Alcázares

En un entorno tan modernizado como Las Setas, es un respiro encontrar un bar como este que mantiene un aire de autenticidad y solera. Ya puede ser para un café, una tapa o de copas, es una elección perfecta

Uno de los sitios con más encanto que hay en Sevilla donde se respira lo antiguo y situado en un lugar genial y más aún ahora que está tan de moda la zona de las Setas y la calle Regina.
Suele haber gente sobre todo a la hora de comer, pero no es de los típicos bares abarrotados donde no encuentras una mesa para poder sentarte.
Los desayunos, con sus tostadas, están exquisitos, y si hablamos de comida, sus tapas están buenísimas y a muy buen precio. Hay de todo, desde lo típico sevillano a otras cosas más internacionales. Me encantan sus crêpes rellenos, el taboulé, o sus tapas frías como las papas ali oli. Por otro lado, el trato de los empleados con el cliente es muy bueno y son profesionales y amables.
Lo único «raro» que veo y que no entiendo es por qué un café por la mañana cuesta 1,20 y por la tarde 1,30
En este mes de agosto van a cerrar para hacer obras, espero que lo dejen muy bien pero que no pierda esa esencia que tiene y que lo hace tan especial.

Buen café y agradable sitio. Siempre te atienden con mucha amabilidad. Es un lugar tranquilo para charlar, sin ruido ambiente.

Voy a intentar ser benevolente. Lo voy a intentar.
Este sitio visto desde la calle parece un espacio muy bohemio y sofisticado, grandes ventanales, estructura de madera, altos techos, fuera unas mesas de mármol y metal; se camuflaria perfectamente en cualquier calle de la mismísima Manhattan.
Al entrar ya te llevas el primer chasco; huele a tasca de pueblo, dan ganas de comprarse unos pantalones de pana marrón al instante.
Me pido una caña y unas bravas. Caña de cruzcampo, mal otra vez, pero bueno, es el pan de cada día en la mayoria de los sitios de Sevilla. Obviémoslo.
Las bravas llegan rápido. Lógico. Patatas de las congeladas, con un chorrillo de salsa brava de bote. Dos apuntes: ¿tanto cuesta echar más salsa?¿tanto cuesta hacer una salsa brava casera?
Encima la salsa no picaba absolútamente nada. Se la das a un asiduo a lo picante y te denuncia en la comisaria mas cercana. Se las pones a un mejicano y directamente se mete en el baño entre sollozos.
Oh! El baño! Señores de menos de 1.80, ya pueden coger un taburete para subirse y poder aliviarse. Yo mido 1.77 y tuve que hacerlo de puntillas, y ya podeis imaginar que estas cosas se alargan más bebiendo agu. osea cruzcampo.
El café estaba bueno. Tan bueno que se llevan tres estrellas. Por eso y por el trato.

Buen lugar para desayunar y tapear. De los mejores de la zona en cuanto calidad-​precio

Buscábamos un lugar diferente para desayunar y… así lo fue. Llegamos cerca de las diez y media y ya no tenían crepes ni zumos de naranja. El camarero ni salió de la barra para atendernos, íbamos nosotros a recogerlo todo. El bocadillo estaba bueno pero desde luego nuestras expectativas eran mucho mayores. Ojalá tengan una experiencia mejor que la nuestra.

Desde que lo descubrí frecuento mucho este sitio. Está muy bien ubicado, justo en las setas de la encarnación.
Es un local sencillo y tranquilo, tiene mesas para poder sentarse fuera. La carta es amplia y variada, y lo mejor es la relación calidad-​precio, las tapas cuestan 2,50 /​3 euros y están bastante bien de cantidad y están bastante buenas.
En las tapas mis favoritas son los crepes, a mí me encanta el de queso de cabra, espinacas y pasas, pero todos están ricos; la mini hamburguesa mejicana, musaka, ensaladilla…
La atención es correcta y buena, nunca he tenido ningún problema.
En resúmen, una buena opción para comer o cenar si vas al centro.

En un lateral de la sevillana Plaza de la Encarnación, la de las «Setas» vaya, concretamente haciendo esquina con la calle Alcázares, se encuentra Alcázares, un bar muy antiguo, repleto historia y sabor tanto en sus platos como en cada rincón del local.
El bar se sitúa justo enfrente de los nuevos negocios que ha traído el Metropol Parasol a la plaza, modernas franquicias dedicadas al negocio de la restauración, que nos ofrecen desde pizzas, pasando por helados, hasta cerveza muy fría. Entonces ¿por qué entrar en Alcázares? Para empezar por su curiosa y pintoresca decoración. Nada más entrar te da la bienvenida un entorno cálido y familiar: las paredes están adornadas con numerosos antiguos carteles tanto de fiestas populares sevillanas como de publicidad (además de unas curiosas lámparas con forma de jarra de cerveza), el mobiliario es en general de madera y mármol, y puedes apreciar en la arquitectura (parte del techo está abovedado como una bodega) que éste es un edificio antiguo. En lo que concierne al personal, el trato es cercano, pero respetuoso, y eficiente.
En el aspecto gastronómico en Alcázares son típicos los crepes, que puedes encontrar en la sección de cocina internacional. Los hay de muchos tipos: de cuatro quesos, de setas, de diferentes carnes… además podemos encontrar en la carta platos más típicos, e igualmente buenos, como son los boquerones, solomillos a las diferentes salsas, varias ensaladas, montaditos de todo tipo… todo a muy buen precio y de buena calidad. Además, en Alcázares también sirven patatas bravas, que para mi gusto no merecen la pena, más bien parecían (o eran) patatas con kétchup y tabasco.
En resumen, Alcázares es un bar agradable, que sirve platos repletos de sabor y calidad a buen precio, perfecto para echar un rato con los amigos tomando unas tapas (menos bravas, claro).

