Limusina Barcelonesa

Acabamos la temporada de baloncesto la semana pasada y decidí llevar a los chicos de tour por Barcelona con una limusina. Era una coña que había salido durante la temporada y como peor no podíamos acabar en la clasificación nos pegamos ese gustazo.
Cogimos la opción Oferta Primavera que incluía una hora de tour por la ciudad, cena, ir a una disco y luego volver para casa.
El tipo que conducía fue la hostia de majo y casi le invitamos a pasar dentro a que se uniera a la fiesta, pero ya era raro, ¿no? 10 tías en una Lincoln + el chófer… Sonaba a película X de la acera de enfrente. Pero igualmente estuvo bien. Cava a borbotones.

Era la primera vez que lo hacíamos y dudo que se vuelva a repetir pero, fuera de la imagen que pudimos dar, lo pasamos bomba.
Alquilamos una limusina para celebrar el cumpleaños de una amiga que tan pronto se va de rave como de fiesta V.I.P. Fueron puntuales a la hora de pasarnos a recoger y el chófer (que doy por supuesto, habrá visto de todo — de todo) nos puso un gesto de simpatía y complicidad cuando vio que no éramos guiris en despedida de soltera y que la víctima llegaba con los ojos vendados. Nosotras no quisimos recorrer la ciudad gritando piropos por la ventanilla a los hombres de buen ver (aunque a alguna se le escapó hacerlo), nosotras preferimos subir a Montjuic, contemplar la ciudad de noche, gritar, beber y cada uno para su casa (en nuestro caso, cualquier antro de discoteca).
Buena puntuación para el señor conductor, por cierto. Y la sorpresa no salió nada cara. 150 euros por una hora y un par de botellas de champagne; eso sí, puede que el espacio fuera un pelín reducido para 10 personas. No a simple vista, pero sí cuando intentas bailar los Black Eyed Peas como si nunca más fuera a suceder.