Nada sorprendente. Y miren que la comida brasileña lo amerita, por supuesto! El restaurante, en sí, lo elegimos por su apariencia: un salón colorido, divertido, con música alegre (algunos días tienen toquín en vivo), una iluminación interesante… Vaya, toda la pinta de valer la pena, pero no! Tampoco digo que…