Desperta Ferro

Sí, existe el amor a primera vista con las tabernas.
Íbamos buscando un lugar donde cenar después de catar la mitad de los vermús de Reus y a ser posible que fuera un lugar que estuviera bien calidad-​precio. Paseamos un rato por varias calles hasta que vimos un grupo de gente frente a una puerta, en una calle un poco más apartada, y antes de que pudiéramo mirar mucho desde fuera nos dijo muy amablemente un hombre: «Pasad, pasad. Es un sitio estupendo». Le pregunté si estaba bien para cenar y nos recomendó su tapeo.¡¡Menuda razón tenía!
Lo primero que nos conquistó fue su ambiente. Realmente cercano y agradable, muy de izquierdas y alternativo. E inmediatamente después: su CAMARERO. Lo pondremos en mayúsculas porque realmente camareros así están en peligro de extinción. Le preguntamos por la carta y muy amablemente no sólo nos la enseñó sino que contestó a nuestro interrogatorio con una sonrisa. Cogimos mesa, terminamos de ver la carta y someterle al tercer grado, y entre risas y peticiones, en 10 minutos nos había conquistado totalmente.
Las tapas deliciosas, de la primera a la última. A destacar las raciones y medias raciones de arroz con toro y arroz con pollo al curry (para repetir). La coca de salchichas y escalivada… ummmmmmm. El pollo rebozado que no habíamos pedido pero nos comimos a manos llenas, las patatas con huevos y jamón… Vamos que ha sido ir y descubrir en Reus otro lugar que desearía llevarme a Valencia, incluso bromeamos con el camarero respecto a la idea de traérnoslo a vivir aquí (no le convencimos).
Cervezas artesanas de la tierra. Un vino de la casa en porrón que estaba realmente bueno. Y el blanco, no sólo nos dejó probarlo antes de pedirlo, si no que también estaba realmente bien.
Fue una cena improvisada de esas que te salen redondas y te dejan un maravilloso sabor de boca, literalmente. Volveremos.