Les mantengo la nota alta porque han actualizado la decoración, pero como todos, al final lo pagas en sus tapas y platos, no subiendo el precio pero sí carente de cortesías, por ejemplo en desayunos quitando el zumo de naranja gratis con la tostada entera de mechada o jamón serrano, como suprimiendo el menú del día y ofreciendo a cambio platos combinados. De precios siguen prudentes y han elaborado nuevas recetas. Ahora es más agradable a la vista el comedor y la zona de barra, aunque han perdido un poco al irse uno de los carismáticos camareros que lo gestionaban, Tino, haciendo un tándem perfecto con Josemari, el de las tostadas. Un salón ahora abierto para el tapeo, que antes no y nuevas tapas como musaka, tataki de atún, fritura de pescado a muy buen precio; el plato oscila de 3’50 a 6 €. Un clásico de Bermejales, y que duren muchos años más.
Juanjo Q.
Tu valoración: 5 Sevilla
Impresionante sus tostadas pero en especial esa light ke tiene, un lugar agradable y calido, dond reponer fuerzas para empezar el dia, maravilloso
Iram Amor M.
Tu valoración: 3 Madrid
Cuando iba a la escuela de idiomas de la Universidad, un curso me tocó la clase de francés muy temprano. A veces no me daba tiempo de desayunar en casa así que me iba a uno de los negocios de la zona a pillar algo para que no me diera un desmayo. Uno de los sitios que más me sorprendió fue el Olvera, bar al que entré por la curiosidad que me dio al enterarme de que allí servían tostadas un poco fuera de lo común. Allí me aficioné a la de queso fresco y tomate, que de primeras te puede sonar raro, pero hay otras mucho más raras. Los precios son bastante asequibles, muchos de sus clientes son estudiantes de las facultades cercanas así que no hay un gran nivel adquisitivo, la atención siempre fue muy cercana y me dejé aconsejar por la camarera para probar tostadas nuevas, eso sí, abandoné el cola cao de rigor por un café que entra mejor con las tostadas saladas.
Berta C.
Tu valoración: 5 Sevilla
–Buenos días. -¿Qué queremos hoy? –Pues mira, ponme dos enteras de melva y tomate, dos medias de queso fresco y tomate, una entera de tortilla y salmorejo, otra entera de carne mechada y aceite y seis cafés con leche. Si yo misma hubiera escuchado este diálogo hace unos años no lo hubiera creído. Esto tiene que ser broma, ¿cómo vais a acompañar ese tipo de cosas con cafés? Pero es realidad, y de la pura y palpable, tan real como que son los desayunos que nos metíamos entre pecho y espalda cuando trabajábamos en Los Bermejales. Jamás he desayunado tan bien y jamás hubiera pensado que algún día iba a cambiar mi tostadita de aceite y tomate por un «solivoltio» de este tipo. Y es que en El Olvera todo es posible, y aunque nos pillaba lejillos de la empresa, cuando podíamos no dudábamos en darnos el pateo hasta allí. Luego nos mudaron de sede y se nos podía ver llorando por los rincones, soñando con el día en que pudiéramos volver a desayunar en ese bar de la calle Reino Unido. Además, en el Olvera almorzábamos buenos menús o de tapita cuando no teníamos tanta hambre. A mí siempre me gustaba todo y me sentaba genial, aunque tenía una compi, delicadita de digestión ella, que le llamaba«Olvera cagalera», porque siempre que comía allí acababa donde usted se imagina. Pero no asustéis, solo le pasaba a ella, así que nada de problema con la comida del lugar que, lejos de ser solo apta, es ¡más que recomendable!