Sala Caracol

No se le puede pedir más. Un sitio original, donde programan conciertos para todos los gustos y además el sonido es magnífico.
Ayer estuvimos viendo el concierto de Scott Bradlee. Para mi gusto, espectacular. Todo perfecto y en la línea de Caracol; empezó a su hora y a pesar de estar el local lleno, no era agobiante.
¿Qué por qué no le pongo las 5 estrellas?. El ropero carísimo (2 € por abrigo) y la consumición otro tanto (5 € por tercio de cerveza). Así que cuando acudáis a un concierto, o vais en verano y sin sed, o asumir que la entrada os va a costar un 50% más.

La acústica de este sitio es muy buena, es un lugar donde ir a ver grupos en una sala de tamaño mediano, ideal para ir a ver conciertos de pie y bailarlo o saltarlo todo, muchos grupos que luego han dado el gran salto a sitios más grandes han pasado por aquí.
La mayor pega que tiene esta sala es que si el grupo es bastante conocido se llena mucho y la cerveza vale un ojo de la cara (como en casi todos los sitios de conciertos de Madrid) advertencia OJO OJO con las copas, garrafón, fon fon.
En la esquina de enfrente hay un bar BAR donde tomarse unas cañas que se pone hasta arriba los días de concierto.
Disfruten el espectáculo y si quieren sigan la fiesta.

Con ocasión de un concierto de El niño de la hipoteca, ha sido mi primera visita a la sala. Llena hasta los topes y aún así con espacio vital, y sin pasar demasiado calor dentro de lo que cabe.
El precio del concierto 9 €, económico, aunque los precios de las bebida viene a ser el gabitual en estos recintos, por encima de los 6 € la copa.
Buena visibilidad del escenario y sonido impecable.
La única pega, el de seguridad podría ser más educado.

He vuelto a esta sala después de años sin pisarla, con ésta sería mi segunda vez aquí (parece increíble, pero si! el destino ha hecho que los conciertos a los que haya asistido siempre sean en otras salas). No recordaba que fuese tan «acogedora», para conciertos de «grupos pequeños», puesto que si mal no recuerdo me dijeron que hay un aforo de 300 – 400 personas. Es como «estar en familia», la sala está genial, dicen que es de las mejores salas de conciertos que hay en la capital y no es para menos. La acústica es impresionante y si el grupo que toca lo hace bien, te llevas el combo!
Y ahora la parte «negativa», pero no de ésta sala, sino de todas en general ya, los precios de las consumiciones. a precio de sangre de unicornio. 9 Euros un mini de cerveza me sigue pareciendo un robo, (aunque en otras se piden como 12 euros).
Y el calor. O se olvidaron de encender el aire acondicionado o no sé si siempre será asi, pero no recordaba un concierto (bueno si) con tanto calor encima.
Por lo demás correcto! Espero que me surja la ocasión de volver a repetir concierto en esta sala, porque a veces me gusta disfrutar de buenos conciertos, de buenas bandas en salas no tan exageradas que casi no te dejan disfrutar del espectáculo por la cantidad de gente que va.
Mi punto positivo para la sala! ;)

Después de la extinta Ritmo&Compás, la mejor sala de conciertos de Madrid. Entiéndase que no hablo de bares o discotecas, sino que de salas de conciertos. Recintos habituados para tal fin. La noche madrileña, plagada de bares, discotecas o locales no amoldados para dar un concierto en condiciones, la Sala Caracol brilla. Sobresale de muy buena forma con una visibilidad perfecta a lo largo y ancho de ella, el sonido más que correcto en sus cuatro paredes y unos precios no abusivos como ocurre en otras salas más grandes.
No recuerdo ya la cantidad de conciertos que he visto aquí, ya sea en estado etílico o en plenas condiciones. Podría, perfectamente, rondar la centena (o más) de conciertos y no recuerdo ni un solo concierto que haya fallado la sala. Quizá el grupo sí, pero ¿la sala? Raro sería. Una sala magnífica para ver un concierto.
Aun luchando contra el ayuntamiento y sus problemas burocráticos, la sala sigue en pie. Luchando por ser uno de los mejores recintos conciertiles de Madrid.

Fuimos para un concierto. El lugar tiene buen tamaño y se esta bien. La barra es variada y los precios de tragos nada mal.
Buen lugar y buena localización
:)

Madrid no se caracteriza por poseer buenas salas pero para ciertos grupos esta es ideal por su capacidad de aforo medio, además está bastante bien comunicada en transporte público y es de fácil acceso.

Sala cómoda y estupenda para ver cualquier concierto de cualquier tipo.

Tengo un especial recuerdo de uno de los concierto que ví allí. Llovía a cántaros en la calle y todo el mundo entró caladísimo. Pero el concierto hizo que te olvidases del mundo exterior.
La sala es genial, bastante amplia y el sonido es decente, porque Madrid tiene unas salas que son una mierda en este aspecto. La verdad que la zona se lo está currando con el circo Price que es buenísimo para conciertos.
El precio de la consumición un poco caca pero vale la pena ir a ver grupazos que te dejan un buen sabor de boca.

