L’ascensor

Hacía tiempo que no iba a L’Ascensor pero está tal como lo recordaba. El tiempo no pasa para este entrañable lugar, que parece anclado en el pasado, Para entrar debes atravesar las puertas de un antiguo ascensor y una vez dentro te encuentras un ambiente clásico, donde se respira un aire nostálgico que le da un toque especial. Realmente es un sitio muy agradable donde tomar una copa.
Sirven buenos cócteles (también sin alcohol), y a precios correctos, teniendo en cuenta que está situado en el Gótico, muy cerca de la Plaça Sant Jaume. La música es buena (quizás un poco alta dependiendo de la hora si lo que quieres es mantener una tranquila conversación) y el servicio es atento.
Sin lugar a dudas, es un sitio para recomendar.

Ubicado a escasos metros del Ayuntamiento, plaza Sant Jaime, en una callejuela donde no tiene perdida. Se entra a traves de un antiguo ascensor, de ahi su nombre. Cockteleria de habituales donde aun cuando la vestimenta de los camareros esconde habilidad y buenas maneras en el arte de los destilados. Precios razonables.

Un lugar autentico donde tomar unas copas un coctel o lo que apetezca. Para entrar hay que entrar a un ascensor antiguo y salir por la otra puerta del ascensor. esa es la entrada al local. Me a encantado el sitio tranquilo agradable y autentico. Volveré. Nosotros pedimos una Caipiroska de fresa y un Gin-​tonic.

Muy contento de haberme subido a este ascensor encondido en el Gotic. Por qué? Porque es de estos sitios especiales que está muy bien tenerlos en tu pool de recursos para cuando quieres precisamente ir a un sitio diferente. En este caso a tomar algun combinado…
En Barcelona la tendencia es la contraria a este sitio y por eso me cayeron bien. Ambientado como un lugar clásico con lamparas de cristal, cortinas de raso rojas y verdes, maderas oscuras y sin muchas más pretensiones. La luz tenue hace que definitivamente sientas un sabor añejo muy bien conseguido.
No se queda aquí el ascensor. La variedad de bebidas es suficientemente extensa como para conformar a los más exquisitos. Busques cocktailes o simples combinados la variedad es amplia. No conozco a los dueños pero el old fashioned y el gin fizz que pedimos estaban impecables. El precio igualmente es ajustado teniendo en cuenta el barrio y la ciudad: Cocktailes a 7 euros y combinados desde 8 euros…
Muy recomendado para quien busque un ambiente tranquilo y acogedor. Ojo que no es para todos los gustos, es posible que haya clientes que lo puedan ver tan añejo como para no sentirse cómodos. Queden avisados que no hay suficiente luz para subir las fotos del gintonics a instagram; tendrán que relajarse y disfrutar la bebida desde el anonimato o conformarse con esas personas que te acompañan en el ascensor. :D

An out of the way gin joint, which is the point with a gin joint isn’t it? Hidden in an alley behind an old elevator door, when entering you’d expect to see Nucky Thompson staring at you.
A neatly organized menu with a description of each gin and what it offers your palate. I was curious about one of them and the bartender offered to fix me a drink featuring it. A great choice and a most excellent drink.
Try it.

A very cute bar deep in the Barri Gothic district. The front doors are the most attractive part of the entire bar as it was designed to look like an old elevator. As you enter, you slide the first door open and you are in a «booth elevator» atmosphere and then you have to slide the second door to go inside the bar. Very cute. We arrived early so it wasn’t as crowded as my husband and I were able to enjoy a couple of drinks. The bartender will bring out some chips for you to munch on while you are hanging out. The sink in the bathroom however will squirt water all of you if you turn the faucet on too fast. I got soaked and then had to leave. Will give it another try a different night.

