Museo Chicote

Un clásico de Madrid y de Gran Vía pero que a lo largo de los años ha ido perdiendo clase, y eso que a finales de los 90 tuvo una especie de renacer como un Áve Fénix, pero cuyo brillo ha duró poco, aunque, solo por ver en sus paredes las fotos de todas las estrellas de Hollywood que pisaron este suelo merece la pena venir aunque sea solo una vez.
No es una coctelería más, ya que además de preparar los clásicos, han ido innovando a lo largo de estos años con más o menos acierto.
Lo que peor llevo de este lugar no es que se ponga hasta arriba los fines de semana, el nivel de ruido o los precios. Lo peor es el servicio. Camareros que no suelen atenderte o que son demasiado antipáticos. Creo que por esto han ido perdiendo a lo largo de los años.

Cada pocos años me acerco una tarde a Chicote, y lo suelo hacer con sentimientos encontrados como la visita a ese viejo amigo en decadencia al que tienes que decir «te veo muy bien». Aunque me resistía a ver de noche el actual Chicote, me acerqué una vez hace años, pero piadosamente la persiana estaba bajada en esa ocasión.
En esta visita voy a la barra y pido un martini; los tiempos han cambiado tanto que el camarero necesita una confirmación: ¿martini cóctel? El cóctel está ejecutado magistralmente pero… ¿pero qué? Pues que no noto esa ingenua sensación de fuegos artificiales como la que espera una adolescente en su primer beso. Incluso me atrevo a pensar que está más rico ese martini cóctel que me enseñó a hacer un amigo hace años, «un martini tan seco que podrás soplar sobre él y levantar polvo».
Las historias que se han oído sobre Chicote son tan fabulosas que le hacen a uno acordarse del Rick’s de la película Casablanca. Fue inaugurado en 1931 como un moderno cóctel bar en la nueva avenida de los rascacielos como el edificio Telefónica. Durante la guerra civil Chicote permaneció abierto a pesar de los bombardeos y allí solían acudir Hemingway y John Dos Passos – entonces corrresponsales de guerra– después de cruzar corriendo la Gran Vía, conocida como «avenida de los obuses». Durante la II Guerra Mundial acudía allí por la noche el «todo Madrid», diplomáticos, militares, espías de todos los bandos y naturalmente los adictos al Caudillo. En aquella España de la economía contingentada y el estraperlo, Chicote era el lugar para conseguir permisos de importación, la carísima penicilina, las medias de nylon imprescindibles para seducir a las remolonas y todo tipo de favores imposibles de conseguir en otro lugar. Al frente de aquello no estaba Humphrey Bogart sino el menos duro Perico Chicote y por el local pululaban algunas hetairas de lujo que tenían una regla: podían alternar por las mesas pero no colocarse en la barra.
Durante los 50 la lista de juerguistas que acudió a Chicote es impresionante. Ava Gardner a quien le encantaba este bar dijo: «encadenadme aquí y transformaré en sueños todas esas botellas». Frank Sinatra que entonces era su marido también estuvo aquí, y Charlton Heston y Gregory Peck y muchos más actores de Hollywood; Orson Welles también tenía su mesa preferida para emborracharse. La leyenda dice que una noche Ava Gardner se subió a una mesa, abrió las piernas y dejó caer una larguísima meada.
El local ha tenido lógicamente renovaciones pero acertadamente han querido que no perdiese ese cierto aire art-​decó de los 30, por ejemplo, la puerta giratoria es intocable. Durante los 80 hubo algunas fiestas de Almodóvar y Alaska pero ahora, ya en el siglo XXI, Chicote necesita encontrar el modo de seguir siendo un icono de la ciudad.

Se ha convertido en un clásico de las copas y postureo en Gran Vía, el staff atento y amable prepara las copas con esmero, cómo es de esperar.
Música variada en las horas en las que estuvimos, menos comercial que de gusto refinado.
Bien!
Un sitio que merece la pena visitar.

