Imposible no darle cinco estrellas a este lugar. Comencé a ir hace alrededor de 9 años, cuando mi maestro Manolo daba clases de danza afrocubana aquí. Mis domingos eran magníficos: bailábamos hasta no poder más, bebíamos uno de los deliciosos jugos que hay afuera del salón y después desayunábamos algo en el…