Mercado de la Reina

One of the best places for tapas. Sit at the bar. They speak most languages and are very friendly. Have the tortillia with onions. Also jamon with brie. Very relaxed place quite trendy. Can get very busy later on. Not the biggest menu but what they do, they do well.

This was one of our favorite spots in Madrid. Located right on the Gran Via, this places is an awesome spot to pop in for some tapas and a nice cold beer. This place gets really busy with what seems to be mainly people on the go.
We came here about 3 different times during our stay in Madrid. We’ve tried:
— Rabo de Toro
— Croquetas caseras de jamon
— Pulpo a la brasa
— Iberico jamon
Everything we’ve had was great! My favorites were the pulpo a la brasa and the rabo de toro. They pour a great beer (Mahou) which is served on nitro. We loved it!
They are reasonably priced and offer free wifi. There tapas are available all day long too, which is great if you’re craving a tapas dish instead of a traditional breakfast dish. Definitely a spot we enjoyed very much!

We really enjoyed our breakfast here. We ended up going every morning. Fast, friendly service. We sat at the main counter each day. The traditional Tortilla Espanola was so good. Great coffee, as well. I only went to breakfast but my partner stayed in Madrid for a few extra days with friends and they went to dinner in the dining room and he said it was one of the best meals of the week. Enjoy!

Cocina mediterránea en mitad de gran vía, cocina abierta todo el día y además tiene terraza, buen servicio y carta variadas, deja hueco para el postre

Fui con unas amigas por recomendación familiar! Literalmente me dijeron «son las mejores tapas de Madrid» y no se quedaron cortos. Buenísimo todo! Y genial de precio! La tapa de bravas no llegaba a los 4 euros. Los pinchos por debajo de 3. Para mi lo mejor el tinto de verano, creo q lo hacen con granizado de limón y estaba espectacular, nunca lo había probado.
Por poner una pega, es que para cenar de tapas hay que hacerlo en la barra y es un poco incomodo, ya que las mesas las reservan para cenar por carta.

Cuando mis padres me dijeron de celebrar aquí el cumpleaños de mi hermana y del mío pensaba que nos traían a un sitio de palo, de los de moda para turistas y gente que quiere hacerse una foto guay. Así que puño en mi boca cuando me tuve que tragar esas palabras. Estaba hasta los topes y entendí el por qué! Yo había estado ya en la zona de la barra y creo que prefiero ir a comer allí que tomarme algo en la zona de delante.
El sitio es estupendo! Que comida tan rica :) :) :) :) Pedimos unos platos de entrantes: unas alcachofas con salsa romesco que me supieron a gloria, una ensaladilla rusa muy rica, un poco de pulpo que no era el típico sino con un toque de brasas y unas berenjenas rebozadas con miel que estaban tremendas! De primeras los entrantes ya dejaron el listón alto pero el segundo plato ya me dejó el corazón contento: Tartar de lubina salvaje con salsa de caviar y tostaditas payesas mmm… y requete mm… muy sabroso y ligero. Estupendo y equilibrado porque no comimos como hasta morir sino que las raciones eran con una cantidad genial para compartir y sentir que has comido.
Para el postre me tomé unas ricas fresas con zumo de naranja que me pirra así que fue una gran comida de cumple!!!
Muy pero que muy recomendado para ir con la familia, cena de amigos o comida de trabajo. Tiene un montón de cosas y me quedé con ganas de probar más cosas!

Muy buen sitio para tomar una copa después de un día de oficina, ambiente joven y casual pero bastante elegante h con buena música ambiente. Genial barra de GinTonics

Hoy he ido a almorzar allí, probando un menú de mediodía. El sitio curioso, la comida aceptable pero el servicio para matarlos.
Menos mal que no teníamos mas o menos prisa pues teníamos más de dos horas para almorzar porque hasta que nos han traído el primer plato más de media hora y entre el primero y el segundo más de tres cuartos de hora ¡desesperante! Y lo peor es que las mesas de arriba no estaban llenas del todo, así que no quiero imaginar el día o la noche que lo estén.
Además otra cosa que no me ha gustado nada ha sido la acústica del local. Tenia a mi amigo en frente y no nos oíamos y eso mientras estás en un encuentro pues la verdad es que es bastante desagradable tener que estar diciendo todo el rato «Perdona ¿qué?»

Difícil destacar algo, porque estaban todas las raciones riquísimas!
Muy recomendable y muy bien de precio

This place has a tapas bar and a restaurant. I tried the restaurant. It has a nice chic décor and the food is pretty good although not exceptional. I had their 33 euros menu that includes 2 appetizers, one main dish, one des see and two glasses of wine. It looks like a good deal. However my second glass of wine never came and I had to ask multiple times to have it and they eventually gave it to me just before leaving.