Aunque es conocido por la noche Madrileña, recomiendo su brunch. Si están en la zona no se lo pierdan. Un lujo desayunar en este ambiente y con buena música

Aviso: lo que vas a leer es una reseña en directo. Sin cortes ni edición, lo que salga es lo que hay. Espero que te guste…
22:53
Llegamos al bar. Cena de empresa. Bien organizado. El sitio mola. Luces chulas, reservado para nosotros. Así da gusto. Os aviso de que vuelvo a casa en taxiS la cosa puede ir a peor según pasen las horas. No voy a corregir errores ni na, todo en directo.
23:14
Nos sacan las primeras tapas. Muy ricas. Una brocheta de albahaca tomate y queso de bufala que me quiero morir. Lo único malo por ahora es que Orange no tiene cobertura aquí dentro. Aunque Orange no tiene cobertura en ningún sitio, así que no pasa nada.
23:24
Me han mirado mal cuando he pedido un kalimotxo. Los vascos no caemos bien en Madrid…
23:37
Chupito de vichisuas (o como se llame), bocadito de jamón, kalimotxo… Estoy disfrutando a tope. La musica bien. Por cierto.
23:47
¡Croquetas de jamón caseras!
0:12
Gyozas, palitos de pollo con mango… Muero de amor. Los kalimotxos fluyen cual rio Bidasoa.
0:30
Descanso en la calle. En la gran vía: marco incomparable. Buena experiencia. Por ahora todo positifa
0:36
Acabo de descubrir que lo que pone a la entrada no son pintxos, sino DJs… Me siento tan mayor.
1:25
Las copas han salido a colación. Buen bar de copas. Me cuesta pensar.
1:51
Le voyba dar 5 estrellitas. Me ha gustao mucho. Y encima sales a fumar en la gran via. Mola.
2:16
BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN
2;26
Los mojitos son todo azucar… Se me pegan los dedos al iphone al escribir esta fraseeeeeeee lo siento, se ma pegao el dedo a la e
2:32
El camarero solo con mirarme ha sabido que quiero un kalimotxo… ¿Me preocupo ya?
3:00
Nos echan, aburríos ya de nosotros… Habestado bien. Se lo remiendo a cualquiera. Buena opición pa grupos y cenas de empresa.

The celebrities that made this place famous wouldn’t be caught dead in it now. It has retained the art deco look of the past but tarted it up too much with flashing lights and a cocktail menu for idiots. That said, the drinks we got last night were excellent and the service was fine. The main problem with Spanish cocktail bars is simply there is no cocktail tradition in Spain. This would be a great place to slip into at 8 pm for a quiet martini before dinner. But that would only work in New York.

We stopped in here after dinner, as we needed to experience the place that Hemingway and Hollywood stars often frequented. The drinks were delicious, yet a bit expensive. They also had a great sample of mixed nuts/​bar snacks to munch on. There were only a few people in the place, but it was fairly early when we went in.

After reading about Museo Chicote, I got the impression that this bar was the place to be. After going there, I can without a doubt say that it isn’t.
The drinks are overpriced, the bartenders aren’t friendly and the place just seems like it’s trying to hard to be cool.

I read somewhere that Museo Chicote was somewhere you had to go in Madrid. It was an institution for cocktails and blah blah blah.
The bartenders are straight up douchebags and sloppy about mixing their drinks. Precious liquor should not be sloshed around when pouring the drinks into the glasses, especially not at 9 Euro. While the cocktails are balanced, at least, I think it’s also super lazy that they use milkshake machines to whir the cocktails together.
The cocktail list itself is not inspired nor classic, and the whole place smells of sugary sweet drinks that permeate the list. Luckily my Bees Knees (bourbon, lemon, and honey) was nice and strong, but a quarter of it ended upon my arm so it was a wash.
Music is pretty good and at a tolerable level.
The appeal must lie in the booths, where you can snuggle with someone and get drunk and make out, but the rest of the atmosphere reminds me of 1994. You don’t come here for a serious cocktail, that’s for sure (they also have a Jaeger shot chiller in the corner. I can’t imagine Hemingway, who imbibed here in its heyday, enjoying Jaeger shots).

Tiene solera ¿y qué?
Hoy en día un cierto aire de gafapasta sí que tiene.
La selección musical depende del dj, a veces buena a veces no, a veces con técnica y otras… da risa.
Risa y apuro pasé cuando a una amiga con la que quedé a tomar algo a las 5 de la tarde le clavaron 10 euros por dos cocacolas.
En fin, para no volver.

