No sé si se puede considerar la mejor tienda de quesos de Barcelona, porque hay una fuerte competencia, pero sí es la más humilde y «de tota la vida». Nada de pijería, ni explicaciones grandilocuentes y chorras. Solo producto de calidad. Y algunos quesos especialmente difíciles de encontrar(ni en temporada) como el Vacherin Mont-d’Or. La ausencia de parafernalia y tontería repercute en el precio, que es algo inferior a la competencia. El surtido es muy importante, predominan los franceses y españoles, pero algun que otro italiano e inglés se dejan ver. No os dejéis la pasta en otro sitio fashion y apoyad el negocio familiar. Vale la pena.
Gisela B.
Tu valoración: 4 Barcelona
No la buscaba pero la encontré. Había ido a comprar verduras para hacer una ensalada y, cuando la vi, me dije… ¡Che, pibita! ¿Por qué no alegramos esa ensaladita con una buena mozzarela de búfala? ¡Y sí! Dicho y hecho… Entré a por ella y un chico joven me la sirvió en un pis pas. ¿Para qué más? Hecha la ensalada, le añadí unos cachitos de la mozzarela en cuestión con un poco de albahaca y… ¡Oye, tú! ¡Triunfada total! Se nota cuando la mozzarela es fresca… ¡Una ola por ella!
Inma V.
Tu valoración: 4 Nueva York, Estados Unidos
En la pequeña calle Xuclá hay varias tiendas que merecen mucho la pena por su singularidad y su tradición. Sin duda, esta quesería es una de ellas. Si eres de los que piensan que queso+vino=felicidad, no puedes dejar de encontrar el primer factor de tu suma aquí. Variedades de todas las partes del mundo, frescos, ahumados, curados… Te volverás loco si no vas con una idea de qué quieres comprar. Aunque e sun clásico, no dejes escapara la mozzarela fresca de bufala.
Julián S.
Tu valoración: 4 Barcelona
hay gente que es más de vinos, o chocolates, a mí me gustan los quesos. Por eso me alegré cuando encontré este local. Está un poco fuera de contexto ya que hay una herboristería a un costado y una tienda de comics enfrente, pero no hay distracción que valga a la hora de degustar un buen pedazo de queso. En este sitio hay que ir directamente al grano, porque digamos que ni el local ni el dependiente ayudan mucho a crear la atmósfera perfecta. Se caracteriza por su sobriedad en donde los quesos están bien mostrados tras un cristal. Pero sin mayores adornos para recrear la vista. El jovencito que atiende es un caso aparte. Cada vez que voy muestra una cara pálida y ojerosa. Y no acostumbra explayarse demasiado a la hora de hacer recomendaciones. Pero debo admitir que es certero. La última vez le pedí un queso para comer con dulce de membrillo a lo cual respondió: «Tetilla o Manchego de cabra». Yo esperaba alguna explicación más de fondo para convencerme, pero nada. Sólo me miraba. Al final me llevé el Manchego que tenía un suave pero bien definido sabor que se complementaba excelentemente con el dulce. Así que ya saben a esta tienda sólo a comprar queso.