La Cabra en el Tejado

Buen sitio en la latina para tomarse una cerveza, me pedí un humus que estaba bastante bien, pero las patatas con setas dejaban bastante que desear

Os voy a hablar de La cabra en el Tejado:
Es un local un poco escondido de esos que no encuentras si no te lleva alguien que haya estado allí (en plan agente secreto).
Es ideal si vas con algún amíguete gafapasta, ves a algún par de chicas monas en la barra y dices la típica frase: «Os puedo invitar a una?» porque las cervezas cuestan 1 € y te puedes permitir ese lujo al estilo caballero londinense. La cerveza es SUPERBOCK, una cerveza portuguesa muy rica libre de bigotes.
Tiene una decoración un tanto dispar, llena de pequeñas frases por todas partes, mesas y sillas colocadas al azar y un ambiente un tanto oscuro que lo convierte en un sitio idóneo para hablar con la gente. Otra cosa que me gusta es que esta gente suele venir de todas partes del planeta atraídas por el ambiente a tasca que se respira con lo cual tu inversión en cervezas lo amortizas en idiomas.
También tienen comida: tostas, raciones y quichés. Soy FAN de las tostas: son baratas y están buenísimas. También he probado las quichés y no tengo pega. También he probado una ración de «patatas con salsa de setas» que por equivocación nos puso a nosotros y, como buenos caballeros que invitan a cervezas de 1 €, terminamos pagando.
Siempre suelo ir a este sitio aunque después de esta reseña me tendré que camuflar para no dejarme una pasta invitando a cervezas.
PROS: Si eres mona fijo que te invita alguien. El ambiente y las risas están aseguradas.
CONTRAS: Es posible que te dejes algo de pasta, este sitio engancha mucho. No aprendes idiomas solo con invitar a cervezas.

Uno de los mejores bares que he encontrado en la Latina. La carta es variada y original, además de estar deliciosa. Los botellines de super bock cuestan tan sólo un euro… ¡Qué puede haber mejor!
Un sitio obligado cualquier domingo en el rastro.
El bar Siempre está muy lleno así que suelen tardar en atenderte, pero merece la pena.

Buena atención dentro de lo que cabe en un bar petado. La cerveza portuguesa que ofertan no está mal (como una san miguel o un mahou)
Me quedé con ganas de probar algunos de sus originales crepes pero es que llevábamos comiendo todo el día y cuando fuimos por la noche no entraba más que cerveza en mi estómago. Volveré para probarlos

Es un bar un poco escondido de la Latina.
Suele estar un poco lleno pero es lógico; Superbock mini a 1 euro y comida bastante rica.
Tienen una lista de tostas y de quiches a 3.40euros aprox.
Música calmada y tabueretes para poder charlar con los amigos.

Este es el típico sitio de las callejuelas del barrio de la Latina al que, si no te lleva alguien que conoces, es extraño que termines conociendo por ti mismo. Por eso este sábado me puse en manos de un Virgilio particular que, sabedor de que somos de buen comer, este sitio nos satisfaría.
El establecimiento en sí es uno de esos herederos estilísticos del Berlín más reciclado, con cada mueble de su padre y de su madre, y sin un triste remoce sobre la decoración original de taberna de barrio. En él se juntan, por lo que pude ver, mucho hipster y mucha farándula, pero eso no nos amargó la ración de patatas con salsa de setas que pedimos, que estaba buenísima a pesar de mi sospecha terrible de que la salsa era de bote. Aunque, bien pensado, también tengo que ser yo un pijo para hacer semejante comentario, pero es lo que me sale.
Como platos principales pedimos unas tostas; las de los otros no sé cómo estarían porque se las terminaron rápidamente y eso es señal de poco saborear, pero la mía, de queso fresco y salmón ahumado, era magnífica, tanto en cantidad como en calidad. Junto con un par de bebidas cada uno, tengo el recuerdo de haber pagado poco. Todo bien en este aspecto.
En cuanto al servicio, que leo por ahí que otras veces y/​o circunstancias ha resultado deficiente, en nuestro caso fue solamente un poco lento, pero porque solo había una persona para todo el local, que estaba bastante lleno; aún así, eso no le impidió sonreír y mostrarse amable con nosotros.
Sin ser un local al que volvería asiduamente, sí resultó una alternativa más que recomendable para las raras ocasiones en las que voy a la Latina.

