La Cevicuchería

Primero que nada: me encantó el ambiente, no es lo que esperas. Eso seguro. Tuvimos la mala suerte de que algo pasaba con la calefacción y estàbamos todos con la chaqueta puesta, pero dado que no lo veo comentado en otro lado, confío en que era algo puntual. Pedimos dos ceviches: marinero y carretillero, muy buenos los dos, aunque marinados igual. De entrantes pedimos las mini causitas limeñas, súper ricas, y la yuca frita, tambièn buena. Añadimos una de las especialidades del chef, la concha, pero se les había cogido la salsa y sabía un poco a quemado. Si no fuera por eso, creo que habría estado fantàstica. Estoy deseando volver y pedir màs cosas, y tambièn estoy deseando probar diferentes marinados de ceviches como tienen en Perú, te los ponen hasta de maracuyá!!! En este restaurante tienen uno de crema de oliva que la próxima vez no se me escapa. Volverè seguro.

Que bien lo pasé en la Cevicucheria! Yo no soy fan del ceviche y encontré muchas opciones al menú. Muy recomendable el pulpo, el emperador y los chipirones. Fui un martes, hemos estado en total tranquilidad y los camareros fueron súper atentos con nosotros. No es un barrio donde pase a menudo pero me alegré mucho de encontrar un sitio así y comer algo diferente.
Seguramente volveré pero no se cuando. A lo mejor organizo un combo y hago paradita al Fogg Pub (muy recomendable)
allí cerca y luego Cevicucheria.
Cosa más importante aún es que es un sitio donde se pueda ir con su mascota, en la puerta he visto la pegatina de Señor Perro (que no conocía) y desde entonces mi nuevo objetivo en la vida en ser Embajador de todos los perritos que nos quieren y nos tienen compañía. En Italia puedes ir a cualquier sitio con tu perro (también a misa si te mola el rollo dominical), aquí en España no, así que reconozco la bondad y la inteligencia de los dueños de bares y restaurante cuando demuestran ser personas civiles y saben que los perros son más educados que el 80% de las personas. Así que 5 estrellas! :-)

Comida y postre delicioso, todo excelente. Nos íbamos con un buen sabor de boca para volver…
Nos traen la cuenta y 4 € por el pan ¿What?

Saliéndose de la decoración tradicional y popular a la que gran parte de los restaurantes peruanos nos tienen acostumbrados, nos encontramos este local de ambiente moderno. Como su nombre indica, resaltaríà la calidad y variedad de sus ceviches, con combinación de salsas y sabores únicos. No por ello quiero restar importancia a la excelencia en el resto de su cocina y el ambiente que te invita a tomar un cóctel a continuación. Muy buen servicio.

Confirmo lo dicho, este sitio vale realmente la pena. Empezamos pidiendo un pisco sour mientras leíamos la carta, y nos sirvieron también sin pedirlo dos vasos de agua (estos detalles a mí me encanta). Para comer pedimos dos tipos de ceviche, los dos muy buenos, aunque yo me quedo con el clásico. Después para compartir el anticucho de carretilla, que te lo sirven con arroz blanco y una salsa muy buena. De postre, la crema volteada de quinoa, super rico también.
La cuenta normal, los platos en sí están bien de precio; con la bebida la cuenta sube más (el pisco sour son 8 € y el vino estaba bueno pero tampoco era barato), pero eso si, todo de muy buena calidad y con un servicio de 10.

Me llevaron ayer por primera vez y flipé…
Los ceviches increíbles, sabrosos, en su punto justo de lima y cilantro (normalmente se pasan cuatro pueblos con el cilantro en otros sitios), y las carnes, porque sí, hay carnes en la carta, están sencillamente deliciosas. El marinado es de locura, y la recomendación de secreto iberico del chef me dejó pizcueto… Como pizcueto me dejaron los 8 € por cada Pisco Sour y que cobrasen el cubierto, algo que es ilegal. (Y así le hice saber al atentísimo camarero que nos atendió)
Lo del Pisco Sour lo digo porque convirtieron una cuenta de unos 25 € por cabeza postres incluidos, precio más que asequible para lo delicioso que estaba todo, en 40 € por cabeza y una ligera sensación de «debería aparecer el precio de esto en alguna parte» que no pega con lo contentos que salíamos de la cena.

