Lakasa

Para mi ha sido el mejor sitio que he visitado en 2015, me encantó en todos los sentidos. El servicio fue buenísimo, nos atendieron constantemente, la carta riquísima, y sinceramente el para todo lo que tomamos, la botella de vino y el gin tonic de después me pareció super buen precio. Es un sitio muy recomendable.

Sitio para darse un buen homenaje cuando uno quiere comer bien, muy buen servicio y buena calidad, cocina moderna muy bien elaborada.

Siempre bien en Lakasa
Ésta es mi tercera visita al restaurante Lakasa y aunque ha sido tan satisfactoria como las dos primeras es la primera de la que escribo reseña.
Antes de entrar en la reseña en sí me gustaría agradecer que en la carta de Lakasa aparezcan marcados todos aquellos platos que pueden probar los celiacos dado que en esta ocasión iba acompañado de uno. Además, el trato de César Martín, cocinero de Lakasa, y todo el equipo del restaurante cuando les avisas es más que agradable y solícito. Un diez en esto. En otros restaurantes con más nombre, como el único restaurante de Madrid que a fecha de la redacción de esta reseña tiene tres estrellas en la Guía Michelin, te invitan a no reservar con ellos si comentas que eres celíaco.
En Lakasa existe la posibilidad de pedir todos sus platos en dos tamaños: ración completa y media ración. Dado que todo tienen una buenísima pinta casi es mejor compartir muchas medias raciones para poder probar más cosas.
Esta vez pedimos las siguientes:
— Carpaccio de Amanita Caesarea. Láminas del hongo crudo con algo de aceite y sal así como unas huevas de pez volador por encima. Muy bueno, era la primera vez que lo probaba y sorprende que se pueda consumir en crudo por tener un sabor delicado y una textura muy tierna.
— Huevos fritos sobre morcilla de arroz con jamón: Muy rico, montado a modo de pastel con la morcilla de arroz haciendo de tartaleta y el huevo frito con jamón de relleno de ella. Estaba bueno pero uno de los dos platos menos sorpredentes que pedimos.
— Danza de atún. Arroz meloso con atún desecado. Tenia un nombre raro algo así como «El baile del atún», ya que el atún desecado en láminas sobre el arroz en meloso caliente se iba moviendo al ir hidratándose con el caldo. Más que un meloso era un risotto, ¡y qué risotto! Buenísimo. El punto del arroz perfecto, firme pero tierno, el sabor a atún del guiso sabía muchísimo a atún. Éste me quedé con ganas de pedirlo como ración entera y no como media.
— Mollejas de ternera con setas y patatas revolconas. También muy rico. Puede ser la otra ración menos sorprendente de las pedidas pero el sabor era tan bueno tanto en las mollejas como en las patatas revolconas (servidas separadas), que nos pareció una de las mejores. Las patatas estaban tiernas, en el punto justo entre puré y patata cocida y con el sabor del pimentón picante, muy sabrosas. Las mollejas con setas muy cremosas y nada aceitosas.
— Chipirones en su tinta de ajo negro. «Su» de ellos, es decir, «en nuestra tinta», la de los chicos de Lakasa. Otra de las raciones favoritas de la noche. Los cuatro chipirones de la media ración nos supieron a poco, podríamos haber acabado con un cajón entero. La tinta de ajo negro deliciosa, suave y afrutada. En cuanto a los chipirones hacía tiempo que no comía unos chipirones tan bien hechos en cuanto a cocción: se deshacían en la boca.
— Raya a la plancha con vinagreta de verduras. Para mí, a pesar de su altísimo nivel, la media ración menos ilusionante de todas. El producto, la raya, era exquisito: un pescado blanco tierno y muy fino, con un sabor ligeramente ahumado, quizás justificaba el plato tan sencillo en el que el filete de raya era protagonista único, apenas aderezado con una vinagreta de verduritas. Quizás es que el plato competía contra los cinco anteriores y la competencia era difícil. Para quien no haya probado la raya sí lo recomiendo pues es un pescado con un sabor sorprendente.
Como no habíamos cenado con vino, porque tocaba conducir, decidimos resarcirnos en los postres y nos animamos con tres medias raciones, ya que en los postres también es posible pedirlos así:
— Panna cotta con higos: Una pannacotta muy untuosa, con mucho sabor a nata y acompaña de unos higos pelados y cortados en lonchas gruesas que, parecían verdes de tan blanca que era la carne pero que en la boca la pulpa, que apenas tenían textura de semillas siendo ésta bastante homogénea, creabao un sabor muy sutil, ni a fruta madura ni a verde, que recordaba en mucho al sabor a leche de la pannacotta.
— Espuma de tocino de cielo con frutos rojos. El mejor de los tres postres que probamos. Normalmente los tocinos de cielos son postres algo empalagosos sólo aptos para los más golosos (como el que escribe) pero en éste la espuma tenía el sabor del tocino de cielo manteniéndose muy ligera. Los frutos rojos aportaban un toque ácido que realzaba todo el postre.
— Mousse de crema catalana con helado. La crema catalana llegó en forma de mousse y era digno de aplauso que se hubiese conseguido caramelizar el azúcar quemándolo sobre la mousse sin que ésta bajara. Muy rico de sabor.
Todo lo anterior salió a unos 36 euros pax sin vino.
En anteriores visitas he podido disfrutar de la tabla de quesos que a César le gusta explicar con su iPad y del guiso de Royále de liebre que no aparecía en carta por ser más de invierno, supongo.
Lakasa es un restaurante que se disfruta de principio a fin, con un equipo amable y muy cercano y una comida maravillosa

