Aiò

Tenía este sitio en mis recomendados pero me decepcione demasiado.
Con muchas ganas siempre de comer comida italiana nos dirigimos a este lugar el viernes en la noche.
Cuando llegamos preguntamos si había mesa y nos acomodaron fácilmente a 4 personas pero llegamos antes de la hora de la cocina entonces toco esperar. El servicio es muy muy regular si la cocina está cerrada por lo menos ofrézcanos algo de tomar no? Pues no ni preguntaron ni trajeron la carta. Después de un rato la trajeron y pudimos pedir algo de tomar.
Mientras tanto miramos que podíamos pedir, tuvimos dos pequeñas dudas y la mesera que nos atendió parecía que le diera rabia explicarnos, a ver no todos conocemos los productos italianos! Entonces decidimos pedirle a otro mesero que nos ayudará este fue mucho más amable.
La comida que pedimos estuvo bien nada del otro mundo la verdad además de eso no explican bien los platos y traen cosas que no dicen. Un poco sosa. He comido en mejores lugares.
El precio pues es un poco costoso para la calidad de la comida y la atención. No sé si volvería a darle otra oportunidad lo único que si salvo mi noche, fue el tiramisu de nonna María que estaba delicioso!

Lo siento pero no me gustó.
Lo tenía guardado en favoritos hace tiempo y fuimos el otro día a probarlo. No nos llevamos una buena experiencia.
Aió es un restaurante italiano donde básicamente tienes opciones de pizzas, pastas y algunas bruschettas. Típico local de Malasaña con una estética un poco ecléctica/​vintage, es un poco apretado pero tampoco es que estás encima de la mesa a tu lado.
Hacía poco que había comido pizza y pasta así que las opciones se me acortaban bastante, terminé decidiéndome por una bruschetta de queso, una carne que no recuerdo mal, tomate seco y hongos sobre pan de focaccia. Para mi sorpresa no fue una bruschetta que vino, sino dos (de gran tamaño), el tema es que la bruschetta extra era del otro sabor disponible, pensé que se habían equivocado y me habían traído el plato de otra mesa pero no, el mozo me dijo que así vienen siempre, cosa que no se aclara en la carta y tampoco me lo dijo él, yo andaba sin mucha hambre así que bruschetta para llevar… de todas formas muy bien el sabor.
La atención fue bastante mala, una moza nos atendía como haciéndonos un favor, sus respuestas a dudas sobre la carta fueron bastante desganadas y hasta parecía molesta que le preguntáramos. Así que a partir de ese momento buscamos interactuar con otro mozo y pedirle todo a el.
Para beber pedí un Aperol Spritz, ya que suelen hacer aperitivos algunos días y he probado varios muchísimo mejores. El precio me pareció un tris elevado para lo que obtienes, si bien la pizza y la bruschetta son grandes las pastas no tanto.
Probé un poco el tiramisú y estaba bastante bien, de los mejorcitos de la ciudad.
Comida muy buena, ambiente normal pero el servicio deja mucho que desear y arruina la experiencia.

Un lugar acogedor que me gusto mucho cuando lo visite en una de mis rutas por el barrio. En la esquina entre calle pez y la corredera baja de san pablo, en pleno barrio de malasaña, un restaurante italiano distinto. Pedimos una oferta que tienen hasta cierta hora, en la que te incluyen por 6.5 euros un apperol y una pizzeta, que no es más que una deliciosa minipizza rellena. Y ese apperol, licor tan afamado que te entra tan fácil y luego te pega como todos; está cmuy rico. En el local, perros buenos son bienvenidos, y eso para mí, es un plus. Su estética de madera está muy chula. Por poner una pega, tiene demasiada baja iluminación, aunque también forma parte de su estilo.
El local esta últimamente muy lleno, síntoma de fama. Te gustará.

Un colega me descubrió este sitio, una fría tarde de enero –en plenas rebajas– y al parecer es imprescindible en Malasaña. No voy a andarme con rodeos, no sólo me hizo gracia el nombre. La decoración, el ambiente y sus pizzetas me enamoraron. Tienen tres o cuatro variedades y son lo mejor para acompañar una caña con los colegas. Yo soy muy clásica y la de tomate y queso calentita me chifla. Podría tirarme toda la tarde comiendo una tras otra.
De casualidad un jueves de cañeo me enteré que se peta porque tienen una oferta de buffet libre. Por 5 €, incluida la bebida, puedes comer las veces que quieras de toda la comida casera que ponen sobre la barra. Si quieres pillar sitio ya puedes darte prisa porque se llena hasta la bandera.

