Oskar

Carisimo para lo que comes o tomas, un cortado tocado de Bayleis 4.50,-€ y la hamburguesa de pollo se la inventan , pues no es hamburguesa sino pollo refrito tipo milanesa y lo adornan para que parezca hamburguesa o sea un timo de comida.

Oskars is a cool little spot offering a variety of dishes… Ironically came here after a bullfight, so had worked up a crazy hunger watching all that bull action lol. When we walked in we were greeted by a efficient yet brusk server. He directed us to sit outside but I was hot even though it was about 9 pm so opted to sit indoors. He promptly brought our drinks and provided menus. Upon reviewing the menu I noticed that if you take food to go its cheaper than if you sat indoors. The most expensive being sitting outside. He pointed to the pictures of the dishes that are displayed above the bar area since our spanish is limited and his english was limited as well. He recommended getting some alcoholic beverages and the Steak two times but I wasn’t feeling that. Kind of felt like he was upselling us cause we are tourists.
The staff kept a clean area and all where busy with tasks keeping the flow of serving. The wait was not long and a small appetizer of two tiny pieces of bread with cheese and meat where provided while we waited. We both got the famous Oskar burger and the portion of fries were enough to share between the two of us. Absolutely delicious. The flavors where layered and exploded in my mouth. No lie. Big patties, egg was displayed nicely in the center. Juicy with soft bread. Nice! Once finished our dishes where removed and the table cleaned.
Although I wouldn’t say it was friendly exactly, he left us alone and gave us time to enjoy, but ws silent when he interacted with us after ordring and bringing our request. Overall, it was a good experience. They run a tight ship and like I said. effecient and satisfying.

He leído varias de las reseñas que había de este sitio y la verdad es que por la zona fue uno de los que nos recomendaron para desayunar. Sólo probé el desayuno, pero las tostadas, el café y las porras que pedimos estaban muy, muy ricos.
Tres desayunos para tres personas alrededor de 10 euros.
La atención fue buena, había varios grupos de personas desayunando también y fueron muy rápidos al servir.
En la barra había todo tipo de bollos mañaneros que sin duda, habrían sacado la gorda que hay en mí, si la hubiera dejado salir.
Tienen bastantes mesas en el interior y una buena terraza.

Tres borrachuzos salen de una discoteca, un domingo a las doce de la noche, con un hambre galopante. ¿Dónde van? Pues no hay muchas opciones, y una de ellas (que además nos pillaba a todos de camino a nuestras casas desde el Charada) es, precisamente, la Cafetería Oskar.
Este lugar es lo más parecido a un diner americano que tenemos en Madrid. Abre de sol a sol, prácticamente, y a diario ofrece un buen rango de platos combinados, bocadillos y hamburguesas. ¿La comida es buena? Pues a ver, no es mala, pero tampoco es una delicatessen. ¿Es barato? Sí. ¿Está abierto a horas intempestivas y no intempestivas? Pues también. ¿Sus camareros tienen mano a la hora de tratar con el personal, aunque ande un poco piripi? Sí. Pues vamos para dentro.
Definitivamente, no vale la pena ir específicamente a este lugar, pero sirven comida rápido, en pleno centro de Madrid, a buenos precios y con la que la resaca del día siguiente no te va a resultar tan horrible. Para eso, muy recomendado.
BONUS POINT: ¿Conocéis algún local del centro de Madrid que tenga los baños impolutos un domingo por la noche? Pues estos están increíblemente limpios. Punto extra para el equipo de la Cafetería Oskar.

Esta cafetería representa todas esos días en las que paseas de pequeña con tu familia por Madrid y acabas comiendo un palto combinado, una hamburguesa grasienta con huevo o un sandwich especial de triple altura. No es que sea de gran calidad pero es la cafetería de toda la vida, donde siempre podrás tomarte algo y estar caliente. Es la cafetería de los 80 – 90 por la que nunca pasa el tiempo.

