A mis quince años, venir aquí era algo mágico. Todavía San Bernardo mantenía un cierto aire provinciano y una reticencia mordaz hacia todo lo provenía de la capital. Los negocios circundantes a la Plaza, eran pequeños emprendimientos y, tal vez por ahí, una pequeña sucursal de la ya desaparecida CTC. Ahora todo está envuelto por cadenas de supermercados y tiendas del retail que con sus neones y sus escaparates parecen hipnotizar al complejo transeúnte. Aun así, y ya pasado más de 15 años, algo de magia va sosteniendo este lugar que me fue tan querido: sus ferias artesanales, sus puestos de ventas de globos y pelotas, su construcción y sus bustos antiguos que atraen al paseante hacia la historia y su presente; los bancos en los que alguna vez esperé a alguien ansiosamente, o simplemente leí un libro esperando que los faroles se encendieran. A veces la magia tiene el tamaño y el olor de una plaza que se ha dejado de visitar.
Elizabeth G.
Tu valoración: 5 Santiago de Chile, Chile
La plaza ha sido un paisaje habitual en mi vida, porque ahí iba cuando niña a jugar o pasear con mis papás, porque ese era el gran panorama, aunque no hubiera nada entretenido que hacer, San Bernardo era demasiado tranquilo y hasta aburrido a veces, pero era otra época en la que sentarse a tomar aire puro y ver cómo pasaba la gente era habitual. Por aquí también pasaba a diario cuando iba a la escuela y más tarde al liceo, era un punto de encuentro con mis compañeros, amigos y algún pololo. Y hasta ahora lo es, porque en pleno centro ahora están todas las grandes tiendas y malls que antes sólo existían en Santiago. En la plaza siempre han habido carritos de golosinas, globos, maníes, algodones de azúcar, y ahora sopaipillas y completos. También se instalan ferias artesanales y algunos puestos permanentes, que desaparecerán pronto por la remodelación que realizarán en este espacio, aunque los locatarios han hecho una campaña para que esto no suceda. Las piletas y las estatuas son características de la plaza, al igual que la pérgola y otro monumento en que antes había una campana, donde todos los niños nos subíamos a tocarla. En ese mismo lugar ahora arriendan unos carritos para que tus hijos den una vuelta por este espacio lleno de historia y nostalgia.