Buscaba un lugar para tomar un café y trabajar, y buscando redes localiza este local ¡Tiene WiFi sin limites! Que no es poco…

Por su situación pensaba que sería un sitio caro, pero me equivoqué.
Yo me tomé un café a media tarde y es un local con un ambiente clásico, en contraposición con las setas, y muy acogedor con buenas vistas a la plaza.

First of all, the real name is «Alcazares». it is convenient spot for tasty and good priced tapas at the heart of a booming area such as Plaza de la Encarnacion where fast food chains are taking most of the room left by the Parasol metropol horrendous project unofficially baptised by citizens as «The Mushrooms».
it is a nice place for anything from breakfast to tapas dinner or just for a beer. Service is kind and friendly though pretty overwhelmed sometimes when the bar is full.
Prices on a lower scale than its new neighbours.

Harto estaba de pasar por delante de este bar, pero nunca me había animado a entrar. Primero porque la zona en la que está ha permanecido durante muchos años en obras y no era precisamente agradable y segundo porque pensaba que funcionaba más como cafetería que como bar para tapear.
Finalmente el otro día, tras tantear otras opciones por la zona, acabamos aquí de rebote. El bar no tiene muchos años, pero su estética tradicional está muy lograda gracias a la pátina que ha ido adquiriendo. Tiene el techo alto, columnas de fundición y una barra clásica de madera oscura, que preside el espacio, decorado con carteles sevillanos y publicidad de los años cincuenta del pasado siglo.
La carta de tapas es de corte tradicional, sin innovaciones destacables pero con mucho donde elegir.
En mi línea habitual cuando llego a un bar nuevo pedí caña y tapa de ensaladilla. Y oh, sorpresa, la ensaladilla estaba muy buena. Generosa en mayonesa, con la patata en su punto, su poquito de huevo, atún y pimiento rojo crudo, tengo que admitir que me sorprendió muy gratamente. El resto de tapas que se pidieron mis acompañantes también tenían buena pinta y todas ellas eran generosas en cuanto a tamaño.
El servicio –sirven en las mesas– era agradable y de trato informal. Para compensar algún que otro error que cometieron no nos cobraron una de las tapas. Detalle bueno y que les honra, sin duda.
En el baño asistí a la segunda sorpresa de la noche: había jabón en el dispensador. Amazing.

El Alcázares ha sido uno de los grandes beneficiados de que por fin haya terminado el largo periodo de la Encarnación vallada e inhóspita, porque hacía mucho menos apetecible este bar que es más que apetecible como cafetería.
Lo mejor es el local, con sus cristaleras amplias, el suelo antiguo y sus carteles de primera mitad del siglo XX. La verdad es que es acogedor y se está bien tanto dentro como fuera en su terracita. Es de estos sitios en los que apetece ver llover mientras tomas un café. Además, si aprieta el hambre tienes una carta de tapas bastante contundentes.

En la revalorizada zona de la Plaza de la Encarnación, en su extremo de calle Regina, se mantiene frente a lo nuevo el veterano Alcazares.
Con un halo tradicional, este establecimiento ha resistido con plena actividad la prolongada incertidumbre que ha caracterizado a esta zona de la ciudad desde los 70, junto al lado de lo que fue el mercado provisional de la Encarnación y ha refrendado su capacidad durante y tras las obras de construcción de Metropol Parasol.
Posiblemente uno de los grandes encantos de este establecimiento es el local en sí, tradicional, pero cuidado, con unas espectaculares carpinterías de madera que encierran una cafetería clásica decorada por una singularísima colección de carteles de la ciudad, algunos de ellos de principios del siglo xx.
Aunque funciona como cafetería, también tiene un servicio de bar a base de tapas y por supuesto no son pocos los que alargan su café con una tarta o unas copas.
Sin duda su ubicación, en pleno centro le otorga una importante ventaja y es un sitio ideal para una reunión informal o una puesta a punto con amigos.

