San Wich

Tenía ganas de probar comida chilena y, cuando supe que este lugar tenía éxito, allá que fui. El local tiene buena pinta y está bien decorado. Cuenta con dos estancias y una gran barra, pero para sentarse sólo hay taburetes muy altos y algo duros-​incómodos, sin sitio donde colgar abrigos y demás. Efectivamente, salir en invierno es mucho más aparatoso y desafiante que en otras épocas del año porque, además de salir con mal tiempo, tienes que desenvolverte como una cebolla al llegar a cualquier parte, con lo que tus bultos acaban ocupando como un comensal más, por eso se agradece algún perchero-​taburete-​canasto a los pies.
En cuanto a la manduca, me pareció mejor de lo que imaginaba. Había varias opciones y la mía fue el Lomito, un bocadillo tipo pepito (siempre una elección ganadora) que me gustó mucho. La hamburguesa clásica tampoco estaba mal. Las salsas de mesa me parecieron demasiado picantes, pero hablo desde una perspectiva especialmente sensible a la guindilla, con lo que puede que para otros esté normal. De cualquier modo, me gustó descubrir las marcas locales de picantes y de cerveza, que también pude probar. Todo lo que ingerimos me encantó y tenía un toque casero y de productos frescos que agradecí mucho.

San wich es un pequeño y mágico lugar. Tienen sandwiches (duh), hot dogs y hamburguesas, y unos pequeños platos especiales como empanadas y ceviches.
Fuimos a comer aquí porque no había lugar en otro sitio, nos sentamos en una mesa alta, que por suerte tenía ganchos abajo para colgar el abrigo y las carteras de las damas. Bien pensado.
Los cuatro que fuimos pedimos diferentes hamburguesas y la verdad estaban muy ricas. La clásica, bacon cheeseburguer, la de palta y una que llaman a lo pobre, con huevo frito. Pedimos unas cañas para acompañar, como manda la ley.
Todas las hamburguesas vienen con su acompañamiento de patatas fritas y la hamburguesa en sí es bastante grande y llenadora. Nadie claramente se quedó con hambre.
La atención fue super buena, teníamos varios mozos preguntándonos si todo estaba bien y si necesitábamos otra cosa.
El precio estaba más que bien! Creo que terminamos pagando 10 € cada uno en total. Así que en cuanto precio-​calidad sales ganando.

Fuimos a cenar con unos compañeros de la universidad, la verdad era la primera vez que salíamos y aún no sabemos manejar bien el horario de cena de Madrid donde queríamos ir estaba todo resecado entonces entramos a este lugar porque había disponibilidad. Buen servicio, rápido y una deliciosa hamburguesa con palta :) a un buen precio.
El diseño del lugar es acogedor y muy coherente con el concepto, me gustaron mucho las ilustraciones de las paredes.

El local de este San Wich es mucho más grande que el de la calle Hortaleza, en el que es imposible encontrar sitio. Las amplias mesas del fondo y del sótano lo convierten, además, en una buena opción para cenar en grupo en Malasaña.
La comida, como no podía ser de otro modo, continúa estando deliciosa y se basa, como ya sabéis, en la cocina chilena. Su chacarero es un clásico, pero también están muy buenos su mechada a lo pobre (con huevo y cebolla caramelizada, ñam) y su Barros Luco. Como entrante, nosotros pedimos unas empanaditas de queso que no están mal. Todos estos platos vienen acompañados de pebre, una delicia chilena que os gustará si sois fans del picante, el tomate, la cebolla y el cilantro.
En cuanto al servicio, nos atendieron estupendamente desde que llegamos (y eso que tuvimos que esperar al resto de comensales un buen rato). Merece la pena ir y disfrutar de sus platos, ya sean sus sándwiches o sus hamburguesas ;)

Fuimos por los sandwiches y nos encontramos con que hacen las que probablemente sean las mejores hamburguesas de Madrid, no he probado una tan jugosa y tan sabrosa en mucho mucho tiempo.
El ceviche de salmón fresquísimo no, lo siguiente, aunque la empanada de carne, si bien estaba buena, no nos volvió locos. Yo, hamburguesa a lo pobre, ella, sandwich de merluza rebozada, y tanto el pan como los postres, caseros (por ponerle algún pero, la mousse de dulce de leche llevaba demasiado tiempo en la nevera) y el servicio amabilidad pura. Una gozada de sitio.
Ah! Te venden el ají chileno en bote, picante picante!

