Cada vez que paso con el coche por delante, a horas intempestivas(de noche y, por lo tanto, a local cerrado) me digo a mí misma: tengo que ir. Y ya he ido. Error. Porque a mí el dulce es que ni fú ni fá, pero no puedo evitar admirar esas delicias pasteleras. Tienen tartas normales y heladas(tal y como anuncian en el cartel de la puerta) y todas con una pinta buenísima. Su precio ronda los 10 euros así que no está nada mal, yo creo. Además la dependienta es muy simpática y te explica sin miramientos qué es cada cosa e incluso te aconseja(yo soy muy de dejarme llevar por los gustos de otros). Creo que ya sé de dónde saldrá mi próxima tarta de cumpleaños… PD: También tienen pasteles, pastas, postres de temporada tipo roscones y tal, pero hay una dura competencia en este campo en la zona, así que mejor me centro en lo de las tartas.