Su barra es un buen sitio para raciones y tapas de paso; buena calidad y presentación. Precio alto pero la relación c/​p es buena.
El genero es bueno y demuestran una gran maestría en el corte; el pulpo y el tomate (Buenísimos ambos) vienen en lonchas como diapositivas. Es posible que la sensación de sabor se deba precisamente al corte, pero tanta «finura» cubriendo todo el plato hace que las raciones resulten algo escasas. (Igual que el jamón, también muy bueno).
La «hamburguesa del mercado» es la excepción; abundante, bien guarnecida, bien cocinada. ¡Muy recomendable!
El espacio también resulta escaso, posiblemente debido a la gran afluencia y para mi gusto resulta un poco oscuro, aunque reconozco mi inclinación por los bares «brillantes» y bien iluminados, ademas la penumbra acentúà la sensación de ruido.
Adolece de excesiva juventud o inexperiencia de los camareros, (A lo mejor eran recien incorporados) pero la verdad es que se esfuerzan por resultar atentos y educados. Los mas veteranos están muy pendientes de ellos.
Todo lo anterior se acentúa en el restaurante.

Un sitio agradable y acogedor, buenas tapas. Recomendable si estas dando un paseo por la Gran Via.

Está muy bien para picar cosas en plan informal, con buen ambiente y tomar una copa de forma distendida.

Lugar para llevar a los amigos extranjeros con buen paladar. Es céntrico, la carta tiene muchos platos locales, y la presentación está conseguida. El salón no es muy íntimo, pero para ir con amigos o colegas de trabajo está francamente bien. La desventaja es el precio. Pica un poco para lo que se sirve. Pero en líneas generales, es bastante recomendable.

La experiencia del 31 de diciembre en este restaurante no pudo ser peor,
Después de avisar una y mil veces que sufría alergia a los mariscos y de ellos asegurarme en cada plato que traían que no había NADA de mariscos, resulta que a la 1am sufrí un choque anafilactico que casi hace que muriese, si como lo leen, no exagero, en palabras del médico de urgencias que me atendió, un poco más y muero.

Muy apropiado el nombre, porque la verdad es que fuimos atendidos como verdaderos reyes. Tras cenar en un japonés cercano (pero no de los que están detrás de este sitio), vinimos aquí a tomarnos unos digestivos que nos hicieran tragar el sable de la cuenta de la cena. Un camarero muy diligente nos sentó en una mesa para cuatro que estaba aparentemente en medio de todo (entre las mesas de cenar, la barra y el pub que tienen abajo), pero en el que no estuvimos a disgusto en ningún momento. De hecho estuvimos muy tranquilitos y muy bien.
Nos ofrecieron una carta bien surtida de gin-​tonics, pero fuimos muy señorones y nos tomamos unos copazos de Chivas on the rocks; bueno, yo un Bayleys y otro colega un Matusalén con cola preparado con cáscaras de naranja y limón y ramita de canela que daba gusto, ¡no todos podemos ser tan machotes como para un Chivas! De acompañamiento, unas gominolas que estaban bien blanditas, a diferencia de otros sitios donde parece que tienen un acuerdo con clínicas dentales.
A la hora de irnos (cuando cerraban) todo muy bien, precios muy ajustados para estar donde está, lo bien que nos atendieron y la calidad de lo servido. ¡Con razón estaba lleno de gente hasta los topes!

Me encanta este sitio, buena carta de tapas, tb puedes cenar y x supuesto después tomarte un Gin tonic en la zona Gin Club

A crowded narrow place that was packed at the bar area both in the morning and at night (we went twice).
We sat at the bar as soon as a few people left and I had the Tortilla de patata… a huge «cake-​size» slice that satisfied my craving and I didn’t need to order anything else. I had it with a Sangria, since everyone else wanted a pitcher. I forgot what the others had but everyone enjoyed it. It’s inexpensive too.
Went another night and just had some coffee, which was good and hit the spot after a meal. It’s a good place that was close to where we were staying and has good food, a good crowd and on the strip. Casual, a good selection of casual tapas. Good service. A descent crowd.
Average noise level for me is getting a little loud but not so loud that you have to shout to your friend who’s sitting next to you just so you can talk.