Puedo prometer y prometo que este es uno de mis sitios favoritos de toooda Barcelona ¿Y por qué? se preguntarán, nobles caballeros y curiosas damas. Porque lo tiene todo para que un local me guste.
Lo primero es el sitio, un bar de ésos con look de tiempos pretéritos de madera vieja, tapizado rojo, lámparas de cristal y sillas que han visto muchos culos. El Ascensor se esconde en una callejuela del Gótico, no se encuentra si no se busca y se entra por dos puertas correderas, flis flas, que te trasladan tranquilamente a 1930 o antes, incluso. Es cero fancy, tiene años y años de solera y su barra promete cócteles y horas regadas de buen alcohol.
Luego están las bebidas, las únicas protagonistas. En el Ascensor, si tienes suerte, te atiende su propietario –aunque las camareras que le echan una mano por lo general son encantadoras e igual de atentas — pero él sabe lo que se lleva entre las manos. No se piensen que es el típico bartender de camisa blanca y gestos cuidados. Pero hace unos cócteles que te dejan tonto. Y si puede les aporta su propia creatividad. Y si le preguntas, te aconseja. A mí me miró y me dijo «te voy a hacer un Caipiroska de fresa y te va a encantar» y, en efecto, me encantó, pero me supo a poco, a niña pequeña. Para la segunda ronda me tiré al gin-​tonic. En esto del bebercio yo es que soy muy hombre.
Aquí te puedes beber una cerveza con los amigos, pero obviamente no es la mejor manera de sacarle todo el partido a este maravilloso y anacrónico bar. Al Ascensor hay que subirse con tiempo, con calma y con ganas de deleitarse de una atmósfera genuina y una apología de lo viejuno. Y si todo esto encima lo riegas con una buena bebida hecha por manos sabias, ¿qué más necesitas?

Siendo un claustrofóbico redomado, este el único ascensor en el que subo sin que me de un soponcio. Un lugar que ya es original a nivel conceptual, pero que se materializa, a un nivel de espacio y materiales, de una forma muy característica. Es un bar apreciado por los mojitos y los cócteles en general, bastante frecuentado por turistas, aunque sin perder nunca su elegancia y compostura. A mi es un local que me parece muy decimonónico y proustiano, y que llama a gritos que los clientes lleven consigo un sombrero y un bastón. Es de aquellos bares en los que a uno le gustaría tener bigote, para poder caracolear las puntas mientras los demás hablan.

¿Habías pensado que podrías tomarte una caipiriña en un ascensor? En Barcelona sí puedes hacerlo. Para entrar a este bar ubicado en una de las callejuelas del Casco Antiguo, tienes que atravesar la puerta de un ascensor. Por suerte, una vez dentro nadie pide subir al primero o al tercero, y tienes asegurado una estancia sin demasiado movimiento. Bueno, eso dependerá de tí, claro, y del efecto de los cokteles que allí sirven. Puedes tomar Dry Martini o el clásico Manhattan. Y una bebida muy socorrida para un viernes o sábado noche es el Gintonic, elaborado aquí con la ginebra Premium.
Con más de 30 años de historia, recomiendo mucho visitar este lugar.

Algunas personas pueden decepcionarte, pero L’Ascensor nunca lo hará. Igual que sus mojitos, tiene los ingredientes perfectos, combinados en su justa medida, para una velada más que especial. Conocer el lugar ya es un primer punto: hay que saber encontrarlo entre las callecitas del Gótico y no todos se atreven a explorarlas por la noche. Al llegar a la entrada te apuntas otro tanto: tiene su magia atravesar las puertas de un antiguo ascensor para entrar en un bar. Una vez dentro, hay que ir directamente al fondo: mesas pequeñas para dos con asientos de mimbre en una salita de paredes empapeladas color ocre y lamparitas de luz cálida. El resto, deja que lo hagan los mojitos o las caipiriñas y la música jazz que acompasará la conversación.
Un as en la manga que nunca falla. Si llevas a tu cita a L’Ascensor y no surge lo que tiene surgir, es que no era la persona adecuada.