Cuando las expectativas son altamente positivas ya vas con una predisposición diferente y sugestionado, y esto fue lo que me pasó, que fui a celebrar mi cumple con mi pareja y aunque comimos estupendamente bien, me esperaba quizás demasiado.
Nada más entrar el servicio te atiende con simpatía y cordialidad y la decoración estilo neoyorkina con toques negros y rojos y esa luz cálida lo hace muy acogedor. Te ofrecen dos tipos de panes, blanco o de semillas, probamos el de semillas y estaba muy tierno, y junto con esto nos trajeron un aperitivo de calabaza con ceviche muy interesante.
La carta es corta pero toda ella apetecible, tanto que te darían ganas de pedirte todas las medias raciones para degustarlas pero la cartera no acompaña a ello, ya que las medias raciones van desde los 5 – 6 € hasta los 13 – 14 € y las raciones enteras pueden llegar a superar los 20 € perfectamente.
Lo curioso y que a mí me gustó mucho por la cercanía e interés que debe demostrar cualquier dueño de un restaurante, es que te toma nota el propio César (dueño) y que gustosamente y de manera muy simpática, nos aconsejó que junto con las 4 medias raciones pidiéramos una más, que fue la de los chipirones.
Primero llegaron los famosos buñuelos Idiazabal, chiquitos pero sabrosos (6,50 €-6 minibuñuelos), después vinieron las croquetas de gallina que aunque la bechamel y la crema estaban muy conseguidas, era un sabor que ni fu ni fa (hubiera preferido probar los de calçots), estas 6 bolitas fueron 5,50 €. Pero después llegaron los platos que más nos impactaron, que fueron abanico de ibérico con verduras crujientes con queso por encima (13,50 €) pero era tan pequeño que nos supo para ponernos la miel en los labios pero no para llenarte. Posteriormente, vinieron las mollejas y las patatas revolconas de Adolfo, que estaban espectaculares, con un sabor intenso del dulce de la salsa y la textura de las mollejas al fusionarlo con las revolconas a 8 € (para poquitas cucharadas, pero lo suficiente para apreciar la calidad de semejante plato). Ambos platos para mí de obligada ordenación si vienes, junto con los chipirones en salsa de ortiguillas con fideos fritos (tiernos que parecían mantequilla-9,50 €) y la tabla de quesos que nos sorprendió también muy, muy gratamente.
La tabla de quesos, tiene como particularidad que vienen y te explican con la tablet desde el queso de menor intensidad hasta el de mayor, explicándote su origen y proceso de elaboración, que siempre pasan por las manos de una familia francesa, bendita familia! La presentación está cuidada al máximo y me parece sensacional y original la idea.
Si a esto le sumas, 2 cañas (que estaban a precio de bar, tipo 1,50 €), una alhambra reserva (3,50 €) y dos vinos alemanes afrutados muy ricos y fresquitos (3,1 € cada copa), nos salió por 68 €. Merece la pena venir para probar sus platos, aunque si no quieres gastarte mucho es mejor disfrutarlo para la cena, más romántico y para mi gusto mejor. Eso sí, te aconsejo pedir medias raciones para que puedas llegar a catar parte de la carta tan cuidada y elaborada.

