Can Punyetes

Hace semana y pico vinieron mis padres de visita. A verme y a conocer (volver a conocer, mejor dicho) Barcelona. Y, cuando uno va de turisteo, le suele apetecer también probar la gastronomía típica del sitio en cuestión y, concretamente, queríamos comer calçots.
Por casualidad pasamos por delante de Can Punyetes dando un paseo por Gràcia, cerca de donde se alojaban mis padres, y nos pareció que tenía buena pinta. Tras consultar en Unilocal,vi que así era, por lo que decidimos reservar para ir a comer el último día (bueno, de hecho nos dijeron que no hacía falta reservar, éramos tres un miércoles, sin problemas).
El sitio no es muy amplio, pero sí alargado, por lo que hay bastantes mesas. La decoración es viejuna, tradicional, algo que encaja con el tipo de comida, también tradicional. El personal es muy amable y profesional y, como pone en alguna otra reseña, tienen el detalle de traerte su vermut casero y unas aceitunas para picar según te sientas, cortesía de la casa.
Para comer, mis padres escogieron el surtido de butifarras y escalivada. Para mí, pedí los champiñones a la brasa y, para compartir entre los tres, pedimos patatas bravas al caliu y una ración de calçots (vienen quince unidades). ¡Ah! Y, por supuesto, mi amado pan con tomate. Para beber pedimos el vino de la casa.
En mi opinión, todo muy rico, a la brasa sabe todo mejor. Los champis, servidos con un aliño verde, me gustaron mucho, y las patatas con su salsa también. A mí madre no le gustaron las butifarras, en su opinión estaban secas y poco sabrosas. Las alubias de acompañamiento sí que le gustaron. Y los calçots, pues bastante ricos también, una salsa buenísima. Como el camarero vio que no éramos de por aquí, nos dio una clase sobre cómo se come esta especie de cebolletas, después de ataviarnos con unos baberos muy graciosos.
De postre, crema catalana, tarta de castaña y de chocolate, todo muy rico. En cuanto al precio, algo menos de 18 € por cabeza me parece bastante aceptable así que, en general, nos gustó mucho la experiencia.

Not fancy, but so tasty. The wood fire grill is what sets this place apart as unique, and the aioli was some of the best I have eaten. Don’t judge a book by its cover, get inside and eat some food!

Yo comí xató, codornices, postre de música y pastel de castanya. Todo buenísimo. Los camareros son muy eficientes y amables. Tengo que volver más veces!

Braseria un peu rustique, dans une ambiance catalane «comme à la maison «, Can Punyetes est le restaurant idéal pour manger de la viande de qualité pour un budget raisonnable. Dès l’entrée l’odeur de feu de bois met l’eau à la bouche. La carte est assez exhaustive, vous pourrez choisir du boeuf (filet, entrecôte.), du lapin, du porc (je vous recommande le lomo), du poulet (la pechuga est parfaite pour ceux qui veulent limiter les calories) avec un accompagnement de pommes de terre, flageolets ou torrada bien épaisse. C’est copieux !
Attention à l’aïoli qui est très bon mais comment dire, dont on se souvient longtemps !
Il y a aussi un choix de salade, de jambon et autres entrées. Pour les desserts c’est assez classique. Attention, la «contesa «ce n’est pas une coupe de glacé mais une part de Vienetta: D. Si c’est la saison, prenez les fraises à la crème, on se croirait chez sa Grand-​Mère: elles arrivent coupées dans un bol blanc style Arcopal avec une bonne dose de chantilly en bombe… régressif à souhait !
Ce qui est agréable dans ce restaurant, c’est la variété des clients, ils attirent aussi bien les familles que les jeunes couples.
Le service est rapide et plutôt sympa.
Il y a un autre Can Punyetes vers Francesc Macia que je trouve plus agréable car plus spacieux et lumineux, mais les produits sont les mêmes.

Stopped in for some quick beers and tapas at 9 PM on a Wednesday. Super mellow but did not disappoint. Good food and beer, chill scene.

Creo que me comí absolutamente todas las olivas que nos pusieron en el plato, porque así soy yo: las olivas me gustan muchísimo, y si me las traen a modo de aperitivo y además estoy hambriento, pues para qué queremos más: no puedo contenerme.
Me gustó de Can Punyetes que mantiene el estilo tradicional, clásico, de la comida catalana. Su carta es una auténtica oda a ella, y por dentro sigue teniendo el aspecto que probablemente tenía hace años.
No es fácil elegir, y lo digo yo que me apetecía una butifarra más que nada, pero me comí un pollo a la plancha con patatas que estaba increíble. Y a muy buen precio.

Voy en busca de algún sitio donde comer comida casera bien de precio, y justo paso por delante de «Can Punyetes». El local, rústico, lleno de gente y ruidoso a más no poder, me invita a entrar y pensar que puede ser justo lo que estoy buscando. A pesar de solo ser una persona, me hacen esperar 10 minutos pues no hay una sola mesa libre. Cuando consigo sentarme, me dan la carta y se me hace la boca agua de ver todo lo que puedo pedir… auténtica comida tradicional catalana, desde «xai», butifarra, entrecot con mongetes blancas, escalivada, esqueixada de bacallà, galta o peus de porc, conejo… también tienes pan con tomate con distintos tipos de embutido, tortillas, quesos, patés… ¡qué delicia todo por Dios! Al final me decido por un plato de muslo de pollo y «mongetes»… ¡pues vaya acierto! Me lo traen en su punto, crujiente por fuera y tierno y meloso por dentro, y además deshuesado para no tener que dejar ningún esfuerzo ni dejar mermas en el plato. La ración la encontré perfecta, y con un agua grande, me subió la comida a unos 8 euros. Menudo descubrimiento para cuando me apetezca este estilo de comida y me encuentre por Gracia, ¡me verán más de una vez fijo!

Me encanta Can Punyetes! Me gusta porque es un restaurante de los de toda la vida. Su especialidad son las carnes a la brasa y está buenísima! No se caracterizan por preciosas guarniciones, pero lo que importa está riquísimo! Tienen gran variedad de carnes y entrantes. Yo recomiendo el entrecot (como no), la galta de cerdo riquísima y si eres menos de carne, puedes elegir entre sus tablas de embutidos y sus torradas.
Y de postres qué os voy a decir, a mí me encanta la crema catalana, pero todos los pasteles también están de lujo, como la tarta de chocolate.

Calidad precio esta muy bueno.

Acudimos a la hora de la comida, comienzan con un aperitivo de vermut y aceitunas. Te atienden amablemente y qué decir de la comida: excelente su parrilla, ya sea de butifarras, lomo u otras carnes. Lo acompañamos de tostadas con escalivada y anchoas y para finalizar una tremenda crema catalana, excelente. Precio muy contenido, ¡ah! y el aperitivo de vermut no lo cobran. No os perdais este sitio.

Un lugar perfecto para comer típica comida catalana. No es ni glamuroso, ni de diseño ni muy fino, pero tiene un encanto especial, por las vigas de madera y por conservarlo como una taberna antigua. De las de toda la vida. Y eso a mi me gusta.
Aquí puedes comer torrades amb pa amb tomàquet de todo tipo y clase, caracoles a la llauna, esqueixada de bacalao y toda tipo de carnes a la plancha, sin faltar todo tipo de botifarras, de pollo, negra o bien una variedad de ellas para que las pruebes todo. El vino de la casa te lo sirven en jarra y el postre, no dejéis de probar el músico con moscatel o el mató con miel.