Creo que no eran ni las 21h así que el local estaba bastante vacío y nos sentamos en una de las mesitas altas de la entrada.
Tienes hot dogs, hamburguesas, sandwiches, otras cositas que llaman Tentaciones, tipo ceviches o empanadas que a ver si pruebo otro día, y dulces.
Tomamos para compartir el perrito As diplomático, que en lugar de ser con salchicha lleva ternera como en trocitos, queso, cebolla y nosotros le metimos un poquito de ají chileno. Muy rico. Eso sí, lo acompañaría de unas patatitas fritas ;)
Probamos también su burger Voladora, con pollo, chutney de melón, tomate, calabacín al grill y lechuga mezclum. También muy rica, eso sí, nos gustó más el perrito. La burger sí viene con patatas y el pollo es como a la plancha. Si le pones un poco de mostaza gana ;)
Para beber nos pedimos unos Pisco sour a lo loco pero ojo que nos son baratos. No sé si fueron 6 o 7 € cada uno, pero bien ricos que estaban. Me habría tomado dos más ;P
También tienen cervezas chilenas, Alhambra y mi amada La Virgen.
Me moló mucho porque como el local no estaba llenísimo pues se estaba tranquilo que era un poco lo que buscábamos y porque todas las personas que nos atendieron fueron súper majas :)

Lo primero de todo, contrarrestar un poco al mañómetro de Sergio S., y es que hay que ver qué diferentes son los sitios en función de las expectativas que nos hacemos.
Viernes por la tarde deambulando por Malasaña, el estómago que va casi crujiendo y el olor a comida que sale de muchos locales contribuye un poco más si cabe. Entre que si conozco un sitio que me ha recomendado un Unilocaler, que si vamos a tirar de la app móvil… pues va a ser que no. Pasamos de todo eso por un día. Vemos escrito «pisco sour» y eso parece excusa más que suficiente para entrar en un local.
Particularmente me gustó la decoración y el concepto (un puntazo la tele enmarcada a modo de cuadro). En realidad está pensado para que no estés mucho tiempo en el local, pero es que el tipo de comida así lo requiere. Tienen mesas altas cercanas a la barra y un pequeño salón con una mesa alta compartida para unas diez o doce personas. No había mucha gente en el local y la atención fue correcta. Los piscos nos levantaron el ánimo. No soy muy experto en esta bebida, pero a mí me supo a gloria. Y la comida me pareció muy rica, sobre todo el hot dog as diplomático, que en realidad no es un perrito como tal, sino un sándwich de ternera con queso fundido, cebolla y champiñones servido en pan de perrito. Si lo acompañas ligeramente de ají chileno, me parece una combinación perfecta.
Me quedé con ganas de probar más cosas de la carta… quizás otro día. Lo que sí probé fue la hamburguesa voladora, que en apariencia parecíà la típica con pollo a la plancha, pero tenía un sabor bastante especial, quizás gracias al chutney de melón.
Como conclusión, y ahora que ya vuelve la F1, se puede decir que este sitio es un buen pit stop, para tomar algo rápido y rico, y que te permite continuar con fuerzas la ruta malasañera.

Restaurante con estilo chileno. Pedimos una hamburguesa y un perrito. La hamburguesa estaba súper buena 100% recomendable. El perrito pensando en precio cantidad, no venia acompañado ni de patatas ni de nada… nos defraudo un poco. También tienen cervezas chilenas que nos sorprendieron.