Worth it on Thursdays! Buy a drink get access to the buffet. The buffet has some really delicious items, as well as some decent ones. Can get really crowded so get there early for a table, the buffet line gets really long too and you may miss out on a dish.

Mi segundo intento de ir fue el pasado miércoles, el día de Reyes y conseguí comer. Digo que fue segundo intento porque había ido un par de meses antes y estaba lleno, y también digo conseguí comer porque tardé 1h de reloj para poder comer 1 plato.
Cuando entramos no había mucha gente y nos sentaron en un rincón junto a la ventana en el que nadie prácticamente nos veía.
El sitio nos había llamado la atención y la carta italiana nos apetecía mucho. Dudaba entre pizza de verduras o gnocchis, pero finalmente opté por lo segundo. Cuando por fin me trajeron el plato, ya me había acabado la bebida y me había comido el pan del menú que se pidió mi acompañante.
La ración parecía pequeña a simple vista, pero también tengo que decir que era muy apetecible y ¡estaba muuuuuyyy buena! Me quedé bastante llena.
Pero al ser una amante de la tarta de zanahoria, no podía irme sin probarla. ¡Riquísima! De las mejores que he probado.
El dato curioso fue a la hora de pagar. Mi acompañante se cogió un menú que valió justo lo que ponía en la carta, sin embargo, ninguna de las cosas que yo pedí tenía el precio que marcaba. Eso sí, la sorpresa fue para mejor jaja.
La comida, la localización y el ambiente muy bueno, pero la tardanza con los platos le resta puntos. No sé si será porque era el día de Reyes y estaban con falta de personal, eso no lo sé, pero si siempre es así, habrá que ir a comer con tiempo.

Lo mejor de Aiò es obviamente el «aperitivo» de los jueves, cuando por 5 modestos euros te incluyen una bebida y una especie de «todo lo que pueda comer» italiano que está delicioso, pero que suele implicar tener que pegarte con los erasmus hambrientos para alcanzar la comida. Toda una experiencia.
Alguna vez hemos probado el menú, que en una ocasión a mí me decepcionó un poco por un filete de ternera estilo suela-​de-​zapato pero que suele estar bien en cuanto a relación calidad/​precio. Las pizzas y otros productos de la carta sí que están deliciosos.
Una buena opción para paliar el hambre un mediodía en Malasaña.

Voy a ser, parece, asidua de este sitio. Pegadito a Tribunal, cuqui y agradable para tomar entre semana unas cañitas. Es verdad que me faltó una tapita de calidad, y que los cacahuetes están muy vistos, pero me dijo mi colega que él estuvo en anteriores ocasiones y algo «cayó» siempre, así que espero que haya sido puntual.
Servicio agradable, clientela jóven y «mature» y luz ténue, combinación perfecta para sentirse como en casa.

Looked forward to eating at this place every Thursday. Great ambiance — mostly locals! Such a great deal — a drink and an unlimited buffet for only 5 euros. Hard to find a deal like that in Malasaña. The only reason I didn’t give this place 5 stars is that every time I’ve eaten there, one of the dishes wasn’t as delicious as the other ones. The salad though was delicious every time — I got my salad fix there because if you’re not Spanish, the lack of leafy greens in Madrid can drive you crazy sometimes.
Also, Claudio who works there (with the tattoos and piercings) is an awesome guy, get to know him!

Fuimos a probar el aperitivo de los jueves. Mucha calidad pero poca variedad. El precio esta muy bien (5e buffet libre de pasta y cerveza doble). La calidad esta genial este día pusieron una ensalada (no la ptobamos), risotto de espinacas (⁸⁄₁₀), una ensalada de cuscus (lo que más nos gusto porque era fresca), macarrones grandes (no se como se llaman, ⁸⁄₁₀) y pizzetas que iban repartiendo también muy ricas. Hacia mucho calor ese es el punto más negativo.
En conclusión tienen muy buena calidad y es barato, pero si lo que buscas es algo tipo buffet este no es tu sitio. Aquí se viene al aperitivo! El servicio muy atento.

Si quieres experimentar verdadera comida Sarda en Madrid este es local es una opción óptima. Hasta tienen cerveza original de allí. Muy recomendable.

