Pongo la 4ª estrella porque es el bar de tapas con la mejor relación calidad/precio de la calle. Lola es un bar pequeño, luminoso con amplias ventanas, que hace esquina. Su fachada está cubiertos con azulejos de dibujo sencillo. Su rótulo me gustó menos porque parecía de una heladería. Tenía una pequeña terraza con mesas, pero tan juntas que parece que hace falta un acomodador para llegar a tu silla: perdón… me permite… perdón… gracias. Yo, como es habitual, en la barra. Con el Rueda(¡a mitad de precio que en los otros bares de moda!) me pusieron unos chopitos. Vale, no estaban calientes pero es que era un aperitivo gratis. En la pared figuraba una lista de montaditos a 2 y pico euros pero no tomé ninguno. Fue el único bar de la calle donde vi a un currante bebiendo un botijo. Un sitio a tener en cuenta si vas de vinos con el bolsillo un poco flojo.