Con la cantidad de sitios que han pasado por aquí, me ha hecho mucha ilusión ver este lugar, recientemente abierto. Imagino que el alquiler de este pedazo de local es un dislate, pero me sorprendía ver cómo muchos restaurantes que abrían aquí no terminaban de explotar ni el espacio, ni los ventanales, ni las posibilidades. En gallego un Furancho es una especie de restaurante medio clandestino, que se suele abrir en verano, en fines de semanas o en fiestas, y que se abastece de lo que el dueño(o los vecinos) cultivan y crían. Obviamente en Madrid esta definición queda un poco grande(como no tengan un huerto en el cercano Palacio de Liria…), pero el nombre al menos evoca un espacio muy guay, muy gallego y que tiene una historia detrás. He estado en este bar-restaurante tres veces, las tres antes de acercarme a ver algo a los cercanísimos cines Princesa, y estoy seguro de que voy a volver. Por varios motivos, fundamentalmente: — Cerveza Estrella de Galicia, el doble cuesta 2,5 € y te cascan una buena tapaza, desde empanada hasta huevos revueltos con chorizo. ¡Aprobado! — El personal es simpatiquísimo, sabe lo que vende, es capaz de hacer recomendaciones… Esto parece de Perogrullo, pero no en todos los lugares pasa. Una día picoteamos algo más hardcore antes del cine, y la chica nos recomendó unas setas fritas con alioli. Las pedimos un poco por descarte, porque no terminaba de llamarnos el alioli a esas horas, y la verdad es que estaban espectaculares. — La decoración es total. Lo de haber fabricado lámparas con las jarras y los vasos del Albariño, me parece simplemente bestial. Espero ir muchas, muchas, muchas veces, porque para tomar algo antes o después del cine, es, con diferencia, de lo mejorcito de la zona.