La Cabra es mi «bar de la esquina». Pilla a dos pasos de mi casa y abre siempre de lunes a viernes hasta tarde. Cuando surge tomar algo después del trabajo cerca de casa, éste es el lugar para ir. He enganchado a todos mis amigos, vaya :)
Siempre hay gente tomando algo, incluso los lunes está muy animado, lo que me parece una buena señal puesto que no está precisamente a la vista de todo el mundo, al revés, está un poco escondido. De hecho en fin de semana se llena un montón, yo siempre voy entre semana.
Los camareros son bastantes majos todos y tienen las típicas cosas como cervezas, vermú de grifo, algunos vinos, copas y licores a buen precio… También tienen unos zumos naturales geniales por sólo 3 €, de mucha variedad de frutas, y para comer las tostas están genial, son grandes y baratas y muy ricas! También tienen crepes, tartas, ensaladas, mezze, quiches… Yo sólo he probado las tostas pero todo tiene muy buena pinta.
En resumen, un bar con el que aciertas seguro. No es un sitio memorable e increíble que recomendarías a un turista por ejemplo, pero sí un lugar de esos a los que volver una y otra vez, que en una ciudad tan llena de opciones como Madrid ya es decir mucho!

Pues yo le voy a arrear.
El sitio mola, luz tenue, música agradable, exposiciones, botellines de SuperBock a un euro, tostas, cuscús, quiches, taboulé, crepês, copas.
El caso es que hacía bastate tiempo que no iba, pero ayer una amiga exponía sus cuadros y ahí que fuimos. Nos juntamos mucha gente y al entrar al local-​sauna el golpe de calor era importante. Al poco rato cerraron las puertas, dicen que por el ruido. Pero hombre, no lo hagas sin haber puesto el aire acondicionado antes, alma de cántaro. Si a eso le sumas que se acabaron los botellines a la velocidad del viento… pues no. Creo que no es la primera vez que se ven en estas circunstancias, a mi me pareció que faltó previsión.
Y ahora vamos al tema candente. Las camareras y su amabilidad/​aspereza. Trabajas en un bar de cara al público y se supone que no debe ser el tema de conversación de tooooooodo el bar tu forma de actura. Pero ayer lo fue. Empujones, malas formas, bramidos… Que sí, que eramos muchos, muy apretados y con calor, pero hombre, relaja!!!
Como decía antes, hacía tiempo que no iba a la Cabra y mi recuerdo era diferente. Supongo porque sería entre semana…

I went to La Cabra en el Tejado with a few friends, two of whom live in Madrid & another who was here on vacation and visiting El Rastro (the huge open air flea market) with me. The café/​restaurant was recommended by another friend who she was staying with here in Madrid. For a menu that wasn’t that big, they had all kinds of good options, including sweet & savory crepes, tostas (toasted bread with various spreads/​toppings) & some house specialties. Definitely a good amount of vegetarian options too. We ended up ordering savory crepes (salmon & fresh cheese/​spinach & goat cheese) and a tosta (salmon y queso fresco) and everything was delicious. It was also served quite quickly. Our party was happy with the drink options too, as some ordered coffee, others vermouth, wine & beer. They had a few bottles of craft beer I hadn’t tried, including a couple from La Virgen, a local Madrid brewery. The bill for four people came out to 25 euros. I would definitely recommend this place to others, especially if you’re already at El Rastro and looking for a good, inexpensive option.

I love La Cabra. It’s a wonderful place to spend an afternoon. They have wifi and open all of the doors on nice days. It’s a great place to sit and read or just relax.
At night the bar gets overwhelmingly crowded but during the day it’s perfect. The food and drinks I’ve had here were good.

Sitio muy agradable, solo he probado los postres y los teas y están muy ricos. Dejan entrar a los perros.