Noche de verano, buscando en Unilocal un sitio cerca para cenar. Algo que no fuera hambuerguesa o italiano, porque el Tetuán ya está lleno de eso.
Encontré las reseñas de Lakasa y me pareción buena opción, me aventuré sin reserva por ser sólo 2 y noche de agosto.
Pillamos mesa de casualidad, así que es imprescindible reservar.
El sitio es un poco oscuro, focos sobre las mesas y todo en tonos oscuros. Muy diferente de la nueva oleada de sitios con metro tile, tonos blancos y mobiliario que parece desconchado. Sin ruidos ni conversaciones predominantes.
El servicio muy atento, no tienes que estás buscándoles.
La carta por lo visto la cambian con frecuencia y ofrecen medias raciones para poder probar más cosas. Es un sitio de los de «al centro».
Aunque es un poco caro, lo de las medias raciones está bien para probar. Algunas cosas son más caras, como el bacalao y otras más abundantes y baratas, como las mollejas.
Tomamos:
— Ensalada de tomate con ventresca y piparras. Muy bueno el tomate y los demás ingredientes. Bastante fresco
— Paté de cochinillo. Se nota el cochinillo tierno, pero no es gran cosas
— Bacalao con ajo negro y verduritas a la vainilla. Muy bueno, el bacalao perfecto. Quizá demasiado ajo negro que camuflaba la vainilla. Al que le guste el umami ya sabe.
— Mollejas en jugo con setas y guarnición de revolconas. Muy sabrosas, la salsa parecía hoisin. Quizá los trozos demasiado gruesos y es mejor más crujientes, mejor de cordero. Pero muy rico.
+ Agua y 2 cervezas = 70 pavos (te cobran el cubierto, me jode, ¿me lo puedo traer de casa?, pero no el pan que reponen constantemente.
En resumen, buen sitio para algo más serio y para degustar las novedades.

Amazing food… all fresh and super tasty ! Def recommended if you are in the area! Lamb chops to die for, good Chardonnay and excellent service!
Totally worth the 5 star rating !!

Por casualidad pasabamos por alli y nos acercamos a mirar y tenia muy buena pinta todo, se acerco el chico y nos invito a pasar, dijimos porque no… y acertamos! no sabiamos que pedir por habia muchos platos que no habia visto en mi vida ni podria imaginarlos asi que decidimos que nos pusieran lo que ellos vieran y… tachan!!! increible buenissssimo! sin duda lo mejor de la noche, esta cena!

Después de muchos meses sin pasar por LAKASA, llamamos este sábado para cenar sin mucho convencimiento y nos dieron mesa de casualidad.
Aquí lo más recomendable es ponerte en manos de Cesar y que te ponga lo que quiera. Como le comentamos que queríamos probar cuantas más cosas mejor nos puso, todo a compartir y en medias raciones:
De entrada un rico aperitivo de hummus con cecina.
Croquetas de gallina en pepitoria, sabor intenso, con una bechamel cremosa y perfectas de fritura.
Carpaccio de ventresca del famoso bonito de Lakasa, acompañado de brotes y especias, y un generoso chorreón de Aove. Exquisito, para comerse tres platos.
Ensalada de pintada en escabeche, con espárrago blanco, tomatitos raf y hojas de espinaca fresca. Un plato rico y refrescante.
Raya asada con migas, papada ibérica y crema de miso. Muy acertado el contraste de la delicadeza de la raya con la potencia de la salsa de miso rojo.
Presa de Ibérico puro con verduritas encurtidas y una generosa lluvia de queso Comté. La carne levemente marcada, casi cruda, una delicia.
Para terminar, no podíamos irnos de Lakasa sin probar los quesos de Bernard Antony, así que pedimos una tablita variada. El camarero cuando te trae los quesos te cuenta la historia de cada uno acompañado de una tablet. Reconozco que no me enteré de nada pero me encantó el detalle. Los quesos extraordinarios, un broche «a la francesa» para una cena memorable.
Para beber un tinto de Méntrida llamado «Gonzo», de Garnachas felices (Canopy), servido perfecto de temperatura, como no podía ser menos.
La cuenta ascendió a 78 euros, una bicoca visto lo consumido. Pues eso, que Cesar es un grande y que cada vez se come mejor en su Kasa. Parece que todo el mundo lo sabe pero hay que repetirlo, a ver si se enteran de una vez los de la michelín.

