Colegio de Arquitectos de Chile A.G.

Ay Kul ! ¡Otro edificio bello a la ciudad!
Este es otro de los edificios de Luciano Kulczewski. Imagínense, si es el colegio de arquitectos, lleno de arquitectos ¡Y a él le encargaron construirlo! Sin embargo, no siempre tuvo esa función. Hubo de hecho una transformación, pues eran 2 cosas que se unieron para que quedara como un sólo edificio.
Si lo miran desde el frontis, pareciera que fuera simétrico. Pero no, no lo es.
Como es uno de Kulczewski, no guarda sólo un estilo arquitectónico, sino que mezcla varios, aunque destaca el Art Nouveau. Tiene vitrales maravillosos y flores, que corresponden a otros estilos, sin embargo logra una unión armónica y maravillosa que si, nos alejamos de los rayados de afuera, se transforma en una obra de arte digna de visitar por dentro como de admirar por fuera. De hecho, si se mira de más lejos, se pueden ver las balaustradas que hay arriba.

Por la forma en la que sus muros están rayados (sí señores, hay un diferencia entre graffitis y rayados) nunca nos podríamos imaginar que este edificio: uno es monumento nacional y dos que es el Colegio de Arquitectos de Chile. En casa de herrero; cuchillo de palo dicen por allí…
Bueno, la cosa es que Martín Figueroa encargó la construcción de esta excelsa casota a Luciano Kulczewski en 1920. En 1974, cuando ésta se encontraba al borde del derrumbe, pasó a manos del Colegio de Arquitectos de Chile y comenzó a ser intervenida y acondicionada para su nueva misión.
Es muy visitada en el día nacional del patrimonio y los que vivimos en la capital le tenemos un especial aprecio por la belleza de sus formas. Puede ser que un díà la vemos libre de esos «tags» indecentes, partamos de que el arte callejero es bonito, sobre todo cuando respeta las paredes en las que se va a posar.