Como otros locales de la Corredera Baja de San Pablo, el Aiò no se queda atrás y presenta una oferta apetecible para todo aquél que pase por ahí.
Sus dueños son de Cerdeña y sarda también es la comida que aquí te sirven, con precios de todo un poco y calidad óptima. Conozco el local y su bicicleta colgada desde hace tiempo y me parece que las pastas y pizzetas están bastante buenas. Además suele haber cierto olor ambiental a pan o pizza recién hecha que me gusta mucho.
La iluminación tenue y la abundante madera le dan un aire acogedor que se completa con la clientela habitual, siempre abundante pero no agobiante. En una esquina hay fotos polaroid y en la barra se organiza los jueves el famoso Aperaiò, que permite picar algo mientras ingieres alcohol y te apañas la merienda-​cena a base de pasta, pizza y ensalada, todo más que aceptable. Esto ya lo había visto en Turín hace muchos años y me encantó, así que me alegra el doble que en Madrid también podamos disfrutar de esta costumbre italiana para finalizar nuestra dura giornata. Los spritzs, tan de moda últimamente, están buenos, pero no son lo mío. Si ya los cócteles me cuestan, este me resulta algo amargo y no logro pillarle el punto, pero es una bebida que triunfa y que tiene un color positivo por lo que, aunque sea estéticamente, estoy a favor de su consumo.

El único bar– restaurante sardo en Madrid. Se trata de un lugar acogedor que invita a todo aquel amante de la cocina italiana a entrar, el local no es muy grande y está decorado de una manera muy industrial con mesas y sillas de metal. Sigue un estilo entre lo desenfadado y lo vintage. Sus pizzetas (3 euros) están increíbles, sirven la cerveza sarda ‘Ichnussa’ y tienen un plato que tenéis que probar la fregola (un tipo de pasta similar al cuscús). Organizan los jueves el aperitivo italiano, te lo recomiendo porque por unos 4 euros puedes tomar algo y salir cenado.

Buenas pizzetas entre ruido mucho ruido, ambiente guiri variopinto y camareros algo perdidos.

El sitio es bonito y las pizzetas, están bastante buenas. El olor al pasar te invita a entrar.
Yo he ido dos veces, y puedo resumirlas así:
La primera vez salí contenta, unas cañitas allí y cena para llevar. Todo bien.
La segunda vez no tanto.
Fui a tomar unas cañas con unos amigos, y a eso de las 20.30 nos avisaron de que comenzaba el aperitivo.
Básicamente consiste en que pagas 4 € por la bebida y ponen en la barra varias cosas tipo autoservicio.
El problema es que en nuestro caso pedímos la última ronda poco antes de las 20.30 y no teníamos intención alguna de quedarnos en al aperitivo. Nadie nos aviso hasta llegada la hora, y claro, no íbamos a devolver las cañas…asi que allí nos quedamos y aunque todo estaba rico, no dejaba de ser pasta, ensalada y alguna pizzeta. Nos salieron caras las cañas.
Personalmente me sentó bastante mal que nadie me avisara un poco antes, porque no habríamos pedido.

Desde la primera vez que fui ya ha pasado bastante pero ese día salí encantada y había probado poca cosa, así que la semana pasada volví, eran casi las 23:00 y 5 personas por lo que al llegar estaba a tope pero esperamos unos 10 min y como no llegaba una reserva nos pasaron a nosotros.
El personal muy agradable y rápido. En esta ocasión probamos la burrata, pizzetas, 2 tipo de pastas y una lasaña, estaba todo muy rico pero por lo amante que soy del queso la burrata se lleva todo.
De postre una tarta de zanahoria rica rica.
Algo negativo, es el alto volumen al que tienen la música, la verdad es que soy bastante maniática con estas cosas, odio comer en un lugar que por el volumen de la música parece que estas en una discoteca.
La verdad es que es un lugar que recomiendo.

He estado en Aiò disfrutando de su aperitivo de los jueves a partir de las 20:30 h.
Debes pagar como mínimo 4 € en tu bebida, es decir si te pides una cerveza que cuesta 2 € te cobrarán 4 € y podrás disfrutar de toda la comida que quieras.
La comida la van colocando en la barra y tu tienes que ir a recogerla, la vez que yo estuve allí pusieron ensalada, ensalada de pasta, trozos de pizzas de sabores variados y alguna otra cosa más.
El sitio se suele llenar bastante así que tienes que ser rápido para coger sobre todo los trozos de pizza ya que vuelan. De todas formas reponen la comida con suficiente frecuencia.

