Sin tener muy claro dónde íbamos a comer al llegar a Potes nos topamos con este mesón que está a un kilómetro del centro del pueblo. El restaurante está pegado al río Deba y se puede ver desde dentro del salón. Es un lugar sencillo sin demasiados lujos pero el comedor es amplio y cómodo. Las especialidades como no podía ser de manera, fabada y cachopo. Y sidriña, por supuesto. La relación calidad precio es buena(en toda la zona es similar(por 12 – 15 € puedes elegir entre varios primeros y varios segundos). Eso sí, los postres, muy normalitos(al menos las tartas) pero tampoco se puede pedir mucho más de acuerdo con el coste.