Teatro Maravillas

He ido a ver la obra «el crédito» y me lo he pasado genial, ha sido súper divertida y los actores actuaban muy bien, aunque quizás mi valoración no sea muy precisa, porque es al primer teatro al que voy y desconozco muchas cosas sobre estos, aún así, si tú tampoco sueles frecuentar teatros habitualmente, seguro que te encantara.
Algunos se quejaban de las butacas, pero a mí me parecían bastante cómodas, pero puede que sea porque tenía el abrigo puesto.

He ido en tres ocasiones (y preveo muchassss más…). La primera vez que fui, fue hace años con un medio noviete a ver un monólogo. En este momento, como aún no estaba yo inmersa en redes sociales Unilocaleras no presté mucha atención al entorno… :P
Y las otras dos veces han sido más recientes a ver a los Jamming, espectáculo de improvisación y actores a los que estoy enganchadísima. Por eso, auguro muchas visitas más… Mientras ellos sigan allí, por lo menos!
El teatro me parece muy cómodo y es amplio. La distribución es homogénea en las filas, todas tienen el mismo número de asientos y desde la primera fila hasta la última se van elevando un poquito para asegurar la buena visión de los espectadores cualquiera que sea su posición.
La acústica es muy buena y además cuenta con pantalla en el escenario para interacturar con él publico incluyendo frases, palabras, etc. (Esto al menos en el espectáculo de los Jamming es un punto!!)
En taquilla, son muy amables y organizan muy bien la distribución de entradas según los horarios. Y al entrar al teatro, aunque tú vas con tu asiento y fila, te acompaña un simpático/​a acomodador.
Lo único, aunque no tiene que ver directamente con el teatro, pero quizá algo si con su gestión,… es la venta electrónica de entradas,… hay portales que no te permiten elegir el sitio donde quieres sentarte, y otros que no te permiten imprimir las entradas en papel en el momento de comprarlas. Lo que hace que sea necesario hacer la cola (que suele ser grande, porque hay mucha gente) para recoger en taquilla las entradas compradas.
Si esto se pudiera solventar, sería un gran acierto y además evitaría que las colas fueran tan largas y que solo estuvieran aquellos que quieren comprar la entrada directamente en taquilla.
Repito, repito, repito! :)

He ido en repetidas veces a este teatro y me gusta por su amplitud y porque es difícil que alguna cabeza de delante pueda estorbarte para ver la obra de teatro.
Moderno, cuidado y amplio ¿qué más se le puede pedir? Ahhhh, siiii que además en él cuenta con obras muy chulas.
La ultima que he ido a ver han sido a los locos Jamming que como siempre se salen y que si quieres pasar una noche divertida, en el mejor teatro de improvisación, ya estás tardando en sacar las entradas para verles porque son únicos e increíbles.

Estuve aquí este fin de semana viendo a Jamming.
Lo que ellos hacen y lo que nos hacen reír, hace difícil que me pueda centrar en dar una opinión neutra sobre el teatro…¡pero allá vamos!
Había estado antes pero hace ya mucho tiempo así que no tengo mucho con lo que comparar.
Me pareció un teatro amplio a la vez que «recogido». Todos las butacas se ubican en el patio de butacas, sin palcos laterales, con lo cual la visibilidad es prácticamente la misma para todos. Sin ángulos muertos o necesidad de «asomarse» como ocurre en otros teatros.
La acústica, si bien fallaron al principio un par de micros, bastante buena.
La altura del escenario respecto a la posición de las butacas, muy adecuada también. Después de alrededor de 1.5 horas, no tienes la necesidad de cortarte el cuello ni muchísimo menos.
En las taquillas, el personal me pareció muy amable y atento.
Hace unos días llamé a las taquillas del teatro para pedir información y me atendieron muy amablemente. Respondieron mis dudas y además, me dieron información adicional que me resultó tremendamente útil.
Lo que veo un poco más negativo es el tema de los baños.
Muy pocos baños para la cantidad de gente que hay. Tanto a la entrada como a la salida, se montan unas filas enormes.
Para terminar, sólo decir que la situación de este teatro es inmejorable. Al ladito del metro de Bilbao y de la calle Fuencarral y por consiguiente, con infinidad de sitios para tomar/​picar/​beber algo antes y después del espectáculo.

Hacía mil que no venía a este teatro y, quizá porque fui a ver a los Jamming y les había visto en el Arlequín las últimas temporadas, este teatro me pareció perfecto para ellos, y para nada pequeño o modesto para este tipo de espectáculos de improvisación. Creo que la acústica es buena, son súper amables en la taquilla y al recibirte en la puerta.
Su «buque insignia» ahora mismo es «El Crédito», pero también tienen en cartelera varias obras infantiles con sesiones matinales los fines de semana.
Los precios van desde 8 € hasta 15 € y puedes comprar las entradas online en diferentes webs.
Está ubicado en una zona perfecta para tomarte unos vinos antes y cenar después o un copazo, tras disfrutar del teatro, sea la obra que sea, y darle a la charleta.
Por cierto, ¡que viva el teatro! Cómo me gusta :)

Es un teatro pequeñito pero hay que mirar también que sus entradas salen más baratas que en otros teatros con mayor envergadura. Sus asientos a mi me resultaron incómodos, bien es cierto que para una hora no molestan en exceso.
Su situación lo hace estupendo para una noche perfecta, puedes cenar en algunos de los restaurantes de Malasaña antes de ir al teatro y tomarte una copa después.
Las entradas se pueden adquirir tanto en taquilla como en plataformas online, que dependiendo de cual cojas te saldrán más baratas, por lo que busca antes de comprar cual te conviene mejor.

