Curry’s

Me fascinan los sitios en los que entras… y no hay absolutamente nadie. Nos habíamos pasado un domingo entero a trancas y barrancas por el barrio, yendo de vinos, comiendo pizza y bebiendo de todo hasta que, al final, nos entró hambre nocturna. Alguien sugirió ir al cercanísimo Ni Hao, pero en lo que llegábamos, unas cuantas voces discordantes empezaron a desgranar las bondades de este hindú que, por lo visto, siempre estaba vacío.
Así que ni cortos ni perezosos, al llegar al Ni Hao seguimos caminando hasta que llegamos al Curry’s.
Lo primero de todo: guau, ¡qué decoración! Todo bastante bastante recargado, pero con un punto kitsch que me gustó bastante. Nada que objetar, en este sentido, porque en el fondo sabíamos a lo que veníamos, y los restaurantes de esta especialidad no suelen destacar expresamente por su minimalismo.
Así que allá que nos sentamos (pudimos escoger mesa, porque no había nadie) y pedimos varios cheese naan, cordero kroma, pollo tikka masala y arroz frito con vegetales. La verdad es que la comida estaba deliciosa, y nos supo a gloria de lo hambrientos que estábamos. Éramos cuatro, comimos todos, nos bebimos dos botellas de vino y al final la cosa salió por unos 25 € por persona. Vamos, que no es especialmente barato, pero sí asequible. ¡Y al ladito de la Gran Vía!

No es el indio más barato de la ciudad, pero que me perdonen sus detractores cuando digo que es, probablemente, de los más ricos y abundantes que he comido hasta ahora; si no fuera por la pereza que me daría desplazarme hasta allí con la de indios que tengo en mi barrio, iría siempre que pudiera. El korma de pollo es de los más dulces que he comido jamás y así es como debe ser, que para comer pollo con grasa ya tengo muchos otros sitios en Madrid; el kashmiri pilau también tiene ese toque convenientemente dulce que le dan las frutas escarchadas (o lo que sea) que le echan y que lo diferencian de otros restaurantes, en los que simplemente es un arroz coloreado de naranja; y el nan de queso, sorprendentemente, tiene queso, que no es lo habitual. El kulfi de pistacho, exactamente el mismo que en todas partes, así que deduzco que lo deben comprar todos en el mismo badulaque (toma estereotipo social).
Si tan solo invirtieran un poco más en decoración para que no diese tanto esa sensación de local completamente reciclado, ganaría muchos puntos.
Ah, y había un montón de naturales de aquellos lares cenando allí, lo que siempre es buena señal.

Buscábamos un indio para comer después de una mañana de pateada por Malasaña. Nos encontramos con este restaurante cerca de Gran Vía. Pedimos un menú para dos personas por 40 € y la verdad es que estaba todo muy bueno. Buen precio y buena comida

Un buen sitio para ir a comer un menú del día diferente y salir llenísimo. Lo malo es que siempre es el mismo menú, con cuatro entrantes y cuatro platos pricipales (currys, por supuesto) para elegir, pero siempre suele estar muy rico y si terminas con un batido de mango ya sales pensando que no volverás a tener hambre nunca más. Suele estar bastante vacío a la hora de comer así que viene bien si vas con un grupo de gente y no tienes reserva en ningún sitio.

Very pricy for the taste they offer. Very bad service, had to wait for half an hour for a nan. The food served was cold and not even cooked freshly but looked like it was deep fried again and again. Very expensive as we ended up paying 30 euros per head for shitty service and food. The rice was the not basmati but some cheap one as we had told them to serve us traditional indian basmati rice. Just went once and never again nor did my friends.
Not recommended for good Indian taste.

Autentico sabor a la India. buena comida y buen servicio en pleno centro. Tienen menus muy economicos quiza un poco escasos.

La comida está buenísima, me encanta. A veces un poco escasa cuando se trata del menú, pero sin problemas. Es un indio auténtico.