Meliá Atlanterra

Sólo puedo decir cosas buenas de este hotel. Y es que me une a él algo muy especial… Mi boda.
Hace ya un año que me casé en la preciosa plaza de Zahara de los Atunes en una ceremonia de ensueño sobre la arena y con el mar y el atardecer de fondo.
La ceremonia fue por lo civil y oficial, algo bastante difícil de conseguir en general. Normalmente los novios se casan en el juzgado y luego hacen el «paripé» en el lugar que escogen para la ceremonia con los invitados. Nosotros gracias al Meliá Atlanterra no tuvimos que hacerlo. Ellos te ayudan para asegurarse de que consigues la fecha que quieres con un Juez de Paz deTarifa.
La boda fue sobre la arena, el aperitivo en el chiringuito del hotel mientras observábamos cómo se ponía el sol y la cena fue en una de sus salas.
La comida estuvo realmente espectacular. Y eso que yo soy de lo más exigente y los que me conocéis sabéis que soy foodie (y además bloguera de gastronomía). Todo estaba tan rico como en la prueba.
Y el servicio… Eso fue lo mejor. Lo comentaron todos los invitados ese día y los días posteriores a la boda. Estaban muy atentos y con ganas de agradar y de que a nadie le faltara de nada. Nadie tuvo que esperar para un aperitivo o para una bebida.
Yo me quito el sombrero por la organización y el equipo de este hotel. Además el broche de oro fue que por tu aniversario te regalan una noche hotel. Nosotros volvimos porque teníamos otra boda el día anterior y nos obsequiaron con un upgrade a Suite, con una botella de cava y además con el desayuno buffet del día siguiente. ¡Nos sentimos como unos clientes VIP!

Desde hace un tiempo ya no suelo frecuentar hoteles cuando viajo, pues suelo optar por opciones tipo AirBnB que suelen ser mucho más prácticas y rentables. Sin embargo, la boda de mi mejor amigo se celebraba aquí y teníamos algo de descuento por venir al evento, así que opté por venir con mi pareja y quedarnos un par de noches para disfrutar de todos los encantos del hotel y de la magnífica zona en la que está ubicado.
Se trata de un hotel enorme, con varios edificios de habitaciones rodeando varias piscinas, con un enorme restaurante bufé, varios salones de celebraciones, terrazas y un acceso directo a la playa con tumbonas para los bañistas hospedados en el hotel. Un gustazo, desde luego. Cierto es que aunque no era temporada alta ni hacía suficiente calor para el baño, los precios eran elevados y aún así había una buena ocupación ese fin de semana de mayo.
Las dos noches que pasamos allí fueron estupendas. WiFi semi-​gratuito para socios del club de clientes de Meliá, servicio muy servicial (valga la redundancia), atento y rápido. Eso sí, cuidado con los precios del chiringuito de la piscina: me han dicho que una cerveza vale 4 eurazos…

Hotel en primera linea de playa. Uno de los mejores hoteles de toda la zona