Una auténtica (autentiquísima) taberna italiana con precios híper asequibles, buen ambiente y trato familiar. La llevan unos chicos de Cerdeña que han traído sus recetas tradicionales con un servicio rápido, amable y unos sabores muy auténticos.
Como íbamos con prisa solo pedimos las pizzetas, qeu son una divertida variación de la pizza como doblada sobre sí misma, tirada de precio y muy rica, y la burratta para compartir. Estaba todo buenísimo, llegó muy rápido a la mesa y nos encantó todo, recién hecho. Además, pedimos un tiramisú de postre que se nos saltaron las lágrimas. Casero 100%.
En su carta también hay lasaña y pastas que esperamos poder probar pronto y con más calma. Un lugar para comer algo rápido aunque también para degustar con tranquilidad excelente comida italiana.

Este sitio lo conocia de pasar por la puerta, siempre decia a ver si vengo un dia y no habia entrado nunca, hasta que el otro dia quedamos para ir varios Unilocal y me encanto, recomiendo a todo el mundo que tiene que ir para ver el concepto que tienen.

Experiencia afterwork (#Aperaiò).
Un grupo de Unilocalers nos juntamos para probar el aperitivi italiano, evento que en el último año ha ido creciendo en Madrid y que se basa en que tú haces una consumición y el local prepara un buffet del cual tú puedes comer todo lo que quieras.
En este caso, en el Aiò lo realizan los jueves y hay un precio mínimo de 4 € por cerveza (el tamaño grande no es nada grande), refresco, agua, vino… o 4,5 € si te decantas por un Aperol Spritz que es lo clásico. Copas a 6 €.
Llegamos en el momento justo, a las 20:30 cuando en el local apenas había unas 3 ó 4 mesas ocupadas, como íbamos a ser unos cuantos encontramos un apartado en el que había 3 mesas y las juntamos, al final no hubo demasiados problemas y nos pudimos sentar todos (éramos 12 personas, un poco arriesgado).
El camarero atiende en la mesa, te trae las bebidas y a la barra va llegando comida, te levantas, coges un platito y te sirves lo que te plazca.
El buffet consistía en ensalada, muy rica con pasas, manzana y un rico aliño, dos tipos de pasta, y unas pizzas muy muy buenas, las primeras que aparecieron fueron sus pizzetas, y luego una clásica de tomate y orégano. Las pizzas vuelan, y es que están buenísimas, pero no os preocupéis, van reponiendo bastante ágilmente.
Ideal llevar dinero suelto o ir a rondas, pues cuando nos llegaban las bebidas el camarero nos solicitaba que las abonásemos (aunque luego igual nos tirábamos 15 minutos con el dinero reunido en la mesa).
Tuvimos que pedir que pusieran el aire, por lo cual dentro de un par de meses debe ser insoportable.
Una buena experiencia que seguro se repetirá pronto.

Realmente esto del Aperaio es un buen invento, los Jueves desde las 20h, a partir de 4 € por persona puedes disfrutar de un buffet libre a la italiana con un refresco, caña o el típico vermut italiano basado en Aperol.
Quedó totalmente demostradísimo que es la mejor receta contra la crisis ante la enorme afluencia de público y los comentarios positivos de todos aquellos con los que intercambié opiniones.
Encima nos reunimos un nutrido grupo de Unilocalers que disfrutamos a fondo de la variedad del buffet libre de pasta, pizza y ensalada (yo la ensalada no la pruebo, ya sabéis los que me conocéis que soy misófito) pero todo estaba realmente bueno, he comido platos en otros sitios por el doble de precio que no estaban ni la mitad de buenos.
En definitiva un sitio muy recomendable, eso si, vente prontito porque a primera hora hay un poco de saturación de gente.
Nosotros llegamos un pelín tarde y les costó ubicarnos una mesa que pudiéramos agregar al grupo, aunque los camareros lo hicieron de manera muy amable y eficaz.
Otro minipunto es que es un local 100% bici friendly, hay diferentes modelos de bicis colgadas formando parte de la decoración, tanto es así que en la planta de abajo del local tienen habilitado un parking gratuito para nuestras monturas. Yo no lo metí ahí porque me dió palo pasar entre el mogollón de gente que había, pero el próximo día no la dejo atada en la farola de la entrada, que no pasa ná hasta que pasa.
Eso si, los camareros son unos cachondos de cuidado, debido al aluvión de gente te piden el pago de la consumición tan pronto como te traen la bebida, se lo dejas en la mesa encima del ticket y luego cuando se acuerdan, a la hora o así se pasan a recogerlo, y justo aprovechan para que les pidas la 2ª ronda.
Como puntos negativos tengo que reseñar el ruido, que es bastante alto, lo cual hace que sea difícil seguir una conversación de grupo, y el calor, hasta bien entrada la noche no conectaron el aire lo cual supuso un importante agobio para aquell@s que estaban al fondo de la estancia, madre mía, que sudores les caían. De no ser por ese par de cosillas tendrían sus 5 estrellas como esta mandado porque todo lo demás es realmente bueno.

