Ruta Las Hurdes

Hay tantas cosas que me falta espacio. Es un engaño. Por lo menos conmigo.

En busca de un sitio que no estuviera atiborrado de gente por este barrio a la hora de comer, dimos con este extremeño remozado en el que había una mesa libre para el montón de gente que éramos; cuál no sería nuestra sorpresa cuando, tras llevar pensado que queríamos picoteo de raciones, nos dijeron que en las mesas solo se come menú, pero que no nos preocupásemos porque podíamos elegir el barato o el caro. Jo, gracias.
Tras apañar los menús de tal manera que nos asegurásemos que los primeros podían ser compartidos a modo de raciones, llegó otro problema: una sola persona encargándose de todo el salón; claro, si tienes que preparar las mesas y atender a todas las personas, las cuales están cada una en un punto diferente de su comida, no puedes esperar rapidez, así que tardaron la vida en servirnos unos menús que, sin ser particularmente abundantes o ricos (por no hablar de que le echan pimiento a absolutamente todo), resultaban caros.
La próxima vez dirigiré yo a las hordas, está claro que ser un seguidor no me lleva a sitios decentes.

Vaya sitio, te pones morao (de comida se entiende, y bebida también)