Saporem

Pues el sitio mola y la terraza interior está genial, semiabierta con los pulverizadores que refrescan el ambiente, la verdad es que se agradece en estos veraniegos días del final de la primavera. El servicio una vez que te hacen caso (nos costó un poco) van rápidos; entre los primeros y el principal cierto es que podía haber escrito mis memorias. El nido de patata estaba muy rico pero las rabas de calamar estaban sosas y duras, parecían de plástico porque solo sabian a rebozado y además de fritanga. El pollo a la baja temperatura sobre lecho de ensalada de quinoa estaba muy sabroso, realmente bueno y tenía muy buen aspecto en su conjunto. La tarta de queso estaba dulce y tal pero su textura super pastosa le restaba muchos enteros. La ostia del precio fue el remate, 40 pavos por lo antes descrito con 2 de agua y 2 trozos de baguette precocida me parecieron excesivos, la guinda fue que en la cuenta ponía como concepto «Terminar mesa» a precio 0 y no pude hacerle foto porque el encargado al traer el cambio vino sin el ticket, asi que no hay pruebas de la perpetración.
¿Volveré? Sí, pero en otras circunstancias y mirando muy mucho lo que se pide.

El lugar muy artificial, el servicio bastante falsa simpatía y la comida no me termina de convencer… Es una opción de menú pero no la que más recomiendo ;)

Tenía bastantes ganas de venir a este restaurante muy bien valorado por algunos y odiado por otros. Aprovechando la visita de unos amigos a los que les encanta que les sorprendan, decidí reservar, y ya que el tiempo ese día iba a ser bueno, aproveché para que fuese en el patio, ya que la sala, al llegar, me pareció demasiado oscura.
Había reservado telefónicamente el día anterior. Quizás a la hora de reservar piden demasiados datos: Nombre y los dos apellidos, teléfono y correo electrónico y, algo que me sorprendió pero que creo que debería ser necesario siempre, es información sobre alergias alimenticias de alguno de los comensales.
Al rato recibí en el correo la reserva.
Llegamos pronto, casi 20 minutos antes de la hora de la reserva pero no hubo ningún problema en que nos dieran la mesa.
El local, que comparte primera planta con la recepción de un Hostel, aunque no puerta, está decorado con lo que viene repitiéndose ya desde hace tiempo y de lo que yo llamo «vintage-​industrial-​armario de la abuela». Ya da la sensación de que visto uno, visto todos. Así que no entraré en más detalles.
El patio me sorprendió gratamente. Amplio, con mucha luz y bien atendido. Con una barra exterior que aunque esa mañana no estaba en servicio, entiendo que sí seguramente lo estará por las noches.
El servicio muy bueno. Rápidos, amables y con ese trato que aunque correcto te hacen sentir cómodo desde el principio.
Una vez sentados te traen la carta, aquí perdió un poco, ya que es un simple folio, ya más que manoseado y grapado a la carta de vinos. Creo que en esto deberían trabajárselo un poquitín más.
De beber no pedimos vino, sólo agua y cerveza. El camarero apuntó la bebida y nos recomendó algunos platos de la carta: el nido de patata con huevo, queso y picadillo de chorizo, así como las croquetas (unas de gambón y otras de morcilla y plátano). De primer plato recomendó una de las pizzas, la hamburguesa y el tataki de buey y el de atún.
A la hora de pedir, nos decantamos por estas recomendaciones: el nido, las croquetas y para dos de los comensales el tataki de atún. El otro comensal pidió pizza, creo que de pulpo, aunque yo a éste no le vi en ningún momento.
En cuanto al Nido, me pareció un poco fuerte, pero correcto y suficiente para tres. Las croquetas, 6 en total, tres de cada, sabrosísimas, sobre todo la de morcilla.
Yo pedí el tataki de atún sobre una cama de algas y salsa de fresas. Impresionante. Parecía poca cosa, pero me costó terminarlo. El atún perfectamente hecho y cortado. Hacía tiempo no probaba un tataki tan bien presentado y tan bien hecho.
De postre yo opté por el brownie de chocolate blanco. Servido caliente y con una bola de helado de chocolate, fue el toque perfecto para una comida espectacular.
En cuanto a precios, pues no es un sitio barato, salió a unos 26 € por comensal, pero para una ocasión como esta, mereció la pena.

