Bar Marian

Otro de los bares de esperar. Sí, de esperar a los rezagados cuando quedas en el metro, o lo habitual, de esperarme.

Sitting outside on a crisp Sunday afternoon with a beer and black rice and sausage Burgos style while listening to Spanish street musicians. Life is good.

Terraza gigantiásica en mitad de Tirso de Molina, de esas que es difícil hasta de esquivar sin meterse de por medio. Dicho lo dicho, íbamos precisamente a otra terraza que estaba abarrotada, y como éramos un porrillo de amigos que habíamos quedado por aquello de decirnos adiós antes del verano y de las vacaciones de algunos, pues terminamos aquí sentados.
En qué momento.
Pedimos varios dobles y varios tintos de verano, y luego fuimos pidiendo cosillas de comer. Un poco lo típico que puedes encontrar en cualquier carta de raciones estándar: calamares, croquetas, bravas… La comida en general es bastante mediocre, no os voy a engañar, y las tapas que te ponen con cada consumición dan un poco de ascopena: olivas, patatas fritas, cortezas… Nada decente, vamos.
La sorpresa vino cuando llegó la cuenta, que ascendía a algo así como a 90 €. Un sablazo del que nos costó (mucho) reponernos, porque ni habíamos cenado ni nos habíamos emborrachado a tutiplenti. Yo todavía me pregunto si es que algo nos lo sirvieron con incrustaciones de oro y zafiro y no me enteré…

Had breakfast here outside on the terrace. There’s not much to breakfast, and it was fine, just some tea and toast. Nothing especially delicious, nothing especially disgusting.
That said, the service was fast and friendly, and the terrace is grand. Grand!

Pues la verdad que tampoco es que sea un sitio espectacular, es el típico local con solera, la solera a la que me refiero esta en todas las paredes incrustadas como fina patina de grasa, que le da al local un «Je né c’est quoi».
La verdad que tampoco me ha interesado mucho comer en este sitio, y no por que me da mala espina el genero y la comida la verdad que no parece que tenga mala pinta. Ni por que, como dicen muchos clientes, los camareros sean bordes, c onmigo son súper simpáticos, es lo que tiene ser muy mono. Lo que de verdad me gusta del sitio es sus desayunos. No podéis dejar de probar su tostada con tomate aceite en la terraza en primavera, para mi eso es vida.

A mi me parece caro y poco cuidado. La tapa gratis se la podrían ahorrar, porque directamente da asco. El trato es bochornoso, no puedes parar a un camarero, normalmente te ignoran, si se para alguno ya esta yéndose antes de que puedas decirle media palabra. Están faltos de personal (2 o 3 camareros para toda la terraza) y mal preparados. Un sitio a evitar al menos que lo único que busques es estar al sol, como en una muchedumbre, pero sentado.

Dos mundos: dentro y fuera.
La terraza es una de las más grandes de la plaza de Tirso de Molina. Como lo tengo cerquita de casa y tengo amigos que viven en la misma plaza, no me importa que se me haga de noche, que es cuando mejor se está, con ese punto canalla de las farolas, una vez que han cerrado los puestos de flores…
Y dentro, amén: mítica tasca madrileña, de esas de café con posos y sepias crudas en un lecho de lechuga (ja!) mirándote desde el escaparate; donde también puedes comprar latas de conservas y botellas de vino peleón; donde no se puede ver un partido de fútbol tranquilo sin aguantar las ‘opiniones’ de los parroquianos que sientan cátedra.
Todavía no he logrado averiguar si el esférico que decora el letrero al final de MARIAN es una ‘O’. Pongamos que no.

Pues una noche acabé aquí cenando de manera tardía y la experiencia fue normalita. Es un bar de los de toda la vida, muy castizo pero sin ningún encanto que destacar. Le salva su terraza en la plaza de Tirso de Molina, a la que no le falta clientela.
En el menú, raciones, entre ellas «pescaíto» frito (aunque soy de las que opina que, para eso, vete a buen chiringuito en la playa) y los típicos bocatas de toda la vida. También ofrecen menú del día. Creo recordar que los precios no eran muy caros, aunque no he vuelto a ir; fue realmente una de «veni, vidi, vici».

Lo hablé con mis amigos estando allí: si un marciano cae en este bar y pide una caña, ¿qué pensará del rancio regalito con que viene la cerveza (rebanada de pan de anteayer, pavo tierno y mohoso, y rodajita de tomate blanquecina y así como de goma)? ¿Preguntará si es eso una tapa? ¿Se la comerá sólo porque es gratis?
Nosotros quisimos ser valientes y pedimos una ración de chopitos, y no estuvo mal (ésta ya no era gratis).
Añadiré que las cañas estaban fresquitas y el servicio fue rápido, aunque el mozo que nos atendió estuviera algo atolondrado.