Este local tiene una diminuta fachada en la calle Espíritu Santo, muy cerquita del metro de Tribunal, que engaña bastante, ya que es mucho más amplio por dentro.
Como había leído algunas críticas positivas en Unilocal y la identidad visual del sitio me enamoró, decidí lanzarme a probar una hamburguesa vegetariana, y la verdad es que estaba muy buena.
Al contrario que otros sitios en los que utilizan verdura rebozada congelada, aquí me pusieron una hamburguesa de Quinoa con una guarnición de patatas fritas y ambas cosas estaban buenísimas, con precios bastante razonables y un servicio bastante rápido y unas camareras simpáticas.
La verdad es que fui solo para hacer un poco de tiempo, y como no pedí postre ni nada no sé qué tal estarán el resto de platos, pero algo me dice que tienen que mantener el nivel.
Volveré pronto porque tenían cosas muy interesantes en la carta! :)

A mí que me encantan los sandwiches y quería probarlos. Me tomé el de salmón y muy bueno. El sitio agradable y no muy lleno. La atención cordial. Sin duda volvería para probar otros sandwiches.

Creo que tuve suerte, porque mi experiencia en el nuevo (aunque ya no es tan nuevo, que lleva bastante tiempo abierto) San Wich no fue tan mala como la del resto de los Unilocalers. Si bien llegamos al local y no había nadie, y sí que es verdad que tardaron un poco en tomarnos nota (no para las bebidas, pero sí para la comida), lo cierto es que eso tampoco empañó el hecho de que la comida estaba rica, y el camarero fue agradabilísimo.
Casi tan pequeño como su hermano mayor, sito en la Calle Hortaleza, sí que es verdad que este lugar me pareció ligeramente peor. Un poco más desaborido, no sé qué es exactamente. Igual es el local, que en muy poco tiempo ha sido tres o cuatro cosas diferentes. Sin embargo, yo fui allí deseando pedir un sandwich chileno (una de sus especialidades) y he de decir que el de Lomito Italiano estaba bien rico.
Luego bien es verdad que pueden mejorar algunas cosas, como el tamaño de las Coca Colas (estoy por instaurar una petición pública para que el tamaño de 350ml se instaure como estándar cuanto antes), pero más allá de eso, la verdad, me pareció que es un digno sucesor, por mucho que no esté a la altura.

A mi la verdad es que todo lo que comimos me pareció muy rico. Veo que los comentarios negativos aquí van por el servicio y no la comida, pero en eso tuvimos suerte por haber ido al mediodía — el sitio estaba completamente vacío cuando llegamos (a las 13:30), y cuando nos fuimos (un poco antes de las 15h), seguía casi vacío aún. El servicio bien, muy atento aunque es verdad que tardaron en llevarnos las patatas y tuvimos que preguntar por ellas.
Yo comí una hamburguesa «a lo pobre» si recuerdo bien (muy posible que no), y me gustó mucho, la carne al punto exacto que pedí, y el queso y cebolla caramelizada y demás extras muy, pero muy ricos.
Una queja: los refrescos normales (Coca-​Cola etc.) vienen en botellas enanas, que son dos sorbos. No los probé pero vi que también tienen refrescos venezolanos y/​o mexicanos con sabores muy inusuales.
Una no-​queja: las salsas que ponen en cada mesa nos encantaron, tienen una muy picante que hace una mezcla genial con la mayonesa o la ketchup. ¡Ñam!

La verdad es que no me ha parecido nada del otro mundo, esta bien para cenar pero no deja de ser un restaurante de comida rápida, bocatas, hamburguesas y perritos con un lavado de cara.
Fuimos a cenar 7 personas y salimos a 9,50 € por cabeza.
La atención del camarero lo mejor, nos invitó al postre. Chupitos de dulce de leche

