Óptica Toscana

Acompañé a mi pareja en su búsqueda de gafas nuevas y pensamos en esta óptica desde el principio. Ya desde fuera llama la atención. Pasamos por un par de ópticas cercanas antes ya que no abre hasta las 11 de la mañana. Nos atendió una chica muy simpática pero era demasiada moderna para nosotros. No nos pilló bien el punto que le pedimos (por ejemplo le dijimos que queríamos unas gafas oscuras y nos sacó gafas naranjas y de colorines) y se limitó a afirmar que todas las gafas, especialmente las más caras, le quedaban super bien, aunque no fuera el caso. «Que bien te queda esa» «Oh, esa te queda genial» y así todas. Nos hubiera gustado un poco de sinceridad y/​o criterio. Al final nos quedamos con la óptica Langa, a dos minutos de esta y donde nos salían más baratas y el óptico no tenía problemas en decir «esas te quedan mal».

Esta óptica fue mi primera parada en mi búsqueda de unas gafas nuevas por Madrid. Había pasado bastantes veces por delante y me había llamado la atención tanto el escaparate como todos los muebles antiguos, llenos de cajones para guardar semillas, que ahoran ocupan montones de gafas. Cuando vi que tenía tan buenas opiniones aquí en Unilocal no dudé en acudir.
Y efectivamente, no decepciona en absoluto. El trato que recibí fue fenomenal desde el principio. Se nota que saben cómo ganarse a clientes fieles. Te explican todo cuidadosamente y te asesoran en materia de lentes aconsejándote lo que necesitas. Trabajan con muy buenos fabricantes y los precios se corresponden con los del mercado (con mi grado de miopía yo uso la anterior a la máxima reducción posible en cristales, por lo que el precio sube). Te enseñan un muestrario de grosores para que te imagines cómo quedará en la montura, por ejemplo. A mí incluso me llegaron a enseñar unas gafas ya terminadas para un cliente con alta miopía, para que me hiciera una idea.
En cuanto a monturas, tienen marcas exclusivas como por ejemplo Anne et Valentin, que hacen una pasada de gafas fabricadas a mano. Lógicamente, la calidad se paga y yo no vi ninguna montura que bajara de los 250 €. Me probé muchos modelos, algunos súper bonitos y otros tal vez demasiado raros para llevarlos a diario. Pero hay para todos los gustos y preferencias, siempre fuera de las marcas más convencionales.
Al final no me compré mis gafas en Toscana porque encontré unas que me gustaron más en otra óptica de la ciudad pero no habría dudado en adquirirlas aquí a pesar del precio.
Absolutamente recomendable, sobre todo si usas las gafas tan a menudo (o el 100% del tiempo, como yo: D), que te merece la pena invertir dinero en calidad y un excelente trato y atención.

Yo personalmente nunca me he comprado unas gafas aquí porque, aunque suene a broma, llevo yendo al mismo óptico desde segundo de EGB, y es el óptico de mi pueblo. Toda mi familia lleva yendo «donde Antonio» toda la vida, y nos trata tan bien que yo ni me planteo cambiar.
Sin embargo, sí he acompañado a uno de mis amigos aquí a hacerse unas gafas de marquísima, de Paul Smith para ser concretos. Y reconozco que as gafas son una pasada, y que la tienda también. Tienen cientos de modelos, por dentro es monísima y puedes encontrar todo tipo de gafas, un poco más premium que en otro tipo de establecimientos (sobre todo en esos que te venden tres pares de gafas por el precio de una).
La tienda por dentro merece una visita, y las gafas no salen tan caras. Piensa que, al fin y al cabo, es una cosa que vas a usar prácticamente todos los días de tu vida, así que más te vale estar contento con ellas.

Tengo una amiga con unas gafas de ver con forma de ojo de gato y brillantitos en los laterales, tan bonitas, que hasta la mismísima Carmen Lomana (miope, pero coqueta, se las pone sólo cuando no hay cámaras) le preguntó de dónde eran y aseguró que iría a Óptica Toscana a por unas parecidas. También son de ahí las que lleva Maxim Huerta, copresentador de «El programa de Ana Rosa», apasionado de la moda y con modelos muy chulos, fijáos cuando lo veáis en la tele…
El caso es que en esta tienda tienen gafas (de ver y de sol, menos mal, porque ya me estaba arrepintiendo de haberme operado la miopía) muy originales, algunas ‘vintage’, si no me equivoco, y modelos que sólo venden en el extranjero, lo cual es muy chulo. Y es más chulo aún todavía que ninguno tiene un precio altísimo (teniendo en cuenta lo que cuestan las gafas habitualmente). ¡¡No sé cómo nadie no les ha copiado todavía si la idea es genial!

Aluciné con la cantidad de gafas y modelos de los que disponen. Y aluciné aún más con la ubicación de la óptica; una antigua tienda de semillas respetando hasta el útlimo detalle y aprovechando las cajoneras para guardar el género.
Estuve probándome un montón de gafas, acudí varias veces, sacaban mi ficha, apuntaban cosas… la volvían a guardar hasta que regresaba a los pocos días. El trato fue siempre excepcional. Ni una mala cara ni un «ya está aquí este pesao».
Al final, ¡qué chungo fui! no compré ninguna porque ninguna me convenció y fue una lástima porque verdaderamente quería comprarles dado que se lo merecían por el sitio, la atención y la calidad de las gafas pero, pena, ninguna me resultó.
Es, para mi, la mejor de todas las ópticas en las que he estado sin duda alguna.

«Lejos de una imagen de óptica tradicional». De esta forma definen sus propietarios a la Óptica Toscana. Y tienen toda la razón porque allí no encuentras lo típico, allí encuentras gafas muy caras pero de marcas muy exclusivas. Huyen de los logotipos y las marcas convencionales por ello la originalidad es la principal característica de las gafas que puedes encontrar allí
La mayor curiosidad de este lugar es que el local donde se sitúa era un almacén de semillas de finales del siglo XXI. Tras ser destruido durante la Guerra Civil, se restauró hace unos años y el suelo, los muebles, la fachada y las vitrinas fueron recuperadas para servir como seña de identidad de esta óptica.
Merece la pena ir sólo por verla. Si una vez allí te encantan alguna de sus gafas (puede ser lo más probable) sólo tienes que ahorrar durante un tiempo y darte ese capricho.