La ambición tiene un precio y el mercado de la reina ha pecado bastante. Aglomeración, falta de educación de sus camareros y una auténtica tomadura de pelo en cuanto a su carta de restaurante. Únicamente lo salva su ubicación que permite que el cliente, post sablazo, descanse, en el equivalente culinario de una lata de sardinas, durante unos minutos, eso sí, compartiendo conversación con los de tu alrededor elemento imposible de evitar de tan juntas como están todas las mesas.

Al César… lo que es del César. No podía dejar así esta reseña tan agria del Gin Club (que, por cierto, el otro día descubrí que tiene su página de negocio aparte:
) cuando, en realidad, las veces que he vuelto al Mercado de la Reina (dos tras mi reseña), han ido de perlas.
Lo primero es que el local tiene una posición privilegiada, en plena Gran Vía. Y uno pensaría que eso ha de notarse, forzosamente, en el hecho de que habría de convertirse en una trampa para turistas. Pues mira, no. En absoluto: el sitio está muy bien. Algo caro, como debe de ser –más que probablemente– su emplazamiento, pero tampoco mucho más que otros negocios más feos, y en lugares más recónditos.
Porque aquí va la segunda parte de mi reseña: qué sitio más bonito. Decoración tipo mercado, con sus cajas de frutas y verduras por ahí, y un olivo en el centro del local que ES UN PRIMOR. El local, además, se divide en dos ambientes: el restaurante como tal, que generalmente siempre está bien lleno de gentes, y la zona de la barra, que está junto a una cocina, tapada con cristales, y que se puede ver desde casi cualquier punto del bar.
Yo solo he probado la barra, con mi habitual copita de blanco y mi ocasional pinchito, pero lo que he visto siempre me ha dejado ganas de ir a probar el restaurante. El vino por copas es excepcional, y no demasiado caro teniendo en cuenta –repito, a riesgo de ser pesadísimo– el emplazamiento del local. Y aunque generalmente suele estar la cosa de bote en bote, no sufras (más de lo necesario): los camareros son diligentes, rápidos y te atenderán en un periquete.

Lo primero de todo, igual me llamáis imparcial porque le tengo un gran cariño a este lugar, así como a sus propietarios y empleados, pero lo cierto es que es una de las mejores opciones para comer por el centro. Es más, es la opción si quieres comer bien en la Gran Vía.
Una carta de pinchos y tapas completísima, una carta de vinos perfecta, y la carta de restaurante con las mejores materias primas y los sabores más matemáticamente respetados. Mi recomendación, sin duda, el menú aniversario para una ocasión un poco especial, y la fantástica hamburguesa con sus D.O. y todo, para cualquier momento. Atención a los platos de temporada como las alcachofas o las setas. Entre semana tiene un menú del día de los de cantidad perfecta y calidad muy por encima de la media por 13 €. (Quizá sea el único restaurante cuya carta he tenido ocasión de probar casi por completo, y no ha habido ni un solo plato en el que el saber hacer de los chefs Moisés Fernández y Álvaro Carpio no me dejara sin palabras).
Por cierto, no olvidéis probar su Gin Club, en la parte de atrás, con entrada también por el diecisiete de la calle de la Reina, que tiene una carta de ginebras de las más variadas y que no ha parado de crecer, además de unos barmen expertos en servir un buen combinado.
Y por si todo esto fuera poco, encima el sitio está diseñado y decorado con el más exquisito de los gustos. Si tienes ocasión de tomarte unas tapas bajo el olivo que tienen en el interior, ni lo dudes.

He estado 2 o 3 veces aquí y siempre ha sido en la barra picando unos pinchos y unas cervezas y muy bien, la calidad de los productos es muy buena. Pero hoy hemos entrado a la parte de restaurante aprovechando que venían unos amigos de visita y no me ha gustado tanto.
Primero que no puedes pedir otra cosa que no esté en la carta de restaurante, quiero decir, que si quieres un pincho de la barra te lo comes en la barra o no te lo comes y segundo el ruido ¡no se podía hablar con el de enfrente! Parecía de verdad un mercado.
Hemos pedido una ración de croquetas de jamón, una ensalada de tomate y ventresca, huevos rotos y lomo de buey trinchado, postre compartido y bebida (refrescos y agua, nada de vino) total: 20 € por persona, me ha parecido un poco caro para lo hemos comido la verdad…
Os recomiendo la tarta de manzana caliente, está muy rica.
Creo que no volveré al restaurante prefiero quedarme en la barra hinchándome a pinchos y raciones. ;)

