#juevesdereseña El otro día decidí darle una segunda oportunidad a esta peluquería, a la que ya fui otro día de rebote, dado que me acordé que tenía que cortarme el pelo justo cuando hablaba por teléfono delante de la puerta. Yo de primeras suelo entrar aterrorizado a las peluquerías porque me consta que no me sé explicar, y no soy capaz de transmitir lo que quiero con precisión cuando decido hacerme un corte un poco más alejado del clásico o de la cabeza rapada. Eso se junta además con que me cuesta mucho decir«No, así no me gusta. Hazlo mejor así» Pues bien, la primera vez me hicieron una modernez poco práctica para el día a día. Aposté fuerte y perdí. Sin más. Tampoco puedo echarle la culpa al peluquero y el pelo crece. Esta segunda vez pedí un corte modernete pero tampoco nada del otro jueves; pero chico, entre que yo no me explico bien, y que el peluquero(uno distinto) empezó a hacer cosas raras y a darme unos volúmenes con secador que yo no había pedido y demás, sentí que me entraban los sofocos. Esta vez sí que me atreví a decir«Para, para, que no sé que está haciendo. No voy a llevar el pelo así en la vida, así que mójamelo y vuelve a empezar». También pedí que me rebajara de detrás porque me veíà la cabeza cuadrada, y de repente me vi teniendo un escalón nada discreto que no podía creer que él no viera… En fin, que al final tuve que decir que así estaba bien y salir disparado de allí a mojarme el pelo y quitarme la gomina, para poder evaluar el alcance de los daños. Finalmente no llegó la sangre al río y el resultado no fue tan dramático, pero seguro que no volveré. Para pagar 19 euros por pasar miedo, prefiero irme al Caserón del Terror del Parque de Atracciones. Aparte de todo esto, la peluquería no es cómoda, con unas sillas con reposapiés separados que se mueven, y una entrada tapada con una verja de madera para que no se escape el perro del dueño, que campa a sus anchas por el establecimiento. NOTAMENTAL: A las peluquerías se entra con la foto del famoso de turno que lleve el pelo que tú quieres por delante, y se enseña antes de decir«¡Hola!»