Emblemático local madrileño, uno de tantos. Por este han pasado personalidades de todo tipo y de todos los tiempos, ya que lleva abierto desde los años 30… y eso es ya decir mucho. Artistas de cine, teatro, músicos, cantantes, nacionales, internacionales… grandes nombres de la historia han tomado cócteles y disfrutado de interminables charlas y noches de locura en este mítico loca. Si las paredes de Chicote hablasen… cuántas cosas contarían. Y en cierto modo hablan, porque sus botellas y sus fotos dejan huella y constancia de todo lo que allí se ha vivido. Hya que ir, aunque sólo sea una vez en la vida, porque es un clásico.
Yo voy poco, porque suele estar llenísimo y es caro, no vamos a engañarnos, pero cuando voy siempre pido lo mismo: Cosmopolitan, porque a todas nos gusta sentirnos «chicas Cosmo» de vez en cuando, ¿no? ay qué pijo me ha quedado esto, siendo yo casi más campechana que el Rey…

La coctelería más famosa de todo Madrid, que por sus años y sus anécdotas es ya más museo que bar. Tantas noches han visto sus paredes, que si hablasen, medio mundo temblaría. Pese a sus lavados de cara, no puede dejar de ser quién es, el lugar donde los señoritos de la alta sociedad y los artistas de baja alcurnia si mezclaron durante años por amor al arte y al cocktail, y eso sigue intocable en su carta. No importa si fue más de lo que ahora es o si su nombre vive de las rentas de haber embriagado a Orson Welles o a Lola Flores, tiene ya categoría de emblema de la ciudad, y eso pocas reformas se lo quitan.

Desde el very begining de los años 30 está el Chicote en la Gran Vía. Uno de esos grandes míticos de Madrid, por el que al menos te debes dejar caer una vez por allí, aunque como a mí al final, te resulte un sitio a evitar y no te termine aportando nada
He estado en unas pocas ocasiones, y salvo la primera en la que tenía dieciocho años, el resto de las veces la experiencia ha sido ni fu ni fa!
Los cócteles no están mal, aunque su precio son bastante caros, desde luego no tienen el mejor daiquiri, como es de esperar. Las copas también son caras, incluso hasta el precio de una cocacola es una pasada. Únicamente es curioso pasar por allí una noche a tomar algo, mientras se observa el «personalismo» social y cultural de la Madrid (todo un cuadro).
Si tienes mala suerte y el sitio está vacío, te puede resultar un poco deprimente (la decoración es un puto cuadro).

Es un bar muy chic del centro de madrid, un ambiente muy muy cool, y que no está al alcance de todas pues las copas son algo carillas. Eso si la decoración y el ambiente (musica, etc.) es inmejorable.

simplemente genial. un buen sitio para empezar una buena noche. lo malo que la que suele ser algo caro en las cosumiciones.
en el chicote ademas te puedes encontrar con gente famosa o famosilla.
la musica es buena con dj de calidad

Cockteleria de moda en la zona centro Madrileña. Segun tengo entendido se trata de un antiguo local de los años 50, hoy dia, hablamos de un local cosmopolita y moderno donde dejarse caer para degustar una amplia gama de cocktails, Fleming o Ava Garner se cuentan entre sus antiguos clientes.
El local sube enteros cuando encuentras una mesa donde poder acomodarte, sino no seria muy distinto a lo que es habitual visitar, se puede hablar con tranquilidad y no es un local demasiado ruidoso.
El alcohol gracias a Dios no es garrafon y se cuenta con dj’s en directo que acortan nuestra noche.
Recomiendo su mojito, servido por gente muy capaz, amable y profesional.
Lo mejor: La historia del propio local, su amplitud y los trabajadores.
Lo peor: por pedir veo corta la zona de mesas, unas mas no vendrian nada mal.

I realise that it’s probably only tourists who love this place and it is certainly more expensive than most other bars in the city and even the staff aren’t that friendly in my experience however, I love this place!
For me it’s the art deco furniture, light fittings, mirrors and mini booth-​like seating which remind me of railway carriages. It has the faded shabby air of a place which was probably once extremely glamorous and shiney.
Worth a visit. You may love it or hate it.

Local mítico de la movida madrileña, lo cual quiere decir que en esta barra se han emborrachado los grandes de aquellos años y que, todavía, los nostálgicos acuden en busca de la sombra de lo que fue. Por la mañana, desayunos; a la tarde, cafés; y al caer la noche, copas y sesiones de música.
Hay que decir que el local es trasnochadamente agradable y que se cobran la fama.