Lo primero decir que la atención del personal al igual que la decoración del restaurante me pareció EXQUISITA, ahora si ya tocamos el tema de la distribución de mesas… nos pusieron al lado de otra pareja que como estaríamos de cerca que cada vez que masticaban un trozo de pan lo escuchábamos.
La comida… El cocotte de queso estaba ESPECIAL de lo mejor que e probado de queso en mi vida, de segundo un tartar de salmón con brocoli, el Tartar dejo mucho que desear ya que el sabor del .,. no le pegaba ni con cola, la pizza Saporem la peor pizza que e probado en mi vida, ya que la calabaza en la pizza es asquerosa y el precio de la pizza 12 € + iva me pareció excesiva para lo que es.
Quiero dejar claro que la opinión de la comida es totalmente personal y que no significa que el producto fuese malo e!
Volveré porque hubo varios platos que me quede sin poder probar.
La atención espectacular vuelvo a recalcar.

¡Marcado entre mis top de restaurantes! Por situación, por atención (aunque como suele haber mucha gente, algo lenta), por tapas y platos.
Tiene una parte interior y una exterior que en invierno la tapan con una lona y ponen radiadores. Pero en invierno, fuera, suele hacer un poco de rasca. Incluyen música en directo, suelen ser dos artistas (van cambiando) que amenizan con música de fondo cualquier velada.
Las raciones de tamaño no son muy grandes, pero tampoco resultan caras. Las berenjenas, las ensaladas, croquetas,… Todo riquísimo!
Luego hay carnes, pescados y buenos segundos. Mi plato estrella es el arroz al curry con pollo y manzana! Pero, la verdad es que cualquiera, todo está buenísimo.
Y los postres, deliciosos! Si hay tarta de zanahoria, ¡¡¡no dudes en pedirla! Un manjar!
Y luego puedes irte a dar una vuelta por Sol para bajar la comida! jajaja! Todo ventajas!

Saporem es un restaurante que siempre me ha gustado por su relación calidad precio. Mi calificación de una estrella surge a raíz de que no nos quisieron dar vasos de agua, a mi esto es algo que nunca me ha pasado y que me parece totalmente inaceptable especialmente cuando pides 4 botellas de vino y mas de 10 platos para 7 personas.

Preciosa decoración, tremendamente agradable el ambiente. La terraza es una auténtica gozada tanto en verano como en invierno. La carta muy bien desarrollada aún siendo corta. Recomendable el sobao con foie y huevo poché, el steak tartar, las croquetas, el carpaccio de buey y cualquiera de sus postres hará las delicias de los más «dulceros» grandísima la tarta de zanahoria.

Desde el primer momento un lugar al que quieres volver. Sus camareros son realmente simpáticos y se integran contigo muy bien. Ese buen rollo sin llegar a ser cansino es genial.
La comida que puedo decir más que impresionante, probar el tartar de atún, o sus croquetas de morcilla, … también nos recomienda la cheesecake aunque a mi no me acaba de convencer esta muy bien. Y el Brownie blanco con helado chocolate si está muy rico.
Después nos invita a tomar una copa en su terraza con música en directo, muy bueno rollo y pensando en que tenemos que volver.

Cuando llegué a este local me sorprendió bastante y para bien. Es súper amplio, con una decoración agradable y mucho personal dándote las buenas noches.
Me sorprendió aún más llegar a la zona donde habíamos quedado: una terraza semiabierta donde pinchaba un amigo, con muchas mesas y una barra donde pedirte las cañitas o, en este caso, los cañones ;) y sí, me vais a disculpar pero se podía fumar. No podía pedir más: domingo, post-​evento de Unilocal,música molona y amigos PERO… teníamos hambrecita y decidimos pedir unas pizzas. Para no repetirme, podéis leer la reseña de Clara Á. sobre lo que ocurrió… de ahí mis dos estrellas…
La pizza Saporem estaba riquísima y el sitio, si no hubiésemos tenido ese mal rollito, tendría por lo menos cuatro estrellas. Una lástima. Es posible que vuelva porque, como comentaba ayer con El Ferry, creo que casi siempre, hay que dar segundas oportunidades y en la carta tenían cosas interesantes que quiero probar.