Uno de mis restaurantes favoritos de Madrid. Estilo de bistro frances y con platos que cambian habitualmente y puedes pedir por medias raciones para probar más cosas de su maravillosa carta.
Los sábados steak tartar y los domingos su famoso solomillo wellington.

Viernes, 21:00 horas, tengo reserva para dos personas desde hace un mes en un restaurante «plin» y … Sorpresa!: solo tengo sitio en la barra. Me voy. Llamo a Lakasa (ya lo conocía de un par de comidas de trabajo y me había gustado):“Ahora mismo estamos llenos, pero si vienes vemos como hacerte un hueco”.
Después de unos 10 min. me dan una mesa alta (genial): La atención extraordinaria, las recomendaciones fabulosas, la cocina … SUBLIME!
Cenamos tomando medias raciones y los postres … no dejes de probarlos.
¡GRACIAS A TODOS!

Estábamos cerca, había una mesa libre para dos y, casualidades de la vida: éramos dos. Pues adelante. El local es muy agradable o, al menos, el poco que vimos, porque nos sentaron en la mesa que está nada más entrar a mano izquierda, así que solo lo veíamos de lejos; ello no nos impidió ver a algún político de nueva escuela al que su partido escondió aquí para que no hicieran leña del árbol caído, o también al capellán del hospital en el que estaba mi abuela y que acababa de echarle un conjuro hace un rato. Como una peli de Almodóvar, pero en fino.
De entrante pedimos media de cecina que estaba sencillamente espectacular, no tan grasienta como en otros sitios pero sin faltarle una pizca de sabor. De platos principales pedimos las manitas de cerdo rellenas de rabo de toro, que estaban buenas pero no eran lo esperado (aunque no tengo claro qué era lo esperado realmente) y la hamburguesa, que es muy curiosa porque no es carne picada y amasada, sino carne cortada muy pequeña con cuchillo y a la que dan forma en un molde, pero que de sabor está espectacular. De postre pedimos un helado de vainilla que me recordó bastante a los que ponen en Alicante (el sabor es ligeramente diferente) y un flan casero de huevos camperos y leche de cabra que, en mi humilde opinión, es la razón principal para volver a este sitio porque es, sin ningún género de dudas, el mejor flan que jamás he probado: de sabor magnífico y de textura sobresaliente, nada que ver con esas gelatinas industriales a las que estamos acostumbrados.
En cuanto al servicio, muy bien también: todos muy agradables y cercanos sin resultar excesivos, prestos en el buen recomendar y con un ritmo buenísimo a la hora de servir los diferentes platos. Como colofón, la receta no nos pareció excesivamente cara al valorar la calidad-​precio de la comida y lo bien que habíamos estado; de hecho, casi preferiríamos volver a este si estuviéramos por ahí que a otros mucho más baratos de la zona. Muy buena cosa.

The food here was amazing! The chef came out halfway through our meal to make sure everything we had was as delicious as we wanted. The service here was great as well.

The pork trotters with oxtail stew are wonderful and very tasty, also the creamy rice The waiter is very friendly, he always smile and willing to recommend us a menu.
The price, when comparing with the food quality, it is reasonable or a bit cheap for this great cuisine I could say.
The atmosphere is nice with an appropriately dim light just to see each other face.
A great foods of restaurant is cooked by a great chef.

Fui este viernes a comer y comí muy bien. No es un sitio barato pero lo pagas a gusto porque vale la pena y tampoco abusan. Y el servicio fantástico, muy amables, atentos pero no agobian.
Los buñuelos de idiazábal están riquísimos, la corvina en su punto, el cordero perfectamente aderezado se deshace en la boca y el cuscús perfumado lo acompaña bien. La carta es apetecible y me arrepentí de no pedir por medias raciones para probar más.
De postre había leído que el lakasito es obligado, a mí me pareció aceptable pero prescindible. En cambio casi se me caían lagrimones con la tarta de limón.
¡En general disfruté mucho y seguro que repito!