Un lugar muy subidito de humus. Y es que es una de sus especialidades, así que si pasas por allí no dejes de probarlo.
La idea era tomarnos unas cervezas pero como siempre ocurre cuando dices: esta tarde tranquila ¿no…al final te lias ;)
Nos olvidamos de las cervezas y empezamos con unos gin tonics que, por cierto, tienen muy buena variedad de ginebras. Desde 6 € tienes un Tanqueray.
Aunque no era muy tarde se nos abrió el apetito. Quiche de queso de cabra y jamón y humus. Y en no sé qué ronda de gin tonics, pedimos un pastel de zanahoria. Buenísimo. Me encanta el pastel de zanahoria. Tengo que aprender a hacerlo.
El local tiene WiFi, hacen exposiciones de pintura y sobre todo me llamaron la atención unos asientos que eran dos butacas de cine. La decoración es el típico mix de cosas que en este caso sí me gustó.
Vuelvo a lo que os comentaba el otro día en otra reseña: el ruido. De verdad que hablamos todos con el volumen un poquito subido y si es sábado parece que se nos va de las manos.
He leído por aquí que los camareros eran como desagradables. Mi experiencia ayer fue todo lo contrario. Súper majetes, atentos, haciendo bromas y sonriendo.
Volveré, seguro, cualquier tarde, a subirme en su tejado y a probar más cositas.

Este sitio lo definen como anarco-​bohemio. Un ambiente muy hipster con sillas de distintos tamaños y luz tenue.
He probado tanto el humus como las quiches y las tostas, todas son buenas y económicas. La tosta de lacón y queso brie es de mis favoritas así como la quiche de puerros. La cerveza que tienen es portuguesa, 1 € y muy buena.
Si vas en verano puedes sentarte en las mesas que dan a la calle, aunque no puedes sacar la cerveza fuera ni fumarte un cigarro dentro estás prácticamente al aire libre :)

Muy chulo, comida rica y un ambiente muy agradable pero he de dicir que no sé si volveré por lo desagradables que son los camareros parece que te están perdonando la vida por atenderte y hablan muy bajo cuando les preguntas algo… En fin.

otro de los últimos lugares que visité en mis últimos días en Madrid y en sí en Europa…
La pasé bien, con una grata compañíà la verdad una la pasa bien en cualquier lugar, pero este sitio me gustó. El ambiente, la gente que venía y todo en general la hacía muy acogedor.
ordenamos aparte del vino hummus y tzatziki que estaban muy buenos, creo que el tzatziki estaba mejor la verdad.
Pero lo disfrutamos.
ay Madrid como te voy a extrañar!!!

Una de las cosas que más recuerdo de mi primera visita a La Cabra en el Tejado fue el olor. ¡Dios mío! ¡Qué bien olía! Me quedé totalmente patidifuso: se me metió por toda la pituitaria y flipé. Nunca, nunca antes había reparado en este lugar, de hecho creo que jamás hubiese entrado por mi propio pie. Pero qué guay es.
Eso sí, se pone imposible los domingos. Como toda La Latina, en realidad, pero los negocios que molan mucho se ponen incluso peor que mal. ¡Se ponen imposibles!
Sin embargo, merece la pena dejarse caer cualquier otro día por aquí, porque esta especie de cafetería — crepería — bar de barrio merece una visita. Música modernuqui, buen ambiente y una decoración entre lo vintage, lo reciclado y lo casa de tu abuela que te sorprenderá.

Crepes, tostas and Wifi
Es una tasca de La Latina con papeles y palillos en el suelo, paredes con solera y decoración kitsch reconvertida a crepería. Wifi gratuita. Solían poner funky u electrónica de principios de los 80, de vez en cuando algo de pop británico. La últimas veces que he ido la música es una profusión de estilo variable.
Los crepes dulces salen por 1’80 y los crepes salados y las tostas por 3 euros. Recomendable, el servicio es divertido y amable… si no les presionas y evitas los días de mucha gente. Cosa bastante difícil porque se ha puesto muy de moda.
Esto de que esté tan de moda es lo que me tira para atrás. Apenas queda ya nada de aquel sitio tranquilo que fue pero supongo que es el precio a pagar cuando las cosas sé hacen bien y el boca a boca funciona.

