La Nueva

Riquísimas las setas rebozadas, las croquetas de langostinos, los chanquetes,.
Tiene vermut de grifo y la cerveza es Mahou.
Suele estar lleno, tiene pocas mesas pero una barra grande.
De precio medio/​alto.

This is a neighborhood Tapas/​Wine Bar. The food is pretty typical tapas the wine was better. What I liked best about it was the old fashioned neighborhood vibe of the place. The have an English menu upon request.

Es un bar de toda la vida, el vermut es el mejor q he probado de MAdrid y las tapas son muy buenas, la tajada de bacalao Es la estrella de la casa, más rico que casa labra, mucho más ! En la parte abajo hay zona de restaurante que merece la pena visitar.

Taberna de las de antes en Madrid.
En la parte de arriba te podrás tomar la cañita de aperitivo acompañado de una tapita que ellos te ofrecen, pero si quieres pedir mas cosas de las pizarras como conservas tienes 3 mesitas que si están desocupadas merece la pena que te sientes y pruebes ya que todo lo que tienen esta muy bueno, pero si quieres una cena o comida mas intima y con otro tipo de platos tienen la parte de abajo que es muy acogedora ya que da la sensación de estar en un cueva pero sin agobiar.
El servicio es bastante bueno.

una tasca tipica de Madrid. con sus tapitas y tidi. Genial

La clásica taberna del barrio que se conserva como hace más de 100 años. Sólo ha cambiado en una mejora de la oferta hasta extremos impensables (tiene caviar beluga si lo quieres). Arriba se tapea como siempre (gambas de Huelva excepcionales) y abajo tienen salón para comer o cenar. El lugar merece la pena y si puedes permitírtelo, verdaderas delicatessen.

La Nueva tiene más de 100 años ya que se fundó en 1911 en la esquina de Arapiles con Magallanes. Es una pequeña taberna con un valioso mostrador de caoba y un coqueto comedor de ladrillo visto. Puedes tomar en la barra un vermut con unos boquerones, tomar una conserva o consultar su carta de vinos. Todavía no me he quedado nunca a comer — la taberna solo tiene un siglo — pero sé que hay salmorejo (¡cómo no hoy en día!), callos con garbanzos y rabo de toro.

A tapas bar with an emphasis on wine. This place is one of the nicer place in the area. Good tapas, nice wine choice and nice atmosphere.

Una taberna clásica madrileña, de las que quedan pocas, que se mantiene igual que siempre. Lo sé porque la conozco desde hace muchos años, cuando solía quedar aquí con mis amigos. Ayer volví y la encontré igual, con su barra y sus mesas de madera tallada, su suelo de baldosas blancas y negras, sus paredes con espejos y fotos del Madrid antiguo… Sólo faltaba el hombre que regentaba el local, él sí que era un clásico, simpático y alegre, siempre se reía y vacilaba a los clientes. Ya entonces era bastante mayor, hoy está jubilado pero aún vive, según me contaron ayer. Me tomé una caña y me supo deliciosa, como siempre. Fría y espesa, con cuerpo y espuma, me quitó la sed de inmediato y me dejó como nuevo. Da gusto que aún queden tabernas como ésta, donde puedes tomarte una caña bien tirada en un ambiente con solera. Ayer me enteré de que en el sótano tienen un comedor donde se puede comer a la carta, pues no tienen menú. La verdad, no tenía ni idea, pero siempre da gusto aprender cosas nuevas…

Ayer estuve en este bar y, la verdad, salí de allí con un sabor agridulce.
Las cañas bien tiradas, te afrecen tapas cada cierto tiempo y el lugar tiene un toque antiguo que me encanta, pero, a pesar de que uno de los camareros es encantador, el otro estuvo haciéndonos toda la tarde chascarrillos algo incómodos.
Pero bueno, lo cierto es que la gente de alrededor comía con buen gusto, la comida olía excepcional (nosotros preferimos beber solo) y, por el trato, se notaba que el bar estaba lleno de clientes habituales.
Aunque un comentario, el baño olía a fritanga… un poco raro, pero mejor solo el baño que todo el bar, la verdad…

Si te encuentras por la zona, es el sitio ideal para comer de tapas de calidad. La oferta de su carta es realmente especial en cuanto a la entidad de los productos que presenta, unos platos que sinceramente marcan la diferencia con respecto a otros lugares más socorridos pero mucho menos exigentes con respecto a su cocina.
La taberna se distribuye en dos estancias, su salón principal con la barra, y un pequeño habitáculo al fondo del local que dispone de mesas para comidas o cenas, pero que, por diminuto, parece mas un recurso antiaglomeraciones que un salón acondicionado como tal. Quedaos en la barra y no dejéis de probar sus croquetas, sus anchoas y su ventresca. Si sois muy guapas, que es nuestro caso, es probable que los recios hombres del Este que administran el local os inviten a algo.