Pues tengo que deciros que teníais razón: aquí se come muy bien (y Melina es una crack).
Así como tengo mi chino, mi asturiano, mi japo o mi italiano, creo que he encontrado mi peruano de referencia.
Comida de diario a mediodía. Para dos, y como con este calor no hay mucha hambre, pedimos un menú del día, compuesto de ceviche de palmito y entraña a la parrilla, y para cubrir huecos un ceviche clásico, todo a compartir. Muy rico todo.
Para beber un blanco de Albariño y Treixadura de las Bodegas Do Ferreiro, del que no recuerdo el nombre, pero que estaba qtc.
Cariñitos e invitación a chupitos de «Pico Sour» por parte de Melina. Veintipocos euros por barba. No se puede pedir más. Volveremos (muchas veces).

We are visiting from the USA. This restaurant is by far one of the most exceptional restaurants! The ceviche is fresh with a bounty of flavor. Our waitress suggested some of her favorites and we were very impressed! The dishes were refreshing especially in the Madrid heat! The Serrano ceviche is delicious and savory but not too spicy! The only complaint is that it was 100 degrees outside and they refused to turn on the air conditioner. For a modern and progressive place we couldn’t believe how hot and uncomfortable it was. I rate the food a 5 and the service a 4 and the climate in the restaurant a 2. This is a place not to miss if you can bear the heat!

Especialistas en ceviche con una estética muy moderna, es un restaurante que aumenta la calidad de los ceviches que hay por la zona.
La atención al cliente fantástica, con claras explicaciones de los platos, recomendaciones a tener en cuenta
Un lugar para ir y disfrutar dejándose asesorar.
No olvidéis probar el pisco

Deliciosa comida, sabores peruanos al maximo. Disfrute mucho la experiencia desde las entradas hasta el postre. La chicha peruana estuvo deliciosa.

Tenía muchísimas ganas de ir y probarlo, así que qué mejor ocasión que juntarte con amigas? NINGUNA! Propuse ir, así que hice la reserva por la web, a la hora ya me estaban llamando para confirmar la reserva, todo un detalle.
Hemos llegado y para ser miércoles había 4 mesas ocupadas, nada mal. Los camareros muy atentos nos han recomendado todos los platos que hemos elegido, para compartir dos ceviches, uno frío y otro caliente, luego algo de carne (realmente exquisita) y un postre.
Hemos acompañado la cena con cerveza de la tierra, rica, muy suave y nos han traído un licor para terminar.
Ah! Olvidaba, también hemos probado el pulpo, rico rico!
Eso si, tengo un pero… sale un aviso en Unilocal diciendo que te invitan a un Pico Sour, al enseñárselo a la camarera nos ha dicho que la jefa les dijo que ya no ponían mas, que habían regalado muchos y no podían seguir así…vaya, menuda decepción! Publicidad engañosa diría!
Por lo demás genial, la cena entre 4 ha salido por 94 euros, relación calidad precio muy buena, volveremos! Tu no deberías perdértelo!

Excepcionalmente increíble!
Comida, Atencion, servicio, trato.
Es una cucheria de verdad!!, este sitio debería estar entre los 1ros restaurantes latinos en Madrid. Es un must!

Un gran restaurante peruano. Tal vez un poco escondido, pero en realidad a pocos minutos andando de Atocha.
Este local tiene como banderas dos de las especialidades peruanas más famosas, el ceviche y los anticuchos.
Dispone de varias recetas de ceviche, clásicas y de autor, para todos los gustos, más suaves, más cítricas, más dulces, más picantes, con ingredientes típicos de costa, de sierra o incluso de selva.
En cuanto al anticucho, hay el clásico, la brocheta de carne de corazon de ternera, mi favorito, pero para los que no gusten de entrañas, también lo hay de carne, pescado o pollo.
Además de estos hay otros platos, a destacar el tacu tacu con secreto ibérico a la brasa. Este plato es, para mi gusto, el mejor del local. El secreto es delicioso, cocinado en su justo punto se deshace en la boca. El tacu tacu es una especialidad peruana que consiste en una especie de torta hecha de arroz y frijoles, muy contundente y sabrosa.
Para acompañarlo, por supuesto se puede pedir el típico pisco sour, lo preparan muy bien, pero también tienen otros cócteles propios, cervezas españolas y peruanas y una interesante carta de vinos, que se pueden consumir por botellas o por copas.
Al postre he de reconocer que casi nunca llego, porque me he llenado antes.
Sin duda lo recomiendo a todo el mundo