Saporem es el nuevo sitio de moda para todo foodie que se precie. Con un local que comparte espacio y baños con un hostel (es muy gracioso ir al baño y pasar por las escaleras que te llevan a las habitaciones, con sus paredes decoradas y todo), todo son sorpresas nada más entrar.
Es bastante grande, con una decoración muy moderna y una gran barra en la entrada. También cuenta con un espacio de terraza que, como era invierno cuando fui, está techada y que duplica la capacidad del local.
La carta tiene un poco de todo y ésa es la palabra clava «poco», ya que las raciones son algo pequeñas y si pides un plato por persona te vas a quedar con hambre. Eso sí, todo está muy bueno, tanto, que nunca te cansas de comer su Tataki de atún, su pulpo a la brasa, etc… Pero claro, no todo podía ser de color de rosa y los precios son bastante altos, aunque para un día de celebración es ideal.
Me dejo para el final la hamburguesa, la cual está descrita como especialidad de la casa y no si será porque el cocinero ese día estaba deprimido, peor la verdad es que me decepcionó bastante. Presentada envuelta en papel de aluminio, tiene muy buena presencia, pero es curioso, ninguno de sus ingredientes sabe a nada: S Un plato que empañà la experiencia global en Saporem y más cuando hay miles de sitios donde comer una buena hamburguesa.

Me da mucha rabia hacer esta reseña. Mucha de verdad. El sitio es estupendo y yo probé la pizza Saporem y estaba muy muy muy buena… pero me temo que la atención fue nefasta.
Fuimos a una fiesta en la que pinchaba un amigo y decidieron no servirnos pizzas fuera. Estuvimos un rato intentando enterarnos de por qué no nos dejaban tomar la pizza fuera mientras escuchábamos al DJ (argumentamos de todo, incluso que nos la pusieran para llevar y así no afectaba al servicio). Todo muy raro, no lo llegué a entender.
Puede que vuelva, porque la comida estaba muy buena, pero vamos, que cuando «pedir una pizza» se convierte casi en un favor que te hace el restaurante acaba perdiendo la gracia ;)

Un restaurante más, todo correcto. Esta bien para comer por la zona pero no me ha parecido nada especial.
Lo mejor la terraza interior.

Tenía unas ganas tremendas de probar este sitios. Las recomendaciones y las fotos me decían que iba a ser increíble así que no he podido esperar mucho y he aprovechado para ir a desayunar. Me imaginaba un desayuno increíble con mucha variedad, algo así como un brunch y que iba a estar petado. Así que hemos ido pronto y vaya decepción, espero que el servicio de comidas no sea igual porque sino…
No había nadie, parecía cerrado y yo pensaba que me había equivocado y que no daban desayunos. Pero no, estaba abierto y pregunto que si podemos desayunar y que dónde nos sentamos. La camarera me dice, son 2,50 euros (no he preguntado el precio y me ha parecido feísimo que me lo digan de primeras) y es café con tostadas dulces o saladas. Decimos que guay, que ok, y le pregunto que si tienen soja y me dice que sí (punto positivo) así que digo café con soja y tostadas con mermelada. la camarera me dice que no, que no tiene mermelada (what?¿?) que sólo tomate. Mientras las hace le dice a la compi que no queda más tomate (entonces que desayunan los demás??¿?) Cuando nos traen las tostadas, vaya timo! Unas mini tostadas, unos panecitos enanos y el café era todo espuma y nada de leche. Por 2,50 euros me piro al bar Manolo y me pongo como el kiko! Además preguntamos por zumo y sólo tienen de bote, en un bar que tiene como imagen todo muy ecológico y muy estupendo. No vuelvo a ir a desayunar nunca más porque además se han puesto a limpiar y a fregar mientras desayunábamos y el hilo musical que iban poniendo y quitando mezclaba Coldplay con Bambino! ÓLE TÚ!
No entiendo entonces por qué sirven desayunos, que habrán para comer y para cenar y listo. No abarques cosas y no sepas hacerlas.
Espero ir a comer/​cenar y ver el patio ese tan maravilloso que dicen, porque sino vaya timo de sitio!

Muy buen servicio, comida y ambiente. Con música en directo en la terraza cerrada y climatizada en pleno mes de enero. Un éxito!!!