— Esta noche una de Salvador no? — Claro. pero y después? Alameda o que? — Después podemos ir al Alameda, si… — Pues a mi no me gusta la cerveza. y paso de gastarme un dineral en tintos caros. — Y si compro algo en la despensa que hay cerca de mi casa? — Que despensa? Así comenzó una bonita historia entre esta tiendecita de alimentación y yo. Ese día uno de mis amigos, trajo para mi y para unos cuantos más, un par de botellas de vodka de caramelo. para ir calentándonos por el largo y frío camino hacia la Alameda… Nos trajo dos botellas diferentes, las dos de estas de metal para el congelador, pero una era más barata que otra. Estaban las dos bastante buenas, y el precio que tenían era de lo mejorcito! Normalmente, siempre compro el licor de caramelo en el mercadona. pero con lo cerquita que está esta tienda. ¿para que cruzar el puente?
Berta C.
Tu valoración: 4 Sevilla
Tenemos una nueva habitante en casa: es alemana, pequeñita, algo regordeta y cocina de miedo… Se llama Thermomix. «Procura tener todos los ingredientes reunidos antes de hacer una receta». Habré escuchado esta frase más de una y dos veces… y así procuro hacerlo siempre, hasta que falla. El otro día estábamos haciendo un flan en casa de mis padres y parecía que estaba todo: leche, galletas, caramelo, ¡nata!, pues no, nata no hay… Me toca bajar. Delantal, malos pelos, da igual… todo sea por el flan. Afortunadamente tenemos cerca esta tiendecita, regentada por una pareja(creo que son rumanos), que desde el primer día me cayó bien. Tienen de todo: pan, verduras, frutas, chacinas y un sinfín de alimentos y ni siquiera veo excesivos sus precios. Es que si quieres encontrar algo abierto a horas en las que nadie trabaja, pues eso hay que pagarlo, y si no, ten reservas en casa. Además la calidad de frutas y verduras es buena. Una de las últimas veces que fui recuerdo a una señora bastante mayor, haciendo su comprita de 100 gramos de esto y 100 gramos de lo otro… Me resultó pesado tener que esperar, pero me enternecieron los pedidos que estaba haciendo, seguramente para ella sola, y lo bien que le venía ese ratito de charla con una señora que le hablaba amablemente y le miraba a los ojos. ¡Qué buen papel cumplen estos negocios!