La palabra mágica — ceviche.
Sólo de escucharla, me siento feliz.
Así que llegué contenta al restaurante antes de probar sus manjares. A estas alturas me gusta hasta su fachada.
El local podía ser más luminoso pero está decorado de una manera que haya luz tenue.
Tomándonos una cervecita, escuchamos atentamente al camarero que nos atiende con soltura y alegría. Da tanto gusto que al final nos dejamos guiar por él y decidimos optar por cuatro platos empezando por pescados, y por tanto un albariño «Paco y Lola» para acompañar.
Empezamos por Cholo (pescado de la casa, crema de rocoto, camote, choclo, cancha). Al probar el primer trozo de pescado, casi saltamos de alegría mirándonos los ojos, con una sonrisa de oreja a oreja.
Riquísimo! Simplemente espectacular…
La verdad es que me gustó tanto que no me importaba repetir el mismo plato… todos los ingredientes en perfecta armonía aderezados en la salsa «leche de tigre» ligeramente picante (tolero mucho picante para vuestra información).
La cebolla me suele repetir todo el día, pero esta vez, no.
La segunda víctima fue Charapa (tilapia con zumo de maracuyá y naranja acompañado de plátano, migas de yuca y trozos de aguacate). Sinceramente después del grandioso Cholo, a mí me decía poco.
La mezcla de maracuyá y naranja es realmente deliciosa, pero pierde un poco de fuerza, pues suaviza y apacigua el sabor del pescado. Por lo tanto para uno que no esté muy familiarizado con el ceviche, podría serle fácil de entender y disfrutarlo.
Mi amiga opinó que cambiaría el aguacate por otra cosa, y a mí justo me causó otra impresión — me quedaba con este aguacate, que pegaba genial con la salsa. En fin depende del gusto.
El camarero ahora nos trae dos platos de carne a la vez:
Ese Secreto que tienes conmigo… (secreto ibérico con marinado y ensalada al estilo de pollada bailable, hecho a la parrilla sobre tacu tacu de frejoles y salsa ácida de aji amarillo), y…
De Carretilla (corazón de ternera con papa cocida, choclo cocido y chimichurri de rocoto).
A decir verdad personalmente ya quería un tinto ante ambos platos potentes. Sin embargo aún nos quedaba bastante vino blanco, es que estábamos tan alucinados con los ceviches que nos olvidábamos del vino…
Así que me callé y seguía con el blanco.
El secreto a la parrilla, «increíble» (punto pelota). Casi se deshace en la boca. A mi lado veo a mi amigo hipnotizado por los ricos frejoles.
A mí me gustó más el corazón. Está libre de grasa y de miedo con la salsa chimichurri, que hace tan único a este plato. Es un «must».
Para terminar no nos falta un pisco sour. Tan simple, pero bien hecho.
Voy a repetir el restaurante, sí o sí, y con o sin ese camarero peruano guapísimo que no llegamos a conocer, según mi ilustre amigo Lolo!

Buenisimo! Que pisco sour y que ceviches… muy recomendables. Espero no suban los precios cuando se haga más famoso

