Lúa

This was a nice deviation from the plentiful array of tapas dining that Madrid offers. The location was a plus too — off the path of the touristy hot spots, thanks to Google Map — we were able to get here quite effortlessly.
We were quickly seated. The restaurant had just opened for dinner service, so it was empty when we started but the seats quickly filled up. We opted for the tasting menu — and it did not disappoint.
Octopus in ceviche kicked off the tasting menu. Tender and flavorful octopus — on what could easily be a rubbery/​bland item — teased what delights there were yet to come.
The next course was the Aji chicken soup with scallops and cod. Such a simple dish brought back memories of comfort food during cold and rainy winters of years past.
Tartare of shrimp — how can you go wrong with tartare? Sweet fresh shrimp was the star of the dish. I’d only wish I was allowed to go to the back of the kitchen to get at the source.
Foie gras on pear bread was next — a nice way to end the appetizer portion and prime my appetite for the main courses.
Sea Bass was the first of two mains served. Moist and flavorful with the romescu powder. Dainty portion but well prepared.
Roasted suckling pig — I’ve never had decent roasted suckling pig that was not prepared by a Chinese restaurant — this was the exception — it was amazing.
After the above dishes, the meal was slowly wound down by dessert and coffee. And after that we found our way back to Sol.

Desde Estados Unidos se echa mucho de menos un restaurante come el tuyo Manuel! For food lovers, this is one of the most amazing restaurant I had the chance to try. My family and I were regular customers. What a wonderful artist Chef Manuel is! A must to try if you are visiting Madrid!

Great fine dinning experience in a romantic ambience. The service was top-​notch. They only offer the 55 euro pre-​fixe menu. We didn’t do wine pairing but instead ordered a fine bottle of Valdesil Viticultores en Portela white wine to go with the largely seafood and pork menu. The best 4 dishes of my 9 course meal were the following:
1) smoked salmon with pickled aubergine: The salmon had a refreshing tart taste and with the eggplant, it has multilayer complex flavors of tartness and slight crunchiness of sashimi.
2) foie micuit on pear bread and San Simon cheese caramelized: it’s richness complemented the refreshing pear bread.
3) roasted suckling pig over apricot and prunes: my fave dish. The pork melted in my mouth and was marinated well. The skin was crispy.
4) tangerine sorbet with coconut foam: pleasantly cold with a refreshing sour flavor

Buena experiencia en la recientemente estrenada barra de LÚA en Eduardo Dato. Hasta hace poco era sólo restaurante de menú gastronómico, mesa y mantel, y ahora, tras una acertada reforma, abre una zona de barra con mesas altas para tomar raciones y tapas en plan más informal.
Nosotros fuimos a probar la barra. Sala muy acogedora, decorada en ladrillo visto y madera. Banquetas cómodas y mesas amplias, si bien demasiado altas para nuestro gusto. Carta con platos de cocina gallega puesta al día que se pueden pedir también en medias raciones. Con la idea de probar varias cosas, tomamos, en formato media ración:
Pulpo «a feira». De los mejores que hemos comido. Buen sabor y excelente punto de cocción, al dente sin estar duro. Servido en su plato de madera, sólo pulpo, sin patatas para rellenar.
Empanada de zamburiña, con un relleno sabroso pero con el pan un poco tieso. Nos decepcionó.
También pedimos salmón ahumado con miso, yuzu y chile dulce. Servido en tacos, casi crudo, muy rico.
Cerramos el capítulo salado con unas bravas de langostinos, que consisten en trocitos de langostino rebozado con una salsa tipo mahonesa un poco picante. Nos recordó a la tempura tigre que ponen en Banzai, aunque éstas «bravas» están más buenas.
De postre, nos recomendaron el cremoso de queso San Simón con salsa de violetas. Dulce sin resultar empalagoso, con un toque ahumado y un acierto la combinación con la salsa de violetas. Delicioso.
Carta de vinos amplia, que debe ser la misma del restaurante, un poco subida de precio. Muy pocas diferencias por debajo de los 20 euros. Nosotros pedimos el ribeiro blanco que embotellan especialmente para ellos llamado «A tiro fijo», un vino con carácter que nos gustó mucho.
Servicio muy atento, no hay mantel pero las servilletas son de tela y la vajilla es de calidad. Agradable charla al final de la cena con el Chef Manuel Domínguez, a quien felicitamos porque creemos que la nueva oferta es todo un acierto.
Con un café y un gin-​tonic de Nordés a compartir, pagamos en total 78 euros, un precio que consideramos muy correcto para lo consumido. Otra buena barra de tapeo en Madrid para apuntar en la lista, junto a los Alabaster, Laredo, Marcano, etc.

