Cuando uno sale de viaje y quiere comer bien, es preciso un poco observar donde van los autóctonos y evitar los anuncios de paellas plásticas. aquí fuimos por que mi primo dijo, aquí es donde comen los del pueblo, abajo en el puerto, alemanes y rusos. Así que allí nos metimos. El funcionamiento es similar a otros, vas al mostrador y eliges el pescado o marisco que te apetece que te preparen, te lo pesan y mientras lo ponen a la plancha te ponen la bebida. Pescados de nombres locales irrecordables, mezclado con mejillones, lapas, langostinos, calamares, etc. El sitio tranquilo, y la camarera muy servicial!
Francisco R.
Tu valoración: 4 Madrid
Recuerdo un silencio absoluto. Sólo se oíà la cámara frigorífica y la tos seca de mi acompañante. Un salón enorme vacío hasta las trancas con dos únicas mesas ocupadas; la nuestra y la de una familia también más bien callada –cosa que agradezco normalmente pero que en esta ocasión me turbaba. Nada, el espíritu de la inconformidad me persigue. Sea como fuere que me lío, que el Tito es un sitio de los de pescado al peso así que nos pedimos unos pescaditos, chopitos, calamares, congrio, cosas que no sé cómo se llaman y algo más y tan ricamente oigan que cenamos 4 personas con vino por alrededor de 15 euros cada uno. Un chollo. El silencio, ay el silencio y el run run de las neveras. Lo recomiendo y lo recenando.