Cuando uno se acerca por primera vez a un sitio como este, que ha conocido en Unilocal gracias a las reseñas de Pablo, Alex o Carlos Alberto, es cuando uno se da cuenta de verdad de lo valiosísimo que es esto. Porque os voy a decir una cosa: si bien el sitio no está para nada escondido, sí está en una zona por la que yo no paso mucho. Y qué os voy a contar: se ha convertido inmediatamente en uno de mis sitios favoritos en Madrid. No os puedo dejar de recomendar que os acerquéis, que os dejéis aconsejar y sobre todo, que comáis todo lo que podáis antes de que la popularidad de este sitio explote por las nubes y se ponga imposible de ir, de reservar y de acudir. Porque os lo voy diciendo ya: este sitio ya tiene éxito, pero va a tener mucho, muchísimo más. Y yo me alegraré por ellos inmensamente, ¡pero para entonces será más difícil conseguir una mesa libre que ahora!
Hace un par de semanas, una amiga mía vino a verme desde Edimburgo. Y después de un preceptivo paseo por el Museo del Prado, nos entró la gusa. Yo tenía unas ganas locas de venir aquí, y no es que esté al lado del Prado, pero nos apetecía dar un paseo y conocerlo. Así que llamé por teléfono, reservé mesa para tres a las tres, y allí nos plantamos con un hambre que daba calambre y unas ganas de ponernos ciegos que no veíamos. Ya me avisaron de que la cocina cerraba a las 16.30, así que nos sentamos en nuestra mesa, y echamos un ojo a la carta.
Lo primero, déjate guiar por el camarero. No, perdona, lo primero, y antes siquiera de sentarte a la mesa, ve ordenando pisco sour para todos. No creo que os hagáis una idea de lo buenísimo que hacen el pisco sour hasta que le deis el primer sorbo, y entonces no querréis parar, como nos pasó a nosotros, que no pudimos parar y nos tiramos toda la comida a base del cóctel peruano más internacional. Después, nos dejamos guiar por el camarero, que recomendó un par de entrantes (papa a la huancaína y yuca frita). Ambos estaban de muerte, deliciosos, y la salsa de la papa era pecado mortal de lo rica que sabía.
Seguimos con un ceviche clásico. Estaba absolutamente espectacular, de verdad. El punto justo de cítricos y picantes, con un poquito más a un lado para aquellos más aventureros. Fresquísimo, un pescado de un calidad buenísima, y todo preparado de una manera espectacular, que apetecía pedir otro, y otro, y otro sin parar. Vamos, podríamos haber pedido dos o tres ceviches diferentes, porque eran tan tan pero tan ricos, que cuando se acabó nos dio una pena terrible.
Y luego llegó el momento de los anticuchos, que de verdad, estaban impresionantes. Yo pensaba que el anticucho solo se hacía de corazón, pero allí me sacaron de mi error (los camareros saben perfectamente lo que venden, y no les molesta para nada explicarte los pormenores de la carta). Pedimos un anticucho de lomo de buey, y ya sí que casi me revienta la cabeza, porque aquello estaba espectacular. Una carne buenísima, en su punto justo, una salsa que potenciaba muchísimo todos los sabores… Vamos, una auténtica delicia, creo que me faltan adjetivos en el vocabulario para narrar lo buenísimo que estaba todo. El anticucho de pollo también estaba muy rico, que conste.
No nos quedamos con nada de hambre, pero nuestro jovencísimo (¡y guapísimo!) camarero nos trajo la carta de postres, y después de darle dos o tres vueltas, encargamos alfajores y helado de lucuma para compartir entre los tres. Yo en mi vida había probado la lucuma y aquello me pareció una delicia de un calibre inexplicable, incontrolable. Y los alfajores, cuidadosamente preparados en forma de pececillos, estaban de muerte.
Y ahora me diréis «menuda cuenta debisteis pagar, amigos». Pues a ver: no fue barato. Pero si contamos con que estuvimos bebiendo piscos toda la comida, y que los piscos no son precisamente baratos (suponían un 50% del precio final de la factura), si te paras a pensar, la comida realmente (dos entrantes, un ceviche, dos anticuchos y dos postres) nos salió por menos de 20 €. Así que la realidad es que sí, si eres capaz de resistirte al pisco, es baratísimo, teniendo en cuenta además la calidad de los platos, del servicio y lo bien decorado que está. Si eres como yo, incapaz de resistirte al pisco, ten en cuenta que la vida son dos días y que ese pisco bien merece un dispendio.