#Juevesdereseña
Estar al nivel del listón puesto por el San Wich original de Hortaleza no era fácil. Pues bien, hay que decir que el restaurante de Espíritu Santo está al nivel, superándolo en algunos aspectos, si bien suspendiendo en otros.
La calidad de las hamburguesas es la misma que la del local matriz: Estupenda, deliciosa, ir tocar el cielo y volver, querer morirte en el momento del último bocado porque sabes que a partir de ese momento, todo lo que pueda ocurrir va a ser peor. Todas las variedades son pecado mortal, y lo más duro es decidir con cual te quedas.
Hasta ahí todo igual. Luego todo va hacia arriba porque este restaurante es muchísimo más grande que el microscópico restaurante esquinero al que estábamos acostumbrados (con todo el encanto que conllevaba eso, que todo hay que decirlo). La decoración es muy resultona, es más amplio y todo mejor. Además, tienen cerveza La Vírgen que siempre es un triunfo.
Ahora los peros, que hacen que se le caiga una estrella. Las patatas fritas congeladas son un gran #NO. ¿Qué hemos hecho para merecer estropear una hamburguesa épica con unas patatas de andar por casa? Pero en realidad lo peor fue el trato que nos propinó la camarera que se hacía cargo de la caja y de los pedidos para llevar, que independientemente de la cara de oler mierda que tenía durante todo el tiempo que esperamos, se encargó de hacernos sentir todo lo mal que pudo porque decidimos pedirnos unas cañas y unos pisco sauers (riquísimos) mientras esperábamos y además pagar la cuenta por separado, y encima con tarjeta… Querida, todos sabemos que para ti es más fácil cobrarlo todo junto y en metálico, pero you know what? Te aguantas.
En fin, que volveremos seguro, aunque lo haremos con pai-​pais para taparle la cara a la camarera y no tener que verla.

Después de observar el enorme letrero que tienen anunciando hamburguesas latinoamericanas, le digo al camarero — Disculpa, ¿cuáles son las hamburguesas latinoamericanas en la carta?
Bueno… — responde el camarero — ¿sabes cómo hacen las hamburguesas en estados unidos? ¿no? Por ejemplo no le echan aguacate…
Ehhhh… hombre, depende de la hamburguesa que pidas ¿no? — le digo inocentemente.
¡Bueno! — espeta, cambiando además de tema — pero no es que haya UNA hamburguesa latinoamericana en nuestro menú, es más bien los ingredientes que pueden llevar algunas.
Así que a veces le echaís a algunas un poco de cilantro. Es eso ¿no? — respondo, no tan inocentemente.
Sí — me dice, mientras se aleja — Desde luego, cómo te gusta darle vueltas a las cosas.
Pues mira, no sé si es eso. Pero lo que sí sé es que si lo anunciáis cubriendo toda la pared, y luego el camarero no puede responder a una simple pregunta sin dar mil rodeos, pues a mi me da la impresión que no estáis siendo del todo sinceros. De la misma forma que si en una carta pone croquetas caseras y luego son congeladas, me estarían engañando, por mucho que sigan siendo croquetas.
¿Los sandwiches chilenos que comimos? Pues, en mi opinión, entre 3 y 4 euros demasiado caros para lo que son. La presentación, también mejorable, cuando me hago sandwiches y hamburguesas en casa encuentro la manera de que el pan no quede blandengue por los liquidos que esta soltando el relleno.
¿Las guarniciones? Congeladas y caras.
En fin, ya le he dado la última oportunidad. Mucho mejor el sitio de las tortas mejicanas en la calle León.

Mañometro: Que chasco mas tonto …
Pues no me gustó nada, supongo que iba con unas expectativas muy elevadas y de ahí la gran desilusión. El servicio no fue especialmente simpático, el camarero tomo mal las comandas, tardaron mucho y los sacaron uno a los 20 min y otro a los 30 (totalmente descompasados)
Entramos atraídos por un cartel fuera donde se anunciaba un sandwich de queso azul que resulto ya no estar en la carta (deberías quitar el cartel en ese caso). La comida estaba rica, pero demasiado «grasosa» para mi gusto
Le daré otra oportunidad mas adelante, pero el disgusto fue bastante morrocotudo.