Creo que he perdido totalmente la cuenta de la cantidad de conciertos que he visto en La Caracol, pero tengo que decir que siempre, siempre que he ido, la experiencia ha sido magnífica. Y eso que suelo ser bastante quisquilloso con el sonido de los conciertos, enfadarme bastante rápido y pensar que la cosa suena mal. No sé cómo lo hacen aquí, pero en general da igual donde estés en la sala, que el concierto se escucha (y se ve) fenomenal.
Lo primero, hablaré un poco del emplazamiento. Está situada en el barrio de la Arganzuela, una de las zonas a las que más cariño tengo de Madrid. Otrora zona industrial, el sur de la ciudad de Madrid bulle a día de hoy con incontables emplazamientos culturales, entre los que destaca el Matadero. Pero todos los edificios industriales, muchos ya abandonados, que pueblan esta zona, tienen muchas papeletas para ir virando hacia otros usos en breve.
La Sala Caracol se inauguró en 1991 (va a cumplir 20 años) y desde entonces, ha acogido gran cantidad de conciertos de bandas nacionales e internacionales. Es posible que su conveniente ubicación (muy cerca de Embajadores, con estación de Metro y Cercanías) muy cerca del centro de la ciudad hayan servido para colocarla en la cima de las salas de conciertos de medio tamaño. Por otro lado, además, su configuración rectangular permite que el público pueda ver el concierto cómodamente, incluso si está al final del todo. Y por último, lo mejor de todo es que, pese a que su puerta principal dé la impresión de que estás accediendo a una especie de almacén, en realidad por dentro es un espacio de lo más singular: desde la zona del guardarropa y los baños, que imita una calle antigua, con sus azulejos y todo, hasta el interior, que es un poco más frío pero que guarda esa belleza industrial tan interesante.
¿La única pega? Los precios de las consumiciones. Pero se les perdona, porque suelen programar conciertos tan buenos que eso hasta se te olvida.

Una de las mejores salas de conciertos de Madrid. por tamaño que se va a algo más de 500 espectadores, por sonido, siempre excelente (a no ser que el grupo no de más de si), por su barra, por sus teles que escupen vídeos, por un gran escenario…
Casi siempre orientada a conciertos con cierto corte roquero y hasta metalero no obstante allí he disfrutado de espectáculos pop maravillosos como el concierto del pasado año de Ariel Pink, uno de los mejores que viví en 2010.
Si te gusta el grupo y toca en Caracol el pack es completo porque puedes estar ante un concierto perfecto, con buena acústica y sin calores excesivos.

¡Tocamos en la Caracol!, me dijo mi amigo super emocionado.
Yo sólo conocía esta sala de oídas pero cuando tu amigo va a dar un concierto allí pues la excusa para ir a conocerla es más que perfecta. Es una de las salas míticas de la capital donde grupillos poco conocidos hacen sus pinitos.
Es pequeñita pero creo que ese es uno de sus puntos fuertes porque todo lo que sea disfrutar la música de cerca está de lujo.
Como me pasa con la mayor parte de las salas de Madrid, ésta me encantó como sala de concierto pero como discoteca, todavía me queda conocerla.

Muy recomendable sala para acabar unas copas empezadas en lavapies, amplia, techos altos y música por lo general bastante medida en volumen y gustos.
Tiene un aire garagero entre informal y oscuro, pero que parece un acogedor nido en el que caer a partir de la una o las dos de la mañana.
Es recomendable consultar el cartel de cada noche, pues sus sesiones pueden sacar sus cuernos al sol con un concierto de rock o proponerse el otro extremo, como hermafrodita que es, con una noche dance.
Irá a paso de caracol si, pero lleva ya 20 años siendo un estandarte de la noche madrileña, con la desventaja de no estar en pleno centro… Por algo será.

Esta mítica sala y yo nos conocimos hace poco más de un año durante unos conciertos que se celebraron para conmemorar el día de la mujer.
Me encanta que la pista sea tan «espaciosa», que la entrada continúe guardando la esencia de sus primeros años como local, con su taquilla y ahora también guardarropía, sus baños y su azulejos que rememoran el Madrid más castizo. Es cómo un recordatorio de lo que fue, como cuando en una casa no se toca una tapia en una reforma porque tiene años de antigüedad. Y el escenario allá al fondo dominando al público que se vuelve hacia él.
Mejor pedir cerveza que copa, por eso del «money, money». Consultad la web para saber horarios de espectáculos. El de la taquilla es de 20.30 horas hasta 21.30.
¡ojo! el horario indicado es el de las sesiones CLUBBING, cuando la sala sirve a modo de «discoteca».

Tanto tocando como asistiendo a un concierto, esta sala me ha ofrecido un buen sonido. El tamaño no es demasiado grande, pero es suficiente para grupos de tamaño medio.
Recomendable

Si de algo peca Madrid es de carecer de salas para conciertos. Pero no sé, en esta sala, quizás por su acústica o quizás por un meritorio equipo humano y técnico, es seguramente una de las mejores de la ciudad. Situada en un barrio céntrico y con una buena red de transporte público, la hace una de las más visitadas. Es una de mis preferidas.

Creo que es difícil encontrar buenas salas de concierto en Madrid. Por su espacio, acústica, programación, precios La Caracol se salva en casi todos los aspectos. Es más o menos céntrica, tiene buena acústica, es mediana, con buen escenario y el público no tiene obstáculos para ver los shows