caseras de toda la vida bastante bien hechas y con el sabor añadido de un esos bares de toda la vida a los que el tiempo apenas ha cambiado. Ensaladilla, espinacas con garbanzos, un montadito o unos boquerones fritos son ejemplos de lo que puedes encontrar en este sitio.
Si estás por Triana y te apetece comer aquellas cosas que el tiempo ha convertido en clásicos, déjate caer por Casa Manolo.

Muy castizo, con tapas sencillas pero buenísimas. Mi recomendación: las espinacas con garbanzos, picantitas y deliciosas.

Ya vienen las carretas del Rocio a Triana, todos corriendo por el puente de Triana para llegar a la Iglesia de la O antes que el Simpecao de La Hermandad de Triana, sevillanas, cervezas, tamboril, cervezas, flauta, cervezas, olé olé, cervezas… No es que yo sea un apasionado del Rocio pero si hay un poco de fiesta me gusta y la entrada de las carretas es algo mas que mirar, y cuando ya se ha acabado todo y cada mochuelo a su olivo tienes que buscar donde te den de comer porque no te apetece lo mas mínimo meterte en tu cocina y antes de salir de Triana nos encontramos las mesas de la terraza de Casa Manolo.
Casa Manolo es un bar de toda la vida con intentos de modernización en los años 70, tiene una barra en forma de U que seria la envidia de todos los bares mas modernos de Barcelona. Los camareros, hombres mayores principalmente, de la vieja escuela de hostelería aun con pajaritas y camisa blanca.
Tapas de toda la vida, espinacas, pavías, pescado frito, los serranitos de pollo y cerdo y de beber lo que quieras, que aquí hay de todo, los precios ni me acuerdo con la que llevaba, pero recuerdo que no me arruine ese día, además, hay cosas que no tienen precio. Saludos a los camareros de Casa Manolo.

No es una exageración, la gran mayoría de las veces que cruzo el Puente de Triana lo hago para ir a Casa Manolo, un bar que conocí de niño y al que pasan los años y no me canso de volver.
Manolo es el mejor lugar de Sevilla para disfrutar de la comida casera, de las tapas y los platos de toda la vida, del cuchareo de siempre… Esto hace que en él se sigan viendo estampas peculiares, como la de un señor sentado en un taburete de su enorme barra, mientras cena, sobre un pequeño mantelito, pongamos, un caldito y un huevo pasado por agua. Hablando del papeo, me comería el listado entero, pero por encima de todo adoro su huevo bechamel; si alguna vez voy y no tienen me darán un serio disgusto. También destaco como muy recomendables, el pez de espada empanado, el redondillo de ternera y los montaditos de lomo y de pez de espada a la plancha.
Otra opción es sentarse a comer, bien en el salón de abajo o en el de arriba si está completo este. La carta es muy extensa, en Casa Manolo hay casi de todo lo que te pueda apetecer; además, cada día de la semana ponen un guiso distinto para la clientela asidua, el mismo que te podías comer en casa. Tanto para un almuerzo como para una cena, mi elección está clara: es innegociable la milanesa de cerdo (un enorme filete empanado con patatas); si es invierno, por delante, una sopa de picadillo y de postre natillas. Aquí se viene a comer de verdad, y encima se hace a un precio más que razonable.
El local está algo pasado de moda. Creo que ha llegado el momento de reformar un poco el mobiliario setentero, siempre y cuando no se pierda la esencia de un negocio que la mantiene a espuertas. Un último punto a favor de Manolo: si encontráis unos camareros más espabilados y un lugar donde te sirvan con mayor velocidad las tapas, me lo decís; yo en mi largo periplo tabernario aún no lo he logrado.

Donde la calle Castilla empieza a tomar nombre, por la parte más cercana del Altozano, se halla uno los bares con más señorío de Triana. Y no porque sea caro ni porque te traten con más tontería de lo normal, todo lo contrario. ¡Es que los camareros aún llevan la pajarita negra con orgullo al cuello! Entiendo que debe ser una especie de seña de identidad.
Pero lo que nos interesa no es eso. Lo que nos interesa es, sobre todo a las horas en que escribo este comentario, las dos de la tarde, resaltar las maravillosas croquetas caseras, de las cuales una no podría cansarse en la vida ni aunque se las tomara a diario para desayunar.
Las croquetas las podemos tomar como entrante. Porque después te recomendaría encarecidamente que te tiraras al cuello de un buen plato de solomillo, ya sea al whisky o al jerez o al vino dulce. No te puedes hacer una idea de lo tierna y lo bien que entra esa carne.
Más allá de estos dos platos, seguro que existe un mundo de tapas y raciones interesantes por explorar, pero yo es que, para según qué cosas, soy una chica de tradiciones y me veo, cada vez que voy, obligada a pedir lo mismo.
El bar en sí no destaca especialmente entre los de la zona. Pero tiene ese encanto trianero, esa gracia amable de los camareros, esa decoración algo tosca y ese buen ambiente en general que le hace más que recomendable para pasar un buen rato culinariamente hablando. Y tu bolsillo no se va a quejar especialmente.

…Casa Manolo, donde los camareros aún llevan lacito al cuello!
Una de las cosas que más me impresionó o bueno, me pareció una curiosidad, era el uniforme de camarero: camisa blanca y lacito al cuello (no corbatita, ni pajarita sino el típico lacito, que yo me lo he puesto cuando cantaba en el coro del colegio), pensaba que eso ya no se llevaba.
Descubrimos el bar una noche de primavera, Semana Santa, de vuelta a Triana cerca de las doce de la noche y decidimos tomarnos unas tapas allí.
Venía por aquel entonces solamente Guille y estaba empezando a comer comida sin pasar sólida. No se me olvidara cómo se comíà la tapa de boquerones fritos que pedimos, el jamón, la ensaladilla, todo le gustaba. Y la verdad es que es un sitio donde la comida está buena y te tratan bien.
Tienen una gran barra cuadrada en su interior donde los camareros te dan charla mientras te tomas tu cervecita, puedes comer sentado en mesa tanto dentro como fuera ya que la acera es amplia y tienen un buen velador.
Este bar es uno de nuestros descubrimientos preferidos!