De los numerosos parques con los que cuenta Montequinto, éste, es uno de los que más visito con mis pequeños y he de reconocer que no es porque el pipican en este caso, sea nada atractivo, todo lo contrario, es un arenero sin ningún tipo de prestación ni césped, pero sí que es de los pocos parques que quedan por el barrio donde se puede pasar un buen rato viendo a los perros corretear sueltos en la parte alta. La zona alta que linda con la rotonda es donde aprovechamos para que se relacionen y hagan un poquito de deporte sin necesidad de que estén amarrados. Dicho esto, recordaros que NO es una zona habilitada oficialmente para ello, por lo tanto, si a alguien pudiésemos molestar, tendríamos que ser nosotros los que atásemos a nuestros colegas y marchásemos al pipican o a pasear. :)