Do you want to spend a sumptuously slow afternoon drinking delicious Pisco Sours, eating the freshest of fresh ceviche, in rather exquisite surroundings? Who wouldn’t.
This restaurant is a little off the beaten path, and out the way — but it’s worth the walk, or 5Euro taxi ride from the centre. We came on a Saturday afternoon and it was quite quiet, but I imagine it gets very busy at night.
Peruvian food, and lots of ceviche. Unfortunately i don’t speak Spanish, but the menu looked full of delicious options, and the octopus-​on-​ice I caught a glance of near the bar assured me it had every type of seafood option.
We went for some delicious potato in a yellow mayonnaise (far better than it sounds!), plantain, then white fish ceviche. One portion of ceviche was enough to feed 3 people for lunch, a very generous portion. And SO fresh. I realised that until now I’ve never really had proper ceviche. This was divine.
But that’s not all! The BBQ skewers of steak and chicken were perfect. Usually a red meat lover, the steak was good, but the marinade on the chicken actually was my winner of the lunch.
And not forgetting the aforementioned Pisco Sours (and caipirinhas). Oh and a rather unusual ice cream that was from a plant that «kind of tasted like mango, kind of tasted like coffee».
This is one of those places you review, but your words cannot do it justice — simply go. Leave time in your day to linger, and enjoy just one more drink. And enjoy!

Vine un día en el que necesitaba una cena especial y bien que la tuve. Por eso me antojé de gastronomía peruana, que como todo el mundo debería saber, es una de las más deliciosas y sorprendentes del universo.
La Cevicuchería lleva abierta en el barrio unos cuantos meses ya; sin embargo fue un encuentro casual con una peruana, garante de los milagros que aquí se producen, la que propició que este rincón dejara de ser anónimo y que nos fijáramos en sus imponentes e hipnóticos peces murales, que te acompañan durante todo el convite bendiciendo el ceviche y haciendo que el espíritu del pescado cobre vida en la boca.
Paul, un tipo simpático y genial, fue el encargado de dirigir la operación, que comenzamos con un Pisco sour, un cóctel que abre las puertas de cualquier paraiso. Entretanto, Paul se acercaba con frecuencia para tomar nota, presentar las especialidades y comentar sus secretos, haciendo sugestivas recomendaciones; siempre terminaba sus exposiciones con un guiño cómplice y un chasquido cargados de empatía que significaban «¿tu ya me entiendes, verdad? Vosotros sabéis apreciar lo bueno»
Paul es un ser creativo, no le basta traer el ceviche y decir «que aproveche», tiene mucha más categoría, se encarga de poner a trabajar las papilas gustativas antes del primer bocado. Cuando presenta el plato es como si conocieras a su mejor amigo. La descripción del ceviche se convierte casi en unos preliminares amorosos en los que las imágenes del mar, las algas y el pez traído de Dinamarca detonan en la cabeza gracias al picante y producen el deseo irrefrenable de probar manjares exquisitos. Paul es un poeta pero no vende humo, sus palabras sólo acrecientan una experiencia que por si sola ya es sublime.
Pero no contento con eso, Paul se había guardado más de un as en la manga, es perspicaz el condenado; llegado el pie de limón, se apagaron las luces y arrivó el postre coronado con una vela al ritmo spanglish de japiburdaytuyu y con dos copas de champán, y consiguió con su aportación que aquella noche fuera única e irrepetible.

Siempre me ha gustado el ceviche pero aún no había encontrado un sitio en el que lo hicieran y te tratarán tan bien. Si te dejas aconsejar por el pescado que acompañe seguro que triunfas! Que hambre!

If you like ceviche and Peruvian food this place is a new hidden gem. Its been open now for 2 months and packed. The food quality is top, and decoration is very well done. I personally like my ceviche much hotter, but the tastes are toned down to the local tolerances. The staff is very friendly and brought me some hot sauce to try.
The Pisco Sours are great and well priced. Need to go back and try the other ceviches, and plates.

Crecí comiendo ceviche en carretas en las calles de Ensenada, así que es algo que echo muchísimo de menos en Madrid. Debo decir que este sitio Peruano de ceviches me ha más que encantado! Y eso que sólo probé 3 de los 11 ceviches. El lugar es moderno pero muy agradable, el servicio súper majo y la comida… Sin palabras. 15 eur promedio por plato de ceviche muy bien servido.
A pesar de que el ceviche mexicano es muy distinto al peruano, cada vez que tenga mono de ceviche creo que este será mi sitio… ;)