It’s a very nice cocktail bar! The bartenders & staff are very friendly and has a great atmosphere. It has a great variety of cocktails and you can meet a lot of people from all over the world there! I would recommend this bar to any individuals and groups. It has a room at second floor that could be booked for any groups(10−20people) for private use.
Marta S.
Tu valoración: 4 Barcelona, Spain
Most of all, very good service. We went for a Happy Hour drinks, great discount, 50% and very nice drinks. We had Mojitos, a Margherita and an Espresso Martini. We didn’t go inside as we chose outdoor sitting, so can’t comment on that. The outdoor area could use a bit of décor/better separation from a busy street and trash containers. We’ll be back.
Elena S.
Tu valoración: 3 Barcelona
Ojo! Hace un tiempo que este bar ya no es el lugar decadente con encanto de antes! Ahora lo manejan unos chicos italianos. Platos y drinks italian style y a buen precio! Y nada que ver con el ambiente borroso que lo caracterizaba… ahora mucha luz, ventanales abiertos, musica y jovenes dentro y fuera!
Elena D.
Tu valoración: 3 Barcelona
Fui varias veces y me parece que están bajando la calidad. Las raciones no son grandes pero esto no me importa tanto si la comida está buena. Lasaña antes estaba buenísima pero ayer por ejemplo pusieron zanahoria casi cruda dentro y este detallito estropéo un poco el placer. Servicio muy amable. Antes les di 4 estrellas pero hoy les quito una, por supuesto voy a volver para ver si han mejorado y si les devuelvo la estrellita :-)
Carol P.
Tu valoración: 4 Barcelona
El San es una antigua cocteleria en el corazón del Eixample, donde las camareras son unas chicas rusas. En las paredes encontramos obras impresionistas con algún píxel que otro. Si nos fijamos bien podemos deducir que tuvo su época de esplendor, pero que ya ha entrado en la de decadencia. La moqueta tiene fauna autóctona, las máquinas tragaperras están desconectadas y uno puede mirar desde dentro del bar hacia fuera sin ser visto. Sugerencia: Gintonic de Hendricks con pepino.
Adrián C.
Tu valoración: 3 Barcelona
Coctelería venida a menos o a más, según se mire. Enmoquetada hasta el lavabo, sus paredes y el techo gotean condensaciones de whisky barato y sudor, y en la barra se acuestan habituales, cuarentones y cincuentones, solteros y en pareja, y reclaman su dosis de glamour chusco en vaso de tubo. Las camareras eran brasileñas la vez que fui, aunque según otras fuentes son rusas. En cualquier caso, son antipáticas, bien adecuadas al ambiente en el que trabajan. Copa en mano, mojito esta vez, subimos a la media planta superior, con la tele puesta en los 40 Latinos. Los oleos de baratillo que cubren las paredes de falsa madera de ébano deben estar hartos del bucle musical en el que repetidamente suena Pitbull, ese calvo misógino. Y luego el calor, ese calor asesino que a las camareras tanto les da, porque están tras la barra, más cerca de la calle y mejor ventiladas. El único espacio que no marea es, curiosamente, el lavabo, aunque parezca mentira más limpio que el resto del local. ¿Volvería? Sí, volvería; como volvería al barco pirata del Tibidabo, aunque de cada tres veces que subo, una vomito.