Estuve el sábado pasado tomando unos boquerones y una caña en este local cuya existencia siempre había pasado inadvertida para mí, bueno, si sabía que existía, pero como prefiero el Reinas, nunca me había sentado en su terraza.
A este bar le ha venido estupendamente que hayan reformado la plaza, hayan montado las horripilantes setas de oro del infierno, y la zona haya dejado de tener el carácter deprimido que tenía antes. Espero que no se contagien del moderneo cateto, suban precios y bajen calidad, porque me dio rollo el sitio.
Estuvimos en las mesitas rojas de la terraza, unos tomaron café, otros se atrevieron con copazos de Bombay, y los más clásicos fuimos de cervezas. Pedimos unos boquerones igual que podíamos haber pedido unas crepes saladas, que según cotillee a la mesa de al lado, la de cuatro quesos que se estaban zampando tenía muy buena pinta.
El trato de los camareros fue correcto, cierto es que era muy tarde, casi las cinco de la tarde y ya no tenían mucho jaleo. El interior del bar también me dió rollo.

Me encanta el Alcázares. Antes y después de la existencia de las Setas.
Me encanta por sus ventanales, que lo convierten en una bar– pecera desde donde compartir un rato, encaramado a las mesitas altas, mientras observas, como si fueras un axolotl, todo lo que transcurre por la calle una tarde.
Me encanta porque nada más entrar una laaaaaaaarga barra de madera, de las que no quedan, te da la bienvenida.
Me encanta porque llegar allí con los amigos es encontrarte con otro grup grupo, mezclarnos y estar de pie, yendo de la barra a las mesitas, viendo de las mesitas a la barra, cervecita en ristre, como si el reloj no existiera, y el exterior tampoco.

Alcázares un bar ya con solera, que ha estado siempre oculto por la obra de las setas de la encarnación.
Cuando se descubrió las setas también se descubrió todo su entorno y mucha gente descubrió este bar.
A mi me gusta mucho el local, con los techos tan altos y la decoración clásica pero no cursi, la verdad que tiene una decoración muy curada y bonita.
Las mesas interiores d mármol y hierro fundido, las de la terraza las típicas de madera compradas en «quidiello» (ya sabéis la marca de las sillas de la feria) pero pintadas en Burdeos.
El servicio es normal, ni muy agradable, ni muy estúpido.
La comida esta elaborada un poco alternativa, nada clásica, pero buena.
Los vinos muy cortos servidos.
El desayuno esta muy bien y no es caro
Es un bar con personalidad, cosa que hoy en día hay que valorar con tanta cadena de bares por todos lados.

El café Alcázares es un sitio discreto y bohemio que no se debe pasar por alto.

Quien se lo recomiende acierta seguro. Pues está abierto ininterrumpidamente de 8:00 a 00:00 por lo que hay más posibilidades de encontrarlo más apacible y cómodo –aunque sea un local amplio– para tomarnos el tiempo necesario en observar su interior, el cual no tiene desperdicio.
Solía ir a desayunar por la suerte de estar cerca del que fuera mi lugar de trabajo, y me encandiló por la relación que le encontraba con el ingenio y carácter de ésta ciudad –alegre y abierto, austero pero con orgullo y picaresco– Me resultó inspirador porque allí podía hallar todo tipo de gente y escuchar todo tipo de historias.
Respecto a la calidad de sus tapas no hay nada que objetar y sí mucho que ensalzar.

Tienen variedad de chacinas y tapas desde las más corrientes hasta de creación de recetas propias. Y aquí se puede uno a arriesgar a probarlas, rico rico.

No se dejen llevar por la apariencia de su fachada, entren y disfruten de éste gran bar.

La verdad es que a mi opinión esto de las setas lo ha empeorado. No, no me entendáis mal, el servicio sigue siendo muy bueno (por ejemplo un día llegamos cuando estaban cerrando y como había allí un grupo de amigos, nos dejaron amablemente sentarnos y tomarnos la última), las tapas siguen estando igual de buenas, y el sitio sigue teniendo ese aire a tradición que nos gusta tanto a veces.
Las setas lo han empeorado porque ahora hay mucha más gente allí, antes ibas y casi siempre había meses para sentarte a comer tranquilamente, así que egoístamente no me gusta que las setas lo hayan puesto en el punto de mira.
En Semana Santa si suele estar abarrotado, así que mejor escoger cualquier otra fecha del año para ir.

La Cervecería Alcázares ese de esos establecimientos que con la creación de Las Setas han ganado bastante. Ahora el bar es más visible, tiene más mesas fuera y te entran más ganas de tomarte una buena cervecita bajo la sombra de la nueva Plaza de la Encarnación.
La decoración interior es preciosa, con carteles de antaño de distintas bebidas y una barra en mitad del establecimiento de las que te apetece apoyarte en ella durante horas. Las mesas y las sillas son de hierro, preciosas y cómodas, aunque las de fuera son de madera, de las de «toda la vida».
Hace unos meses fui con unos amigos para despedirnos de uno de ellos porque se iba unos meses a Salamanca a hacer un máster. Decidimos tomarnos allí una copa antes de despedirnos del todo y de que se fuera a la Estación de Santa Justa a coger el tren. Estábamos tan agusto con nuestra copa a 5 €, después de habernos comida varias tapas, entre ellas una maravillosa musaka, que mi amigo tuvo que acabar cogiendo otro tren…