Me ha hecho una limpieza de boca excepcional. Bravo!
Pablo C.
Tu valoración: 4 Madrid
Llega un momento en toda la vida de un Unilocaler en el que hay que lanzarse a escribir reseñas más allá del mundo hedonista de los restaurantes, las tiendas y los espectáculos. Ese día ha llegado, y es sobre una actividad tan poco placentera como es acudir al dentista: en primer lugar porque te dan buenos sablazos aunque no te pongas un diente de oro y en segundo lugar porque el dentista siempre me hace pensar en insufribles torturas nazis. Mi dentadura ha pasado ya por innumerables batallas mostrándose a decenas de odontólogos. Por eso puedo hablar con propiedad al afirmar que esta clínica es tan eficiente como peculiar. Eficiente porque en mi caso las intervenciones que he tenido que padecer han sido rápidas, exitosas y con un pulso de orfebre que es lo principal. Lo peculiar es más accesorio pero también tiene su interés. Para el visitante poco avisado al entrar por primera vez y permanecer en sus modernas salas de espera de un llamativo naranja parece más bien que se está acudiendo a la peluquería para hacerse un permanente, lo que sin duda ayuda a calmar los ánimos de cara a instalarse en la silla eléctrica y exponerse a los artilugios malignos del doctor. Pero lo mejor es la metáfora maravillosa que brindan ante tus ojos cuando, con la boca abierta en la silla, permanecemos mirando al tendido y podemos recrearnos con el techo especialmente diseñado para la consulta: un techo blanco y con innumerables agujerillos imitando a un enorme queso gruyère como si fuera un mural de dientes perforados por las caries. Deliciosamente sutil.