Me encanta ir al teatro y sobre todo si es con invitaciones de clientas estupendas.
El teatro es pequeño y antiguo. Tiene bastante buena acústica y se suele ver bien desde todos los ángulos a no ser que tengas vista de topo o te toque alguien muy alto delante.
Me suelen gustar las obras que suelen poner aquí (suelen ser comedias o tragicomedias). Y, como en todos los teatros, duran un tiempo para luego irse a otro o quedar en el olvido.
Los fines de semana tienen teatro para niños por las mañanas.
Se pueden adquirir entradas por Internet.

Fui a ver el año pasado ‘Tócala otra vez, Sam’, me gustó mucho la obra y el teatro, además siempre tienen en cartelera obras de comedia, además está ubicada en un buen sector, lleno de bares te invitan a dar un buen paseo y tomar algo después de una buena obra en el Maravillas.

Yo hace 9 meses ni conocia el Maravillas, y por poco ni conocía el teatro. Me sonaba a leyenda urbana. Y de repente se me ocurrió entrar a ver Tócala otra vez, Sam basada en un texto del genio Woody Allen.
Y ahí me encontraba yo, una cinéfila empedernida, amante del cine de Allen, acomodandome aun en el asiento. Y de repente se encienden las luces y veo a Allan (Luis Merlo) sentado en un sofá y … magia. Jamás olvidaré ese día, porque hacía mucho tiempo que yo no sentia algo tan parecido a la felicidad nada más salir de la función. Era un estallido de alegría, era la felicidad instantanea (que he dicho muchas veces que es en la unica en la que creo). Esa obra no solo me habia hecho feliz durante la función y a la salida, me habia descubierto el mundo del teatro. Y desde entonces ya no hay quien me saque de ahí.
El Maravillas tiene tiene algo especial que no sabria decir que es. La sala es una preciosidad. Yo que siempre he criticado que se modernicen los cines y se mueran los cines antiguos que poseian tanto encanto… Me encuentro con un teatro que posee precisamente el encanto que se han cargado en los cines. Pues lo mantiene intacto, como si el tiempo no pasara por el o no le importara. Entras en la sala y entras en un mundo mágico, con los actores ahi… tan cerca y tan lejos de ti. Es acogedora, discreta. Una sala pequeña que esconde grandes obras dentro. Es un teatro lleno de sospresas. No es oro todo lo que reluce…
Además apuestan por un teatro de calidad, llenando el escenario de actores que se comen el escenario. Apuestan por la buena comedia, y yo como espectadora, valoro mucho que me hagan reir. Y en ese aspecto el Maravillas es especialista. La alegría parece haberse instalado alli.
Un lugar mágico y lleno de descubrimientos (para el que los quiera encontrar).

Este es otro de los teatros con historia de la capital. Es pequeño y quizá un poco incómodo pero a su favor tengo que decir que el sonido es bastante bueno. Las veces que he ido no he tenido problema para seguir la obra porque al ser una sala pequeñita el escenario se ve bien desde cualquier parte.
Personalmente me gustan los teatros pequeños, esos que pasan desapercibidos, en los que no te pierdes un detalle y sientes a los actores cerca, quizá por eso me llega a gustar tanto el Teatro Maravillas.

El popularmente conocido como barrio de Malasaña se ha llamado siempre en realidad barrio de Maravillas, y precisamente en la calle de Manuela Malasaña se halla el Teatro Maravillas. Hace unos años el viejo teatro fue demolido y en su lugar se construyó un nuevo edificio que alberga un hotel y, debajo, un teatro que conserva el nombre del anterior. El nuevo teatro es propiedad de la familia de Carlos Larrañaga, María Luisa Merlo y sus hijos, Luis Merlo, Amparo Larrañaga y el empresario que es marido de Maribel Verdú. Supongo que es un buen negocio para dar de comer a una familia de actores, pero reconozco que yo no lo he visitado en su nueva faceta. Sí recuerdo que fui una vez al viejo Teatro Maravillas, a ver la obra «Por los pelos» con varios amigos, entre ellos el Chino y su hermano el Torero. Fue muy divertido, sobre todo porque al entrar nos sentaron en un sillón de peluquería y nos pusieron espuma en el cabello. A mí me dejaron los pelos de punta y luego me sacaron al escenario durante la obra, que era de esas interactivas… No veáis el corte que pasé… ¡y yo con esos pelos!

El otoño pasado me estrené en este teatro con «Monólogos de la vagina». No me disgustó la obra aunque puede que me esperase otra cosa. Pero no hemos venido a hablar de la obra.
En cuanto a la sala, el teatro Maravillas es un teatro pequeño, modesto y discreto, sin grandes lujos. Es más bien como una sala de cine, donde las butacas no son lo mejor del mundo, pero se puede estar (en general, no conozco ningún teatro en el que estar sentada dos horas no acabe siendo un suplicio).
Pero a su favor tiene la situación, en la calle de Manuela Malasaña, con sus bares y tascas para, o bien hacer tiempo antes de entrar, o bien tomarse algo a la salida mientras se comenta la jugada. Aunque cuidado con la hora, que la última vez se nos hizo tarde y tuvimos que esperar cola en esa incómoda esquina donde está el teatro para sacar las entradas.