Lúa es un placer para los sentidos. Cocina de mercado y recetas tradicionales con un twist que las convierte en alta cocina. Cada plato del menú degustación (que va cambiando) sorprende, sin duda alguna.
Buena carta de vinos y atención impecable.

This was the first of several tasting-​menu-​with-​wine-​pairing meals we had on our honeymoon, and it was delicious (and also the best value). This was our first dinner in Spain, and our esteem for Restaurante Lua was not reduced despite amazing experiences at Michelin ***s later in the trip.
It’s been two months so I can’t recall exactly what we ate, but I recall the food being delicious and inventive. The service was very good and we liked the space/​décor. We also appreciated the fact that all of the other diners were Spaniards, which made us feel a little bit less tourist-​y. I heartily recommend Restaurante Lua for a special occasion in Madrid.

No, no hice ninguna foto. Ahora mismo me da una pena terrible, pero la verdad es que la idea de esta cena es que fuera especial. E interponer un teléfono entre mi comida, mi acompañante y yo, era precisamente arriesgarnos a estropear una noche magnífica, que además la cena debía ser una sorpresa para mí.
Yo no había oído hablar de este restaurante, y la verdad es que ahora me alegro de que me llevasen a conocerlo. ¡Qué maravilla! Optamos por la versión de la cena con maridaje de vinos, y la verdad es que fue todo un acierto, porque –aunque yo sé más bien poco de caldos– he de decir que son bastante arriesgados. Incluso tienen uno que les hacen a ellos específicamente, por el que han apostado y que la verdad es que estaba delicioso.
La degustación comienza con dos aperitivos. Uno de ellos era una ostra, que estaba absolutamente exquisita. Además del maridaje, cada vez que te quedas sin pan te traen una selección, amén de traerte una mantequilla (servida en una piedra, literalmente) para aliñarlo. Luego vienen los entrantes, el pescado, la carne y el postre. Los platos no son iguales, pues dependen del mercado y de los productos de la temporada. Pero estoy casi seguro que una vez dentro, da bastante igual lo que comas, porque todo está delicioso.
Al final de la cena, salió el chef a saludarnos y a preguntarnos qué tal habíamos comido, un detalle que a mí siempre me hace sonreír. Por cierto, que me fui con ganas de saber si el portón que da entrada al restaurante es original del emplazamiento.
Ah, por cierto: el monto total una vez terminada la cena (cuando llega la cuenta) es totalmente asumible para una noche de celebración. Ahí lo dejo.

Hands down the best meal I had in Madrid. It is in an area that has no tourists, first great sign. It was nicely decorated, second great sign. The tasting menu and wine were both fantastic and inventive. I remember the cod with vanilla sauce like it was seafood butter. It was so well prepared, it was unbelievable. I don’t know why people say only Barcelona has good food, this place makes Barcelona look like an Applebee’s.

Cinco estrellas como cinco soles para un restaurante que convierte el placer de comer alimentos de temporada en una experiencia de texturas y sabores más que magnífica. Sin carta, tan sólo disponible en la modalidad de «menú degustación» y «menú degustación + maridaje», desde el primero de los 5 platos que componen la experiencia ya estuve dando las gracias por haber escogido este lugar como sitio al que ir a cenar.
Por 48 € por persona disfruté de una experiencia culinaria que comenzó con varios «falsos platos». Para que se me entienda, sobre una lámina de pizarra nos sirvieron dos esferificaciones -«falso tomate cherry» y «falsa aceituna” — junto a una gelatina de «falsa cerveza» con espuma de ajo blanco. Maravilla, superior. Tras esto lo que vino fue:
Tartar de Corvina con pan de quicos.
Salmorejo de ceviche y carabineros con algas.
Merluza sobre arroz de apio.
Cochinillo confitado a baja temperatura.
Y un postre que era un helado de queso (no me acuerdo de qué queso) y un bizcocho de no-​me-​acuerdo-​qué-​tipo que cada vez que le daba un bocadito me hacía sonreir. Vamos, una experiencia de 10.