Turf

I stumbled upon Turf during a work trip to Madrid so I came to dinner to dine solo as a woman. The wait staff immediately made every attempt to make me feel like a Queen, rolling out the red carpet for my dining experience.
The staff was friendly and attentive and spoke great English helping me carefully select each tapas item and making sure I didn’t over-​indulge. Everything was delicious I couldn’t believe how good the food was and how beautifully it was served.
They even gave me a complimentary dessert at the end of the meal which was genuinely appreciated. A very nice experience to cap off a great week in Madrid!

Spectacular view of plaza Santa Ana, food was just ok.

Extremely friendly staff! They not only spoke English, they were very helpful in assisting us with considering our options for the NYE.
We ended up hopping a few places and tried the Turf again around 10pm. The food was great and the wine, delectable. A very nice experience indeed on the eve of a brand new year.

Normalidad de sitio, sin pena ni gloria, la verdad es que me habían hablado muy bien de este sitio, de buena calidad y como muy pijín.
El servicio, más de lo mismo, nada esmerado y la comida, normalita, nos habían hablado del «tan de moda» tartar de atún y no tuvimos mucha suerte, lo he probado cienes de veces más rico, porque me encanta.
Salí un poco decepcionada.

Mmmmm, pues aquí caí un poco por azar después de salir un pelín despistada del Español y la verdad. pues en la calle Príncipe hay sitios donde todavía os atenderán con más garbo.
Vi la carta de comida, y la carta de vinos y salí a cuatro patas… con eso os lo digo todo.

Íbamos al teatro, a una representación larga, de esas que empiezan a las nueve y media y acaban a las doce. Era el típico momento del día en el que el hambre ni está ni se le espera. Aún así, sabíamos que durante la obra nuestro estómago sufriría, pidiendo a gritos algo de sustento. Sabíamos también que tras la obra los que sufriríamos seríamos nosotros, pero para encontrar un sitio donde comer algo decente entre respuestas de «hemos cerrado ya la cocina».
De modo que sacamos el hambre de donde no lo había y empezamos nuestro peregrinaje para cenar algo antes de entrar. Los sitios más normalitos de la zona estaban llenos, el único que parecía tener un hueco era Turf. Su aspecto me echó para atrás, intuía que iba a ser caro. Nos recibió una decoración moderna y en tonos negros, y un jamón a medio cortar que estaba entre las mesas y que todavía no sé muy bien qué hacía allí.
Pedimos unas albódigas con arroz blanco (escasita la ración) y un tartar de atún (muy bueno). Sabíamos a dónde íbamos, pero aun así el precio nos pareció un poco subidito.
Su punto fuerte, la carta de vinos, amplia y variada. El servicio más bien normalito, ni rastro del colmo de la amabilidad por esos lares.