Lo primero: quiero dejar claro que no me gusta nada esta cadena de supermercados. De ahí la puntuación tan baja; daríà la misma a esta tienda concreta como a cualquier otra. No me gusta como tienen las cosas«ordenadas»; si es que se le puede llamar orden a eso. Más bien diría desparramadas por la tienda; o amontonadas de cualquier forma. Resultando de cualquier forma salvo apetitosas. Sólo he ido a Lidl por sus precios. Ahora lo bueno, que no todo debe ser malo: las secciones golosas me encantan; bollería y helados. Están muy buenos y tienen muy buena relación calidad-precio. Y también los quesos; tienen de marcas de otros países, que no suelen encontrarse en otro tipo de tiendas o supermercados, y también merecen la pena. De lo demás… Entro a hablar ya directamente de esta tienda. Tiene un pedazo parking impresionante; raro será que vayas y no haya sitio. Es exterior, pero algunas plazas tienen un techado de uralita para proteger en la medida de lo posible tu vehículo. Las instalaciones estaban algo viejas, pero no hace demasiado tiempo se reformó y prácticamente todo en su interior está nuevo, pese a que el aspecto por fuera no dé esa sensación. Han puesto cajas nuevas y una máquina para hacer pan; cosa que hacía falta ya que antes no había y se terminaba en un suspiro. También tienen un espacio dedicado a la carnicería; aparte de las bandejas refrigeradas que tienen, también puedes pedir a la medida de tus necesidades desde ahí. La política de atención al cliente por parte de los empleados de Lidl exige evitar pasar mucho rato atendiendo sus consultas o dudas, y dedicar ese tiempo, en su lugar, a hacer otras cosas como reponer o atender en caja. Por lo que si esperas un asesoramiento mucho más exhaustivo más allá del indicarte en qué pasillo está tal cosa, Lidl no es el supermercado que estás buscando. Y no sé si en otras tiendas estos requerimientos los cumplirán con más flexibilidad, pero en ésta suelen cumplirse a rajatabla. Por la cuenta que le tiene a los trabajadores…