A ver, en este mundo tiene que haber de todo. No podemos pretender que todos los restaurantes nos sorprendan con audaces combinaciones de sabores, platos sofisticados y tendencias. Hay un nicho de mercado para los sitios a donde vas cuando necesitas echarte algo a la panza, andas corto de efectivo, y pasadas experiencias te dicen que el MacDOnald NO es una opción. La cafetería OSCAR está en ese nicho.
Es una cafetería tipo años 80 con menú de platos combinados y hamburguesas de todo tipo. De un sitio así no espero delicatessen, sólo que el local sea cómodo me atiendan bien, la comida no sea mala y las raciones resulten abundantes, y Oskar cumple sobradamente con esas tres condiciones. Anoche un grupo de amigos acabamos ahí la velada y no tengo ni un pero.
Cualquier vegetariano que nos hubiera visto cenar habia sentido como sus arterias se colapsaban: hamburguesas, escalopes de pollo, filetes rusos, salchichas, huevos, patatas fritas… había unas cosas verdes en los platos, creo que se llaman «lechuga», pero no me suena que nadie intentara averiguar si eran comestibles.
Todo se dejaba comer y todos salimos de ahí ahítos y satisfechos, por unos módicos 9 – 10 euros por cabeza, bebida incluida. Nos atendieron bien, nos sentaron en una buena mesa (inicialmente estábamos en la terraza pero al ver que amagaba lluvia el camarero nos preparó una mesa en la segunda planta), la comida, siendo de lo más básico, estaba bien preparada y el local además de amplio estaba limpio, cosa que no sucede en otros sitios (algún día os hablaré de mi experiencia en el «Bufette») luego no nada tengo que objetar.
No es un lugar para ir deliberadamente, es un sitio al que vas cuando hay que improvisar. Según uno de los comensales es además un buen lugar para desayunar sin prisas ni apreturas, así que el local pasa la prueba

Una cafetería que cumplió desde mi humilde punto de vista una de sus misiones: servir decentes desayunos. Si más no, la caña de chocolate y el chucho de crema con sus respectivos cafés fueron más que correctos para poder arrancar una intensa jornada de turismo en la ciudad.
El precio, nada escandaloso: 2.20 € por pasta + bebida. El servicio un poco sosete… aunque tampoco fue incorrecto en ningún momento.
No puedo juzgar por otros aspectos culinarios de Oskar, tal vez en otra ocasión. Como detalle, debo decir que las mesas del fondo son muy tranquilas y ofrecen unas apacibles vistas de la placita que preside el local. 3 estrellitas de aprobado!

Me parece indignante que te cobren DOS euros por un café para nada especial…

No hay duda de que el sitio ha mejorado mucho sus perspectivas, y nunca mejor dicho, desde que le quitaron de enfrente (o le soterraron) el cementero parking de Santo Domingo que presidía sus vistas. Desde entonces la cafetería, junto con el resto de negocios colindantes, sacan partido a ese panorama con un solicitado enclave de terrazas, seguramente el más céntrico de la capital. Oskar tiene más sucursales repartiendo tortitas por ahí.

Tuve una época de ir a menudo a este bar con unos amigos, porque estaba cerca del trabajo de varios de ellos, así que los demás pasábamos allí las noches esperando a que saliesen de trabajar. Al principio no estaba mal, cenábamos unas raciones o bocadillos, y bebíamos sangría para matar el tiempo. Volví después de unos meses, era verano, y nos sentamos en la terracita a repetir la escena de siempre, pero no fue igual. Lo único que seguía parecido fue nuestra inseparable amiga, la sangría (aunque su precio se incrementó notablemente), porque los bocatas, pese a ser calientes, estaban medio fríos, y los camareros, antaño bromistas y sonrientes, fueron de lo más desagradables. Entiendo que debían tener camareros nuevos o de refuerzo, porque estaban muy liados debido al verano, había mucha gente… lo que tú quieras, pero yo me busqué otros sitios donde pasar el rato porque ya no me compensaba dejarme allí el sueldo en sangrías y bocatas fresquitos.

Si antes de ver una pieza o un espectáculo de flamenco en invierno en el Teatro Arlequín te apetece un café caliente. Este es el sitio. Sobre todo si el acompañante se retrasa y quieres aguardar con tu libro o tu periódico en un sitio espacioso y sin pasar frío. No cobran caro, y tanto el chocolate como el café que pidas te sentará bien. Yo acudí allí en ocasión en la que mi acompañante se retrasó bastante a nuestra cita con el teatro y como ella llevaba las entradas — aunque nunca abandono en una cita — me tomé café, chocolate y hasta una tila para calmar los nervios. No me salió por un ojo de la cara, los camareros te brindaban la mejor de las atenciones, y nunca les vi ni meterme prisa a mí a pesar de permanecer allí más de una hora mirando el teléfono, ni tampoco hacerlo con los clientes que me rodeaban.