Mesas corridas en un espacio muy grande con entrada por GranVía y por Infantas. Tiene un Olivo, vivo, en el interior… y yo me pregunto cómo es posible que el pobre sobreviva ¿cómo hará la fotosíntesis dentro de este espacio de negros y blancos?
Sea como fuere, al Mercado de la Reina he ido tres o cuatro veces y las tres o cuatro veces he acabado pidiéndome su hamburguesa «del Mercado» –200 grs de ternera nacional con cebolla caramelizada con queso D.O. también nacional y en pan de mollete. Con huevo frito. Está muy rica como es de esperar.
No me llama la atención ni como club ni como restaurante, esas tres o cuatro veces que he ido ha sido por tarifa último recurso «que nos cierran la cocina» y, de hecho, en la última ocasión nos metieron a comer en el GinClub porque la cocina del restaurante ya estaba cerrada. Lástima. En resumidas cuentas, es un OK efectivo.

Like most tapas bars in Madrid, you get a small plate of food here with your drink. But unless you’re on a liquid diet, you’re going to want to venture into the pinchos («quick bites») offered up at the bar. The Ibérico ham is always a winner, and the fried jalapeño and cheese croquettes are simply amazing.
An order of 3 – 4 tapas and a couple of beers should set you back about 15 euros.

Ooh this place is great.
It’s on Gran Via, so you might expect to by ripped off by poor quality touristy tapas however that is not the case.
Its rammed full each evening after the offices close, and does really brilliant tortillas, croqes and garlic prawns, jamon etc.
Highly recommended for early evening wine and tapas.

Cuando un sitio sea la hora que sea siempre esta lleno es muy buena señal, no solo para los dueños que se frotan las manos sino también para los consumidores que pueden estar seguros que se encuentran ante un local que verdaderamente vale la pena.
con una típica propuesta de pintxos y algunas raciones, te ponen patatas fritas o aceitunas al pedir una caña, que aunque las aceitunas estén algo verdes que todo hay que decirlo, están bastante bien.
Con una música de lo mas relajante que oscila entre el jazz y de vez en cuando algo de blues, y con una decoración bastante interesante, con paredes de ladrillo y destaca en el centro de la sala un madroño. Ademas puedes comer mientras miras las cocinas por lo que te sientes en una típica película americana.
Quizás lo peor de su decoración sea la barra, que ses de antiestetico mármol y parece como si no pegase en el local. Sumándole a eso el echo de estar plagada de servilleteros metálicos dignos de una tasca guarra de barrio.
Respecto a la cerveza ninguna pega, de echo una alegría, ya que tienen Cruzcampo y me sentía como en mi tierra (Sevillano que es uno)
Si vas con hambre destaca en la carta la hamburguesa del mercado que es «200 Gr de ternera nacional con cebolla caramelizada, queso D.O., Tomate, lechuga romana acompañadas de patatas fritas del mercado, sus salsas y servida en pan de mollete por 10,50. con huevo frito un euro mas, 11,50»
Hicimos la prueba de pedir unas patatas bravas (Francamente buenas y picantes) y un par de tostas, que junto a las dos cervezas nos salio todo a 13,25.
tuvimos el problema de pedir justo en el cambio de turno de las cocinas, pero los atentos camareros (Bastante jóvenes) nos avisaron y se disculparon por ello. Aunque la espera mereció la pena, pues al dejar las tostas sobre la mesa el aroma nos envolvió completamente, por lo que pudimos comprobar que usan productos frescos, y que las setas (Boletus) son de verdad y no de bote.
Totalmente impresionante la tosta de queso de cabra con hongos y cebolla confitada, una maravilla que te deja con ganas de pedir 20 o 30 mas.
También destacan la de jamón con queso brie y esparrago triguero a la plancha y la de queso frito sobre confitura de frutos rojos.

En plena Gran Vía, junto al Museo Chicote, se encuentra el Mercado de la Reina. La primera vez que estuve fue por recomendación de un amigo y salí bastante satisfecho con la experiencia. Lo que allí ofrecen es una cocina sin artificios, pinchos y tapas en los que se cuida que la materia prima sea de calidad, algo que agradecemos los que no somos muy partidarios de la nouvelle cuisine.
Y es que es cierto que, en ocasiones, la comida entra por los ojos. Al sentarme en la barra y contemplar todas esas tapas, supe que no podía irme sin catar alguna. Todo el grupo con el que estaba coincidió en una cosa, el pincho de queso de cabra con hongos y cebolla confitada es de lo mejor que allí se puede probar, sin olvidar las croquetas caseras de jamón y el pulpo a la brasa.
Desde mi punto de vista, las tapas son lo mejor de El Mercado de la Reina, aunque también merece la pena bajar las escaleras hasta el Gin Club y probar su especialidad, los combinados de ginebra.