Bueno… pues es que no sé por dónde empezar. Creo que voy a hablar en primer lugar de las mollejas esas de espectáculo que se llaman –nomeacuerdo– y que van acompañadas de unas muy ricas patatas meneás servidas en una cazuelita. Que sí, sí, sí. NOTA: Hay que prestarle atención a los platos fuera de carta que es donde hay sorpresones de temporada.
Esas manitas de cerdo rellenas de rabo de toro que son un circo de las maravillas y los sabores, esos camareros atentos en su justa medida que saben cuando y cómo acercarse y que conocen cada plato al dedillo. El precio, súper ajustado, increíblemente ajustado para la calidad y la genial cocina… no sé, es que no me quedan calificativos para el que para mi ha sido el descubrimiento del invierno. Luz tenue apropiadamente justa para verle la cara a quienes te acompañan y focos directos a los platos en el centro de la mesa que hacen que la comida se vea cono las obras de arte que son. ¿Qué más? Las vieras a la mantequilla, la hamburguesa de la sierra, las croquetas de calçots… en fin, que todo en la carta es digno de alabanza.
He llevado a varia gente, he traído a varias personas y todas han salido maravilladas de lo bien que se come-​cena aquí. Un gran sitio liderado por un gran cocinero con un equipo de lujo. Imprescindible en Madrid hoy en dia.

Comer un domingo, cenar un viernes, plan con amigas o una cita… Este es el sitio perfecto para cualquier ocasión.
Los platos son originales y las medias raciones te permiten probar muchas de las recetas perfectas de laKasa.

Domingo y que mejor pensamiento que probar suerte en el Restaurante Lakasa. Llegamos y como hay que reservar sólo tenemos sitio en una mesas altas para dos, realmente ideales para comer. Por supuesto nos quedamos.
Desde el principio la experiencia es excelente. Su carta esta llena de sorpresas y deliciosos platos.
El chef César Martín nos toma nota de la comanda personalmente, nos encanta su trato y atención. Nos decidimos por probar medias raciones para poder disfrutar de mas platos.
Empezamos con dos zamburiñas asada cuyo sabor es intenso e invita a mojar un poco de pan en su jugo. Ma habría tomado una docena.
Probamos uno de los platos del día, la pizza de quesos de Antony y pocas veces probamos una pizza con tanto sabor y lo bien que se diferencian las mezclas de quesos.
Para continuar unos langostinos cocidos en su jugo con espuma y tomate. Quizás parece un plato escaso, pero esta buenísimo.
Para terminar los platos vamos a por la hamburguesa de carne de Guadarrama. Inmediatamente pasa a mi top 3 de hamburguesas de Madrid.
La cosa no queda aquí. Vamos a por los postres muy bien recomendados por uno de los camareros para elegir una ración entera del Lakasito y media de bosque de dulce de leche. Un acierto sin igual para terminar una comida magnífica, no te quedas con hambre y el precio es más que razonable.
Destacar en todo momento como están pendientes de todo, de los detalles, de si necesitas algo sin molestar. Además ver al chef trabajando con sus comensales mola mucho, cuando sirve el mismo el solomillo Wellington con hojaldre con sumo mimo y detalle.
No puedo decir más que repetiremos porque además nos queda al lado de casa. Si podéis reservar así será más fácil conseguir comer. Normalmente con llamara dos o tres días debería ser suficiente.

Fuimos a comer el domingo y nos gustó mucho.
De todos los platos se puede pedir media ración, cosa muy práctica porque hay tantas cosas buenas en la carta que quieres probarlas todas. Nosotros elegimos medias raciones de alcachofas fritas con foie que estaban deliciosas, tartar de atún, buñuelos de idiazabal, croquetas de bacalao y espinacas, manitas rellenas de rabo de toro y albondigas de corzo con cangrejos. Y de poste el lakasito que no puede faltar y el bosque encantado que estaba delicioso.
Es un sitio ideal para ir a celebrar algo ya que los precios son altos, pero merece la pena.
Importante resaltar que la atención de los camareros que es exquisita. Te recomiendan y aconsejan sobre los platos sin sentirte presionado en ningún momento.
Volveremos !!! Ya se nos ocurrirá algo para celebrar…

Mi reseña número 100, y me hace ilusión hacerla de este sitio por las personas con las que compartí mesa y lo que celebramos ese día :)
El sitio es tan bueno como dicen. No he estado nunca en un restaurante con millones de estrellas michelín pero creo que tiene que ser como esto (o al menos Lakasa es el restaurante que he probado que realmente más se acerca). Había visto mucha gente cercana que iba ahí y subía muchas fotos, todas con muy buena pinta.
La decoración me pareció muy buena, un lugar con luz ténue que puede servir para una cena íntima o para el típico restaurante lounge. Si algo tengo que descatar es que te dejes recomendar, porque tienen buen criterio. Nos aconsejaron el vino, la cantidad e incluso el orden en el que nos iban sacando los platos.
Pedimos medias raciones para probar cosas distintas… a mi me gustaron especialmente las croquetas de calçot, los buñuelos de queso idiazabal y las verduras salteadas con champiñones. De postre el lakasito, no lo pienses más.
Pagas por calidad, pero te aseguras que el sitio es bueno de verdad :)