He estado en Aiò disfrutando de su ya tradicional aperitivo de los jueves a partir de las 20:30 h. Pagando 4 € como mínimo, tienes una bebida (vino, cerveza doble o refresco) y toda la comida que quieras. El precio normal de las bebidas es más bajo, pero si tomas el aperitivo el precio sube a 4 €. En cambio, si te pides alguna bebida cuyo precio sea igual o superior a 4 €, no tienes que pagar ningún suplemento.
Yo he decidido probar el Aperol Spritz (4,50 €), que es un cóctel ligero a base de Aperol (vermut), cava, agua de sifón y hielo, con una rodajita de naranja fresca. Me ha encantado la combinación y auguro que se va a convertir en un éxito del verano madrileño. También tienen combinados de alcohol (ron, whiskey, ginebra) de primeras marcas por 5 – 8 €.
En cuanto al buffet, el procedimiento es el siguiente: tú pides la bebida y te la sirven en tu mesa. Y luego puedes levantarte para ir a por comida a la barra tantas veces como quieras. Hay varias fuentes: ensalada de rúcula, manzana y nueces, farfale en ensalada, pene rigate con tomate fresco y parmesano, y pizza. Según se van terminando van sacando platos nuevos, así que puede que haya algún otro que yo me haya perdido. Desde mi punto de vista, lo más rico ha sido la pizza, en sus diversas variedades. Aparte de eso, me esperaba un poco más de variedad en el buffet, pero reconozco que por el precio tan bajo que tiene, es más que aceptable.
Si decides ir al AperAiò, mejor llegar temprano, porque el local se llena rapidísimo y es difícil encontrar mesa.
En cuanto al local en sí, está decorado con palets y mobiliario vintage, con sillas de muchos tipos, algunas de ellas las típicas del colegio. La iluminación es cálida y suave. La música, quizá un poco más alta de lo que me parece razonable para poder mantener una conversación sin gritar.
En el sótano del local hay un parking de bicicletas, totalmente gratuito.
En general, he tenido buena experiencia, pero no le puedo poner más estrellas hasta que no pruebe más productos de la carta. Sin duda volveré y le daré una oportunidad a los Sacottinos di zio Davide (con pera, pecorino y pesto de rúcula), que sólo con nombrarlos ya se me hace la boca agua. He estado mirando la carta y me ha parecido que tienen unos precios muy razonables, y sobre todo el menú diario, que está disponible también los fines de semana.

