Sólo me he hecho la pedicura dos veces en la vida, algo extraño considerando que el tema está cada día más de moda. He de decir que la segunda vez que acudí fue para desquitarme de una primera experiencia nefasta donde vi cosas más parecidas a la que te puedas encontrar en una pollería que a las propias de un salón de belleza. Me hicieron daño y me dejaron algo preocupada ante las escasas normas de higiene del sitio en cuestión. Por eso quería borrar tan tremendo recuerdo con una experiencia agradable que, por suerte, conseguí en este centro. Es necesario pedir cita porque está bastante solicitado, pero tampoco con demasiada antelación. Al entrar me atendieron de inmediato y me sentaron en un sillón para empezar con el proceso, del cual ni me enteré, tal fue la delicadeza con la que actuaron. Baño templado, música a un volumen bajo y una calma y silencio general que me sorprendió mucho. Con la manicura pasó exactamente lo mismo y salí de allí muy relajada y sin dejar de mirarme las uñas, ya que estoy acostumbrada a que el resultado no sea el mismo. De vez en cuando puede resultar una experiencia agradable y, si es un hábito, en este centro el trato es excepcional, todo está desinfectado y el ambiente resulta muy agradable. Los precios son muy similares a los de otros comercios por del estilo. También realizan otros tratamientos de belleza como depilación y masajes.