Para un primero de enero con mi familia salimos a buscar un lugar para comer porque la verdad nadie, pero nadie quería cocinar sobre todo si ya eran las 6 de la tarde y la noche anterior había sido muy movida. Por eso nos aventuramos a tratar de encontrar algo abierto por último para llevar comida a casa, pero sin pensarlo nos encontramos con este lugar. Estas parrillas fueron un gran descubrimiento porque ¡¡¡pucha que carnes más ricas!!! no eran los típicos cortes puestos en una parrilla y listo sino que cada carne había sido sazonada con algún menjunje secreto que le daba un sabor espectacular, además les pusieron unas papitas doradas que también fueron aliñadas y que estaban la muerte. Los precios son moderados para la cantidad de comida que sirven y la calidad de esta. El local es de dueños chinos pero la atención es muy cordial, digo esto porque a veces los chinos son un poco cascarrabias pero en esta ocasión se encontrarán con un muy buen ambiente. Así que si desean comer una rica carne ya saben donde pueden ir. Muy recomendado.