La Fabrique de Belgique

Buena ambientación de tonos cálidos y luz tenue en el interior, un abigarramiento de colores y olores dulces en un espacio mínimo que alberga gominolas y caramelos tamaño gigante. Bolas enormes para chupar con y sin palillo, regalices tamaño industrial, piruletas inabarcables, sabores y texturas que sólo encuentras aquí.
La tienda no es tan cara como pudiera parecer y suelen tener ofertas muy asequibles como los regalices gigantes, enormes, a mitad de precio.
Al estar en uno de los soportales de la Calle Toledo, como no te fijes, pasa desapercibida antre la miríada de tabernas y tabernillas y tiendas de souvenirs que la rodean. Pero ahí está.

Puedo ser fan de sus tiras de gominola tamaño USA, pero no de sus precios que me resultan bastante caros.
Esta tienda tiene éxito, como no lo va a tener, las gominolas, chupachus para Goliat, y otros dulces gigantes, están buenísimos y esta justo a la entrada de la Plaza Mayor por Calle de Toledo.
Tiene como es lógico mucha más aceptación entre guiris que entre nacionales.

Los regalices negros hacen que sea muy feliz. Y aquí tienen unos gigantescos.
Pero todo es grande. Y el tamaño sí importa. Tanto en lo dulce, como en otra serie de cosas. Pero en las gominalacas, también. Y está muy bien de precio, la verdad.

Chucherías a lo bestia, por cantidad, variedad y, ante todo, por tamaño. Estamos ante una tienda pequeña en sus dimensiones pero XXL en sus productos. Su escaparate ya te anuncia lo que dentro te espera, tronquitos y regalices gigantes.
Pasas la puerta y ves gominolas con forma de botella de Coca Cola del tamaño de tu mano, huevos y fresas silvestres de los que te tienes que comer en fascículos para evitar un hartón mayúsculo.
Como los belgas son expertos, también hay chocolates de diferentes tipos y galletas.
Será el paraíso de los colorantes y el azúcar, pero qué queréis que os diga, a mí me encantó. De esas veces en las que desearías que las gominolas fueran más pequeñas para poder comer muchas diferentes.