¿Sabéis cuando salís de un sitio y tenéis ganas de contarle a todo el mundo lo genial que es? Pues no pasa muchas veces pero el sábado pasado, cuando terminé de comer en Aió, me pasó.
¡Qué maravilla amigos! íbamos 4 con un perrito en la caza y captura de lugar para comer y, por suerte divina, encontramos una mesa libre en este lugar, donde nuestros amigos los canes son más que bien recibidos.
El lugar es muy muy acogedor, con un estilo algo hipster de pallets, paredes mal pintadas, menaje de tu abuela… vamos, muy de Malasaña.
Pero lo más importante de todo es que la comida es ES-​PEC-​TA-​CU-​LAR. No esperes las típicas carbonaras y boloñesas de un italiano, aquí la comida se nota que se hace desde el cariño y el toque casero se huele a kilómetros. Además, la carta es de lo más original, confeccionada a base de platos típicos de la comida de Cerdeña, lo cual hace todo un poquitín más exótico.
Las pizzetas (3 – 3,5 €) están la mar de ricas aunque ni mucho menos son lo mejor de la carta. Para mí las estrellas de la comida fueron los platos de pasta. Todos coincidimos en que los Sacottinos di zio Davide (con pera, pecorino y pesto de rúcula) eran una maravilla, así como los Mallordeus (una pasta típica de cerdeña de sémola) con gambas, gorgonzola y nueces.
Los ravioli de ricotta y espinacas, a pesar de ser más sencillos, estaban increíbles porque la salsa de tomate casera es de premio. Vamos, que estaba todo buenísimo porque además, los postres que probamos (el tiramisú y la panacotta) nos terminaron de conquistar.
Los lunes, martes, miércoles y domingos tienen una oferta de pizzeta + spritz por 6,5 € hasta las 21:30. Y los jueves, pagando 4 € por la bebida (4,5 € con spritz) hacen el aperitivo italiano, que consiste en comer todo lo que quieras hasta reventar.
Tienen menú del día (9,5 €), hasta los fines de semana (11,5 €), con dos platos, pan, bebida y café/​infusión. Así como un menú pizza (pizza grande, ensalada y bebida y café) por 10,5 €; y un menú sardo (entrada de embutidos y queso de Cerdeña, plato sardo (pasta normalmente), pan, bebida y café por 14 €.
Vamos, ¡que ya estáis tardando!

Me encanta este sitio, su estilo y su comida es además de riquísima original!!!
Los dueños son muy atentos y pasan por la mesa preguntándote que tal a estado todo, bueno, qué decir son italianos y te tratan como en casa!!!

Tenía ganas de probar este sitio, es bonito por dentro y parece tener un ambiente tranquilo, así que ayer, que estaba por el barrio dando una vuelta con mi novia y nos entró algo de hambre, decidimos pasar por ahí a probar algo.
Salí cabreado y sin ganas de volver jamás. Todo debido a uno de los encargados llamado Andrea, un moderno con cara de asco cuya máxima debe ser «yo soy la estrella de este sitio y los clientes deberían estar agradecidos de que me moleste en atenderlos». Nada más entrar nos informó con desgana que saldrían más pizzas, bien, había una especie de hojaldres en el mostrador que parecía que llevaban espinacas. Le preguntamos que qué llevaba, y se limito a decirnos el nombre… pues muchas gracias, me sirve de mucho esa información a la hora de elegir. Dijo que tenían cartas, supongo que para ahorrarse dar explicaciones sobre sus productos (y eso que eramos los únicos clientes aparte de dos personas bebiendo en la barra), puso cara de asco por tener que salir de detrás del mostrador y de repente me lo encuentro agachado, apartándome con la mano y diciendo ¿me dejas?, ni un disculpe, ni un perdón. Yo lamento mucho haber estado mirando lo que ofrecían y que el cajón donde guardan sus cartas esté justo ahí, si han elegido ese sitio no es culpa del cliente estar en medio. Nos sentamos en una mesa después de que nos diera las cartas, pero después de lo desagradable que había sido Andrea a mi ya se me habían quitado las ganas de dejar el poco dinero que tengo en su negocio.
Mi novia quiso pedir una pizza igual y preguntó a la camarera que cuáles iban a salir. Ella fue y se lo preguntó a… Andrea, que al parecer le va tan bien que ni siquiera se molestó en decírnoslo él antes, que para eso es el encargado. En este momento me sentía tan apreciado que me hubiera quedado a vivir ahí.
Observé también como se dirigía a la camarera, le ordenó que cambiara las cartas de la mesa, sin una sonrisa, sin un por favor y tan mal, que una vez hecho, la camarera tuvo que volver a hacerlo de nuevo. Daba un poco de vergüenza ver la chulería/​desdén con el que le trataba su jefe. La pobre nos tuvo que confesar que era su segundo día, ya que había cosas que no controlaba, yo lo siento pero si estaba poco preparada eso es porque los encargados no se han molestado en enseñarla como se atiende a los clientes (diciendo ‘perdón’ por ejemplo, si vas a coger la carta que está entre dos clientes y no tirando la nueva — con base de madera — encima de la mesa cuando ya la has cambiado).
Al poco tiempo nos trajo una cesta con servilletas y la dejó en la mesa. Después de unos minutos pensé ver algo tostado bajo las servilletas y dije «anda, han traído pan», para levantar las servilletas y descubrir que se trataba de la pizza (¿?). No teníamos ni idea.
A mi novia la pizza le gustó, y me sacó un trocito ya que yo me negaba a consumir nada dentro del local, Andrea se paseaba con cara de asco por el local cuando no estaba sentado en la barra con sus amigotes o escuchando hip-​hop. ¿Tiene idea de lo mal que queda que la persona de detrás de la barra esté sentado en la barra mientras la camarera nueva corre de un lado para otro, preguntándole todo porque no la han entrenado? A mi la pizza me pareció demasiado hecha, sabía ligeramente a quemado y estaba un poco seca ya que la habían tenido mucho tiempo en el horno. Al pizzero también le vimos ya que pasó por nuestro lado maldiciendo después de un intercambio con Andrea.
Fuimos a pagar a la caja, y observé con cuidado a ver cómo trataba Andrea a mi novia. Mientras se pegaba un bailecito de cabeza y hombros al son del hip-​hop, no le miró a la cara, le dijo el precio con cara de asco, no le dio las gracias cuando le dimos el dinero ni tampoco cuando mi novia se lo dijo al recibir el cambio. Yo le dije, de nada ¿eh? pero él hizo como si oyera llover.
De ahí la estrella, no es una crítica a la comida (a mi novia le gustó), ni al local que está bastante bien. Es una crítica dirigida exclusivamente al encargado que nos atendió.
Andrea, bonito, para ti habremos sido unos más que pasaban por tu local y te importará tan poco que volvamos como que nos sintiéramos bien atendidos. Espero que, si lees esto, te des cuenta de que una sonrisa lleva muy lejos, mirar a la gente a la cara les hace sentir que les estás escuchando, decir por favor, gracias, ser amable, educado son una parte esencial de un negocio de cara al público. Informar de tus productos muestra que estás orgulloso de ellos y eso se transmite a los clientes y, te lo digo en serio, igual la pose de moderno te funciona en la sala barco con las borrachas, pero esa perpetua mueca de arrogancia y asco te hacen flaco favor, y pasearte por el local con la capucha puesta da la impresión de que lo que haces sólo lo haces por sentirte la estrella y para que te miren.

