Bar Amor

Grande el cocido, mejor aún la atención. De 10.

Un restaurante con mucho encanto en Malasaña, con una carta de comida tradicional de bastante buena calidad.
Me encantaron su burrata y su tataki!
Bastante buena calidad y un trato estupendo… el único pero”… el precio, quizá demasiado alto.

Pues ni fú ni fá (sí, ambas con tilde).
El vermut estaba más fú y la comida estaba más fá. El vino estaba más fá y el bakalao más fú. Vamos, que nada estaba malo, pero tampoco había, de lo que yo probé y nos pusieron, algo digno de mención. Me dijeron que los tomates secos que servían como acompañamiento de la burrata (que es un queso que no sé si es vocablo masculino o femenino o si se escribe burrata o no y que a la vista era como un queso fresco de tarrina pero más compacto) estaban especialmente ricos.
Nos debieron ver cara de pobres y la verdad es que entramos a tientas como los pobres, señalando con el dedo los precios, medio arrepentidos al verlos. Nos pusieron una generosa tapa de pollo tasquera como las de los bares windows que a mí, bruto, sin clase, apenas un monete sin paladar, fue lo que más me gustó.
Entramos mayormente porque una chica del grupo es vegana y pensamos que aquí tal vez podría comer algo. Bueno, le pusieron un salmorejo con el jamón aparte. Aunque casi lo tuvo que untar con el dedo, porque había poco pan y los camareros estaban muy atareados y cuando pidió más le trajeron tres rodajinas (andarían escasos).
La verdad es que había bastante gente y algunos entraron y se tuvieron que dar la vuelta. Con la barra a tope (pijos mayormente) esperando a que los de las mesas acabaran para sentarse ellos, yo me agobié, porque estabámos en la mesa y el sitio es pequeño y la gente está muy cerca y sé que mi deseo de comer tranquilo entorpece su deseo de no esperar y por eso intento no levantar la cabeza del plato para no mirar sus polos Ralph Lauren y sus pantaloncitos de pitiminí y sus gominas absurdas.
No es para mí. A lo mejor sí lo es para otra persona (incluso para alguno de los que iban conmigo). El tiempo que estuve allí pensé que era ideal para jóvenes actores españoles, guapos y bien vestidos, con ese pretendido lumpenismo (gracias por el palabro, Argentina) que les falsea tanto en los bares como en la pantalla.
P.d. Punto negativo, sobre todo si eres vasco o una cincuentona abstemia: no hay mosto.

This is one of my favorite places in Madrid. The vibe is cool, laid back. The servers are attentive. The food is out of this world. I came here with a conference panel and then liked the food so much that I took my husband back here a few days later. The shrimp brochette w/​romesco sauce, the grilled squid, the salad with goat cheese (wrapped in Philo dough), and the charcuterie were all fabulous. The desserts were good, although the molten chocolate cake was inspired. The drinks were outstanding. And the prices are quite reasonable for what you get.