Después de que nos ofrecieran, subidos en el taxi todavía y desde la misma calle, todo tipo de estupefacientes (Bairro Alto, nunca me cansaré de ti); llegamos a Sinal Vermelho, previa reserva a una hora prudente. Hacía una noche estupenda, así que fui a por el camarero y le expliqué, en mi rudimentario…