Si tuviera que valorarlo le daría cuatro estrellas y media. Pero como siempre me he considerado una persona generosa, y en Unilocal no tenemos medias estrellas, he decidido que mejor se lleva la quinta. Y es que, sin lugar a dudas y como me dijo Avelino C el día que hice check-​in: es uno de los restaurantes con mejor relación calidad-​precio en Madrid.
Celebrábamos un acontecimiento importante, y ya sabéis que las cosas importantes hay que celebrarlas por todo lo alto. Así que allá que nos fuimos, los cuatro de jinetes del apocalipsis, a hacer de las nuestras. Al llegar, empezamos con un par de copitas de vino, que por cierto nos recomendaron muy bien. Cuando estuvo la mesa al completo, pasamos a pedir una botella, porque al fin y al cabo… nos la íbamos a beber seguro…
Y después tiramos por la carta. El maestro de sala (me gusta mil veces más esa palabra que maître), Marco Masolini, nos hizo un recorrido por todo lo que podíamos probar. Y la verdad es que nos dejamos llevar por algunas de sus sugerencias y acertamos CLARAMENTE.
Pedimos sobre todo medias, empezando por las croquetas de calçots (que, oh cielos, qué riquísimas estaban), una pizza deliciosa, una zamburiña espectacular… y sobre todo unas manitas de cerdo rellenas de rabo de toro que eran espectaculares. Contando con que yo no soy nada fan de las manitas de cordero, porque me resultan demasiado grasientas, diré que son una delicia, y que menos mal que las probé.
Con los postres ya sí que acertamos claramente. Todos estaban ricos, pero el que no puede faltar es el Lakasito: una mousse de chocolate recubierta de chocolate haciendo forma de Lacasito que quita el sentido. ¡No os podéis ir sin probarlo!

Lakasa es quizá el restaurante más agradable en el que he cenado últimamente en Madrid.
Normalmente no suelo desplazarme tan a la periferia (Nuevos Ministerios) salvo que tenga que ir a hacer papelotes a alguno de ellos. Pero, como me dijeron tienes y tienes que ir … allí me planté para una cena.
Al llegar, la verdad es que pensé … esto no va a ser para tanto, pero tras pedir unos vinos en la barra e ir al baño (que me dio tiempo un poco a cotillear el local) me pareció más agradable, ambiente con poca luz, baños cuidados, etc.
La cena … empezamos con el vino, y seguimos con algunas de las recomendaciones de Cesar
Zamburiñas (exquisitas), burguer (con la carne picada a man y en su punto), tartar (de lubina) y unas mollejas increibles, … de postre el superlaKasito! Espero volver muy pronto. Sobre … cum laude!

Soy fan auténtica de Lakasa.
Te tratan de maravilla, son super atentos y, por supuesto, comes de maravilla.
Me gusta que ofrecen todos los platos como medias raciones o enteras. Así puedes probar más platos y te quitas quebraderos de cabeza del tipo «me apetece esto, pero esto tiene también buena pinta…». Media ración de cada y solucionado.
Los buñuelos de idiazábal están de muerte, la hamburguesa de carne de Guadarrama, los boletus, la raya asada…
Lo mejor es oir las sugerencias de César Martín y dejarse aconsejar.
Un sitio perfecto para celebrar algo o sorprender a alguien.

Ayer tuvimos celebración familiar en Lakasa!
Al entrar me pareció muy neoyorkino, oscuro, ambiente cool…
Nos sentaron en un reservado en el que al principio hacia mucho calor, pero en cuanto lo comentamos lo solucionaron.
Todo estaba riquísimo, servido en tiempo, ni rápido ni lento. Mi dry martini buenísimo.
Los buñuelos de idiazabal estaban muy ricos, y las croquetas también! De segundo tome un curry de paloma torcaz exquisito, quizá mucho lemongrass pero como a mi me encanta…
De postre me gustó el Lemon pie y la mouse de crema catalana, la tarta de queso floja.
Un 10 también para el servicio.
Una celebración redonda en el sitio perfecto!
Enhorabuena!!!