Tras un concierto en el Auditorio Nacional, decidimos probar este sitio que tan buen aspecto tenía. Nos sorprendió que hubiese sitio libre una noche de viernes, pero se ve que el fútbol, la pradera de San Isidro y el puente han hecho auténticos estragos con la hostelería estos días. El local se divide en tres partes: el interior, con una barra y unas cuantas mesas; unas mesitas exteriores para picoteo y copas; y una terraza cubierta bastante amplia y rodeada de jardín que es la que da el nombre al sitio y que, por desgracia, estaba llena. Así que nos sentaron dentro, en una mesa esquinera un poco apretada entre la ruidosa mesa contigua y un armarito lleno de botellas de vodka de todas las marcas y variedades posibles. Lo primero de lo que me di cuenta es de que, a pesar de no ser terriblemente caro, la mayor parte de la población no era precisamente de clase obrera; lo que es peor, me sentí desentonar espiritualmente con el lugar, aunque esto es consecuencia de tener demasiada conciencia sobre determinadas cosas que a los demás probablemente les da igual. De todas formas, esto me hizo empezar con el pie un poco torcido. Para compartir pedimos unas croquetas de txangurro; muy correctas, acompañadas de rúcula y alioli. De segundo pedimos un wok de atún(poco atún y mucha verdura) y un tartar de lubina y aguacate que estaba muy rico, pero que tenía un je-nais-sais-quois que no terminaba de satisfacer. Solo con estos platos ya estábamos hasta arriba de comida, así que no pedimos postre. Como deja entrever el espíritu de esta reseña, no puedo decir que el sitio estuviese mal ni mucho menos: es bonito, el servicio es bueno, la comida es de calidad, el precio no es demasiado alto. Por desgracia, había algo en el conjunto que no terminó de convencernos y que nos dejó un sabor agridulce. Creo que mejoraría considerablemente en noches con menos aforo, si la mesa que teníamos al lado no hubiese estado tan cerca ni sido tan ruidosa la experiencia habría sido mejor.
Juanjo A.
Tu valoración: 4 Hortaleza, Madrid
Terraza genial. Para cenas y copas.
Cristina D.
Tu valoración: 5 Madrid
Creo que era miércoles y nos pareció un estupendo día para salir a cenar y probar un lugar nuevo y elegimos esta terraza. Digamos que está distribuida en varias zonas: junto al propio local tienes unas mesas altas con taburetes donde tomarte una cervecita por ejemplo, otra zona con mesas y sillas para quienes los taburetes son un rollo y no vayan a cenar o comer como tal aunque también se puede, y otro espacio ya con mantel y sus mesas montadas porque vas«en serio» ;) Esta última zona es donde nos sentamos nosotras y si vas, te recomiendo que reserves porque se llenó completamente. Súper amables los camareros y con un trato excelente, nos sirvieron un vino mientras esperábamos a la tercera en discordia y echábamos un vistazo a la carta, aunque ya teníamos medio pensado qué íbamos a tomar peeeeero, resulta que su carta no es exactamente igual que la del otro local: , y no tienen ni las mini hamburguesas, ni el steak tartar. Desde aquí hacemos un llamamiento para que puedan tener las mismas cosas en ambos sitios :) Empezamos con unas croquetas de txangurro sencillamente espectaculares. Me habría comido una docena yo sola: D Las acompañamos con sus famosas rabas de calamar, que no dejan de ser eso, pero como bien señaló Clara A, el rebozado estaba especialmente rico. Como no hay dos sin tres, la ensaladilla rusa con mayonesa de salmón marinado nos pareció una muy buena opción para cerrar los entrantes y lo cierto es que casi nos peleamos por ella. No se puede salir con niños ;P De segundos, y para compartir también, su famoso pulpo a la brasa y un rapito en tempura con una salsa de manzana muy suave. Si bien el rapito no me emocionó, al pulpo le habría pedido matrimonio xD Todo esto lo regamos con un vino blanco de Rueda que no recuerdo cuál era, no porque bebiera mucho, soy muy responsable, sino porque no presté atención. A veces soy así ;P La terraza es muy muy agradable, sobre todo porque estás casi metido en el parquecito y la iluminación que tienen es perfecta. Si no escuché mal, cuando se termine el verano(ay no, ¡que no se acabe!) la van«como a cerrar» y así se puede disfrutar de ella todo el año. La recomiendo totalmente y vuelvo pronto seguro porque quiero probarlo todo :)
Clara Á.
Tu valoración: 4 Arganzuela, Madrid
Me estoy aficionando a la fiebre de los Gastro Bar, y éste en concreto es de los más baratos que he probado. Lo primero avisarte que la carta no es igual al otro restaurante Lobbo(yo iba con la ilusión de un steak tartar y no pudo ser). La terraza en sí mola bastante, la media de edad es mayor que la mía y hay que reservar(nosotras lo hicimos y menos mal, porque se llenó). El servicio era bueno, la verdad, no había que pedir mil veces las cosas. Probamos las croquetas(qué delicia, no te las pierdas), rabas y ensaladilla rusa de salmón. Aunque las dos últimas suenan a mainstream no os engañéis, estaban buenísimas(un buen rebozado es un buen rebozado). Luego le llegó el momento al pulpo(muy rico) y un Rapito en tempura que no me gustó mucho, creo que soy muy carnívora. Aunque haya que darse un paseo para ir merece la pena, la cena rica y tranquila está asegurada ;)