Cafetería de la Facultad de Filosofía UCM

Aunque suene cursi, por amor (y no al arte) pasé largas tardes en esta cafetería hace ya tiempo, al igual que Ginebra. El caso es sí que soy de letras, pero yo estudié en Alcalá, una universidad pequeñita, discreta y familiar. Igual por eso no me importaba adentrarme en el inmenso campus de la UCM algunas tardes.
Esta cafetería es bastante amplia, aunque vieja con ganas (muchos años ya a sus espaldas); tienen amplia variedad de comidas, dentro de lo que cabe en una cafetería de universidad; precios más o menos populares; y, entonces, vendían minis de alcohol, pero ahora no creo que esto siga siendo así.
Aunque lo mejor era sacarte tu botellín o tu lata «al cemento», sobre todo en primavera, para poder disfrutar del sol mientras charlabas con tus colegas. Sin duda, una cafetería que, aunque no era la de mi facultad, a veces me hacía sentir como en casa.

Barata, la calidad, bueno, a la altura de la Complutense, pero el espacio es una asada, en la vida universitaria (que a mí me da terror, y me parece lo peor que se puede ser, no se por qué) es de lo más art-​decó de Madrid y tiene una de las cristaleras más bonitas. Cuando es verano, abren los ventanales y entonces se abre el espacio a un jardín que hace que todo huela bien, yo no estudié aquí, pero vine alguna vez, por amor. por lo que hago casi todo vaya.

Otra cafetería de la escuela de Arquitectura de la Politécnica. Colectividades Ramiro es la que se encarga de elaborar el menu, al igual del resto de escuelas de la Politécnica.
El precio del menu es 4,40 y sino eres estudiante de arquitectura te dan dos postres (al menos eso es lo que le ha pasado a un amigo las veces que ha ido).