Un descubrimiento reciente que me ha encandilado: mesas y taburetes reciclados, paredes de madera, luminosidad excelente, buen ambiente y buen rollo con el personal del Aiò. Infusiones en bolsita de tela, WiFi gratis… baños en la planta de abajo y pupitres de colegio que esperan una redecoración para volver a la vida.
Un espacio muy tranquilo y agradable en el que tomarte el café o las infusiones mientras te echas una lectura o te enchufas a la red. Me gusta.

We stumbled upon this pizzeria one night after attending a show in the nearby Teatro Lara, and I’m glad we did. First impression: lots of maja folks in attendance. Granted, it was a Friday night, but we did end up having to sit at the bar due to lack of available seats. We were very well attended by an adorable little Italian guy, and we settled on some vino, beer, the chef salad, and some pizza. The pesto pizza was especially commendable. We also enjoyed the olives given with our drinks. They were true to the restaurant’s name — MUCHO ajo (garlic)! I’d recommend that have some mints or chewing gum after consuming them and before meeting your significant other.
The decorations were cool as well. Had some bike paraphernalia and low lighting. Bathroom was spacious and the noise level wasn’t too bad. Match all that with free wifi (I’m such a sucker for free wifi), and you’ve got yourself quite a nice place for a casual/​cozy dinner experience. All that’s missing is you!

Tenía muchas ganas de probar este lugar de comida italiana, y la verdad es que no me ha decepcionado. Viendo cómo han crecido otros locales similares en los que se sirve comida para llevar de este tipo, me alegro de que este tenga más o menos éxito. Tienen menú del día por poco más de 9 € (un precio muy ajustado) y la verdad es que todo lo que tomé estaba bueno: de primero una lasaña vegetal, y de segundo una carne rellena de huevo que estaba bastante rica, la verdad sea dicha.
El sitio es muy acogedor, con paredes forradas de madera y cada mueble de su padre y de su madre, todo sea dicho, muy del estilo que tan de moda está ahora. Hay parking de bicis abajo y si no te puedes o quieres quedar a comer tienes infinidad de opciones para llevar.
Mención especial al café de este sitio: viene incluido en el menú y está literalmente delicioso. Al fin y al cabo, los chicos que lo llevan son italianos, y si de algo saben los italianos es de café…
Tiene wifi y la única pega que le veo es que la música está un poco demasiado alta a veces.