La verdad es que cuando llegué a Madrid me gustaba mucho este sitio, tienen cosa que puedo comer (el humus, mú rico, como todos los humus, y alguna tosta), pero da la impresión de que se van a morir de éxito (al menos para mí).
Los camareros no hacen mucho caso, ni ellos ni ellas.
La última vez que fuí había un chico guapísimo (o al menos eso pensaba él) que se suponía que era el camarero. Digo se suponía porque sí que le ví sirviendo a una mesa (pero sólo a una) mientras nosotros esperábamos.
Es lo que a veces pasa con los sitios que molan. Que de repente se convierten en demasiado guays y me repelen.

Un lugar maravilloso para tomarse una caña o bien para disfrutar de los crepes más deliciosos que has probado en tu vida. Les hay tanto salados como dulces. A mí de los primeros me apasionan el de salmón, y el de setas; de los segundos, soy muy clásica y suelo tomar el de azúcar y limón, pero para las golosas están el de nutella y el de dulce de leche. ¿A que sólo de pensarlo se os hace la boca agua?
Podéis acompañarlo con una caña, o con cualquier tipo de infusiones. A elegir.
Recomendación: no ir los domingos que está llenísimo. Y fijaros en las paredes, porque hacen exposiciones itinerantes de cuadros y fotografías que podéis adquirir a muy buen precio y conociendo a sus autoras.
Otra curiosidad: fue la primera vez que encontré una máquina expendedora de libros. Por pocos euros, sacas un libro de tu elección.

Aunque se puede decir que está en La Latina, no tiene nada que ver con los bares de modernas trasnochadas que tan de moda se han puesto por esta zona, y que han hecho subir los precios como la espuma.
Tampoco es una tasca típica de La Latina, de esas ya casi han desaparecido, la Cabra en el Tejado es, simplemente un lugar decadente muy acogedor que siempre está hasta la bola. No intentes ir un domingo de rastro porque no podrás entrar, ni tampoco una tarde a última hora.
El local es curioso, el mobiliario todo reciclado (cada silla de un padre), la puerta no encaja, las poltronas están desvencijadas, etc., pero el local lo hace la gente, y a la gente le encanta sus tostas, su quiche, el tabulé y a mi particularmente me encanta el humus.
Los camareros son la amabilidad personificada.

La palabra que define este sitio es acogedor, siempre que no vayas un domingo de rastro, o sea, cualquier domingo.
Siempre tengo la sensación de relax en este lugar. Gente tranquilita jugando al ajedrez, algunos con sus portátiles, hay wifi, otros sentados en su sofá de skay charlando sobre la nueva peli de Torrente IV. No, es broma. Aquí el público es más bien cultureta, disertarán sobre la última de los Cohen o sobre el nuevo libro de poemas de Violeta Medina, la poeta del barrio y asidua a este local.
Pero tampoco hay que ser un concursante en potencia de pasapalabra para entrar en este bar. También se come muy bien de tapeo. Altamente recomendable los crêpes y las quiches de verduras.
Y si odias a Sarkozy y no soportas nada francés, pídete una caña y echa un vistazo a la exposición del artista que exponga en ese momento en sus paredes. Tampoco te gusta el arte, pues al tejado, con la cabra

Este sitio, la verdad, es un pedazo de descubrimiento. Puedes ir a tomar vinos en una tarde tranquila, de cañas con los colegas, a tomar café con tu chico/​a o incluso a comer cualquier día y, lo más importante, siempre estarás a gusto.
Ponen música tranquilona y luz tenue que crea un ambiente relajado, hay mesas con sillas (es un puntazo la que está al fondo que es una butaca antigua de teatro) para estar tranquilamente o banquetas para estar en la barra (esa zona suele estar más animada).
Es interesante que tienen exposiciones de distintos artistas y distintas disciplinas que van cambiando cada mes, con lo que cuando vas puedes echarle un vistazo e incluso comprarlas.
Personalmente, me gusta ir a cenar algo, recomiendo el crêpe de queso de cabra con pesto, o a la hora del café, que en este caso la recomendación es el crêpe de nutella. A mi no me gusta mucho, pero tengo amigos que están completamente enganchados a la tarta de zanahoria y, los que tengan realmente mucha tolerancia al azúcar, pueden probar el brownie. De todas formas, si se duda sobre qué comer se puede hablar tranquilamente con los camareros, que si no están a mil porque esté muy lleno, te dedican un ratazo para quitarte las dudas que tengan.