Mercat de l’Albaceria Central

Es el mercado que tengo al lado de casa, que no le falta de ná! Tengo algunas paradas favoritas, la Domenech por ejemplo, donde compramos las mejores hamburguesas con queso de la zona. La frutería Vidal, que lo tienen montado de tal forma que llama a comprar por sus coloridos y la buena pinta de la fruta, aparte de la simpatía de las chicas que te atienden.
Dentro del mercado hay una panadería, una cafetería y una zona de compra de libros de segunda mano (y de tercera, cuarta, quinta…) a 1 €. Puestos de comida para llevar, puestos de vino y cervezas artesanas (poquitas, pero de haberlas haylas), un puesto de sushi y algún otro «exótico».
¡Me encanta este mercado!

Monica and her company (@ PDA.38−39) made this place quite awesome for us, answering our endless questions despite the long line behind us. If you are planning a picnic on your way to somewhere through Gracia, stop by here to get some goodies.

Me encanta, o más bien, ¡me chifla! ir a comprar a este mercado. No es muy grande, cosa que me facilita las cosas (en algunos mercados te vuelves loco con tanta parada), eso también hace que el trato por parte del personal sea familiar y cercano. En resumen, es un mercado de barrio, de los de toda la vida, y a pesar de los tiempos que corren sigue conservando su esencia.
Tienen puestos de todo tipo de verduras, frutas, pescado, carnes, huevos… todo de excelente calidad y a buenos precios (por lo menos mejores precios que otros mercados de Barcelona).
Sin duda, si vives cerca de Gracia no olvides pasar a conocer el Mercat de l’Albaceria Central.

Best selection and prices for local produce. And they have an awesome breakfast «hut».

Es un mercado de barrio con paradas de calidad y no tan caras como otros mercados cercanos de Barcelona. Muy destacable la zona del pescado y las verdulerías, sobretodo una parada ecológica de verduras que está escondida en un esquina entre charcuterías. Trato personal y productos frescos sin las aglomeraciones de la Boquería ni el ambiente pijo de Santaló.

Me da mucha pena lo que está pasando con la mayoría de mercados de Barcelona. Parecen el escenario de una película de terror.
Con la mitad de tiendas cerradas, el Mercat de l’Albaceria Central es, a pesar de todo, todavía uno de los centros neurálgicos del barrio de Gràcia por la actividad que genera a su alrededor.
No muy lejos de aquí está el ultramoderno Mercat de la llibertat. Uno de esos recién remodelados, de diseño. A pesar de esto prefiero mil veces más el de la Albaceria ya que es mucho más auténtico aunque me quede más lejos. En él, aún huele a campo, se puede hablar con los paradistas y encontrarte a algún conocido en sus alrededores.
Un mercado clásico.

Durante varios años la peste procedente de los contenedores invadía mi habitación en verano, cuando no me quedaba más remedio que dejar las ventanas abiertas para no morir de calor. Si te asomabas y esperabas un rato no tardabas demasiado en ver a gente reciclando en cuanto un tendero tiraba una bolsa de basura: kilos de sardinas o verduras de todo tipo aún en buen estado.
Por otro lado, si vas a hacer tus compras es un lugar algo más pequeño que la boquería pero muy bien surtidito con puestos especializados en todo tipo de carnes, verduras y frutas, pescados, huevos, ultramarinos, conservas y un señor turco que vende las mejores especias de Barcelona. De hecho yo aún vuelvo a comprarle a este señor su maravilloso curry de hierbas u otras delicatessen que vende en su modesto puesto

Los tiempos cambian. Y aunque toda mejora supone un cambio, no todos los cambios suponen una mejora. Nuestras madres, sacrificadas y muy familiares, no dudaban en ir a comprar la fruta, el pescado, la carne o la verdura al mercado, donde todos sabemos que el trato es mucho más personal y los productos más buenos. Ahora, nosotros, estamos perdiendo esa buena y sana costumbre.
Yo intento ir siempre al mercado, lo juro. Entre otras cosas, lo tengo a dos minutos de casa, así que no ir sería pecado… En el Mercat de l’Albaceria Central, en el corazón de Gràcia, uno encuentra paradas, paradas y más paradas de muchos productos diversos. Uno, además, encuentra al frutero que le deja probar esas mandarinas de final de temporada, asegurando que son las más buenas de la zona.
El trato es siempre agradable y divertido. Hablar con las señoras, adaptarlas como madres y dejarse aconsejar por su sabiduría es siempre una experiencia positiva. El mercado mola mazo y los humanistas modernos procuramos ir siempre que podemos.
Vigilad sólo con una cosa. Las encargadas y los encargados de las paradas saben vender arena en el desierto. La experiencia es un grado y a los pipiolos como yo se los comen con patatas… Antes de ir al Mercat, concéntrate y haz una lista clara, aunque sea mental, de lo que necesitas y de lo que no necesitas. ¡Cuántas veces he ido al mercado a por dos bistecs de ternera y he salido del mismo con cuatro bolsas llenas de entrecots de buey, culata de cerdo, lomo rebozado y carne picada! ¡Pam, ya me han engatusado otra vez!